COMBATE BINACIONAL estéril contra el TRÁFICO de ARMAS: Expertos

Y aunque es un tema urgente para México, éste no es un tema que se tenga contemplado tocar en el encuentro, el presidente López Obrador ha insistido que el diálogo versará principalmente en el T-.MEC

Imagen: Internet

La semana pasada, el crimen organizado intentó asesinar al jefe de la policía de Ciudad de México con cinco fusiles de asalto Barret 50, un lanzagranadas y 34 armas largas. Las autoridades mexicanas confiscaron este armamento militar, ilegal en México, a apenas tres kilómetros de la casa del embajador de EE UU, el más que probable país de origen de todo ese arsenal: siete de cada 10 armas provienen del otro lado de la frontera. El combate contra el tráfico de armas es uno de los temas subrayados en rojo por el Gobierno mexicano en la reunión de este miércoles entre Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, tras una lucha estéril durante al menos las últimas dos décadas. Más de 200.000 armas de fuego, según estimaciones oficiales, ingresan cada año ilegalmente a México.

  • “La lucha contra el tráfico nunca ha sido el eje central de las relaciones bilaterales, como sí ha sido el control de las drogas en los tiempos recientes”, apunta Lisa Sánchez, directora de México Unido contra la Delincuencia. La conversación sobre el contrabando de armas por los 3.169 kilómetros de frontera ha sido tradicionalmente una de las patas laterales en las negociaciones diplomáticas. Desde la Alianza para la Frontera de 2002, cuando se establecieron controles tecnológicos para detección de artículos de contrabando, hasta la iniciativa Fronteras Seguras firmada por George Bush en 2005. Los resultados han sido escasos. Y el panorama empeoró a partir de 2006, cuando el Gobierno de Felipe Calderón sacó a los militares a la calle para enfrentar al crimen organizado y el eje de negociaciones pasó a centrarse en la crisis del narcotráfico. EE UU es el gran mercado de las drogas que llegan de México.

Existe un consenso entre los especialistas sobre el momento exacto en el que drogas y armas se fundieron en un problema letal: el levantamiento en EE UU de la prohibición de comprar armas de asalto en 2004 por parte del Gobierno de Bush. “Estas son las armas que busca el crimen organizado y a la vez, las que utilizan también las fuerzas de seguridad en la nueva estrategia militar. El resultado ha sido más armas y más violencia”, señala John Lindsay-Poland, coordinador de la organización Stop US Arms to México. Según datos oficiales mexicanos se estima que en la última década entraron ilícitamente a México 2,5 millones de armas. En el mismo periodo, se han incrementado en 122% los aseguramientos de armas de asalto —principalmente semiautomáticas—, mientras los de armas pequeñas y ligeras crecieron un 9%.

  • El marco binacional para el nuevo escenario en materia de seguridad —el saldo de la llamada guerra contra las drogas en México es de al menos 121.000 homicidios con armas de fuego y casi 40.000 desaparecidos— fue aprobado por el congreso estadounidense en 2007. La Iniciativa Mérida es un mecanismo aún vigente de cooperación, cuyos objetivos centrales fueron transferencia de tecnología, equipo y capacitación en materia de seguridad. “Es un plan de asistencia”, añade Lindsay, “pero el hecho es que paralelamente las ventas legales de armamento a México también crecieron”.
  • Según datos de la oficina del censo de EE UU, las exportaciones de armamento a México fueron escalando año a año. En 2009 se registra la subida más acusada, al multiplicar por tres la cifra anterior y marcar un pico de más de 45 millones de dólares. Otro efecto colateral del aumento del flujo legal de armamento ha sido el trasvase de armas de las fuerzas de seguridad al crimen organizado. Desde 2006, el número de armas catalogadas como perdidas asciende a 20.000 según los datos recabados por las asociaciones civiles.

El Gobierno de López Obrador ha redoblado los intentos para atajar el problema. En noviembre del año pasado, tras relajar la tensión diplomática cumpliendo con la imposición de EE UU de reducir el número de migrantes que entran a México con destino al norte, el canciller Marcelo Ebrard contraatacó con una propuesta en materia de tráfico de armas. Más controles fronterizos y un plan conjunto para compartir información destinado a elaborar mes a mes un informe detallado sobre al trasiego de armas.

  • Las autoridades mexicanas tienen identificados seis puntos fronterizos donde más se concentra el trasiego. Así como los patrones de entrada. El llamado flujo hormiga: “Son principalmente mexicanos que viven en la frontera (50%) y, en menor grado, estadounidenses y centroamericanos, quienes reciben de organizaciones criminales desde 100 dólares por un paquete de 50 balas, hasta 2.000 dólares por un rifle automático”, señala un informe reciente de la cancillería.
  • Más del 41% de las armas involucradas en crímenes en México proviene de Texas, seguido por California (19%) y Arizona (15%). Las armas cruzan la frontera en vehículos (46%), con una minoría de ingresos peatonales (4%) y solo 1% por aire. El plan de Ebrard también incluía la recuperación del dispositivo llamado Segunda frontera, eliminado en 2013 por Enrique Peña Nieto y que supone controles adicionales a través de retenes a los pocos kilómetros de haber entrado en territorio mexicano.

Más allá del refuerzo fronterizo, los analistas consideran que el balón está en el tejado estadounidense. “El tema de los controles a las armas es muy delicado y cuenta con un lobby muy fuerte, la Asociación Nacional del Rifle, que para la campaña de Trump donó 30 millones de dólares”, apunta Eugenio Weigend, director del programa de armas del Center for American Progress en Washington. Las recomendaciones, en todo caso, pasan por volver a prohibir la venta de armas de asalto, y la exigencia de una revisión de antecedentes en todos los puntos de venta.

De esta manera se evitaría el comercio de los llamados “compradores paja”, que acceden legalmente a un arma en una armería que sí cuenta con controles, pero que después lo vuelven a vender en ferias de armas o gunshows, donde el comercio a terceros no está supervisado ni cuenta con controles. En este tipo de eventos, cualquiera puede comprar, por ejemplo, los fusiles Barret 50, capaces de derribar un helicóptero y que fueron utilizados la semana pasada para atentar contra el jefe de la policía en la capital mexicana.

En el debe mexicano, no existe en el país una sistematización sobre la compra, venta, resguardo, pérdida o robo de armas. La institución competente a todo lo relativo con armamento es la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), lo que complica el acceso a información. “Existen muchas lagunas y discrepancias cuando se solicita una información. Deben mejorar la transparencia”, apunta Lindsay. Tampoco son públicos los datos que se envían a EE UU de armas incautadas en México. Weigend propone incluso “crear una agencia independiente como en Estados Unidos y no que todo el control se concentre en el Ejército”. Una autoridad similar a la Agencia de Control de Bebidas Alcohólicas, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).

Tráfico de armas, tema sin contemplar en el encuentro AMLO-Trump

En el operativo fallido para cumplimentar una orden de captura y extradición contra el hijo de Ovidio Guzmán Loera y en el atentado al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, el crimen organizado mostró su capacidad de fuego.

Un fusil Barrett calibre .50, capaz de derribar un helicóptero, fusiles de asalto AK47 y AR-15, bazucas, ametralladoras SAW 5.5 o granadas de 47 milímetros, son parte del armamento en manos de grupos delincuenciales y que está estrictamente correlacionado con el aumento de la violencia de México.

Y aunque es un tema urgente para México, éste no es un tema que se tenga contemplado tocar en el encuentro que el presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá este miércoles con su homólogo, Donald Trump.

  • Expertos consultados consideran que, en el primer encuentro presencial entre ambos mandatarios, el tema de tráfico de armas debería ponerse sobre la mesa, porque sin la voluntad de Estados Unidos, seguirá ingresando legal e ilegalmente armamento de alto poder por la frontera norte de México. Sin embargo, el presidente López Obrador ha insistido que en su viaje, el diálogo versará principalmente en la celebración de la entrada en vigor del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, se calcula que cada año ingresan ilegalmente más de 200,000 armas a México, de las que el 70% proceden de Estados Unidos; mientras que el otro 30% son traídas desde países europeos. Del armamento que ingresa por la frontera norte de México, se tienen identificados cuatro puntos:

  • Tijuana- San Diego
  • El Paso- Ciudad Juárez
  • Laredo – Nuevo Laredo
  • McAllen – Reynosa
  • Brownsville-Matamoros

El ingreso ilegal de armas a México ha impactado fuertemente en la violencia. Tan solo en 24 años, han muerto intencionalmente más de 275,000 personas por arma de fuego.

El crimen organizado ha demostrado en varios episodios su capacidad de fuego. El 1 de mayo de 2015, el Cártel Jalisco Nueva Generación derribó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, para lo que utilizó un RPG-7, un lanzacohetes de fabricación rusa y que fue fabricado para destruir tanques.

En el operativo de Culiacán en octubre pasado, el Cártel de Sinaloa, también se pudieron ver armas de alto poder como Browning M2 calibre .50, un rifle Barret .50, una gran cantidad de fusiles de asalto AR-15, AK-47 y armas cortas de 9mm, armamento similar al utilizado en el ataque al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.

Para intentar frenar el ingreso ilegal de armas, que contribuye a que el crimen organizado mexicano sea cada vez más violento, el gobierno de México y el de Estados Unidos lanzaron en diciembre pasado el Operativo “Frozen” y crearon un grupo contra el tráfico de armas del Grupo de Alto Nivel de Seguridad, ello luego de que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y el de Seguridad, Alfonso Durazo, solicitaron a Estados Unidos trabajar conjuntamente tras el operativo fallido en contra el hijo de El Chapo, en el que el crimen mostró su capacidad de fuego.

A seis meses de la puesta en marcha, aún el gobierno federal no ha presentado un reporte para saber los avances de «Frozen» y si la pandemia detuvo los encuentros quincenales que se habían propuesto entre ambos grupos para sellar las fronteras.

  • La respuesta del actual gobierno federal para decomisar armas ha venido en descenso. Mientras en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la Fiscalía General de la República y las Fuerzas Armadas incautaron 270,168 armas, en promedio 1,876 al mes, con Andrés Manuel López Obrador se decomisan alrededor de 754 por mes.
  • El profesor del Colegio de la Frontera Norte, Carlos Andrés Sumano, aseguró que, aunque se cuenta con la tecnología para detectar el ingreso de armas, no se tiene la capacidad para detener el trasiego de armamento.

El académico, cuenta que en 2019 le tocó cruzar la frontera entre México y Estados Unidos unas 300 veces, de las que solo una vez le tocó una revisión en buscaban armas ilegales.

Entiendo que no se puede revisar a todo mundo, pero tampoco se está utilizando la tecnología disponible por la cantidad de gente que atraviesa la frontera”. Carlos Andrés Sumano, profesor del colegio de la Frontera Norte.
Sin embargo, no todo se le atribuye a la falta de uso de la tecnología, de acuerdo con el investigador, gran parte de los inspectores fronterizos no se sienten seguros de realizar su trabajo. “Si el secretario de seguridad de la ciudad de México no está seguro, mucho menos ellos”.

También llamó la atención en que los esfuerzos de los gobiernos de ambos países se concentran en cruces legales, sin embargo, hay otro territorio controlado por el crimen organizado, por donde a diario pasan armas.

No incomodar al anfitrión

Para el presidente del presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, José Antonio Orteaga, en la visita del presidente López Obrador a Estados Unidos debería abordarse el tema del tráfico de armas ilegales, porque el ingreso de este armamento ha empoderado al crimen organizado.

Hay dos factores que están incidiendo en la gravísima violencia que tenemos en el país, y uno es el tráfico de armas que está a todo lo que da porque no hay control ni del lado de Estados Unidos ni del lado mexicano y la falta de voluntad política del poder ejecutivo federal para enfrentar a las milicias privadas de los grupos criminales que son las que utilizan este armamento pesado”. José Anotnio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.

  • Con él coincidió, Carlos Andrés Sumano, pues dijo que el tráfico ilegal de armas ha impactado fuertemente en la violencia en México, sin embargo, consideró que el mandatario mexicano no lo tocará porque quiere mantener la mejor relación con Donald Trump.
  • “Le preocupa mucho la reacción que pueda tener el presidente, no va a hacer ni decir nada que lo pueda provocar, entonces no va a tratar el tema, aunque debería de ser tratado, es un tema fundamental”, destacó.

Un día antes de partir a Washington, el presidente López Obrador dijo que el tema de armas es un asunto permanente en la agenda binacional y no aclaró si sería tema del encuentro.

“Se trata eso en la relación bilateral constantemente (…) se le está siguiendo la pista a esas armas para ver quiénes son los que las están vendiendo en Estados Unidos”, destacó.

El eterno pendiente

Pero el tema del tráfico de armas de alto poder no es nuevo, por lo menos se remonta a 2004, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush eliminó la prohibición para vender fusiles de asalto y armas semiautomáticas.

“El incremento de armas de Estados Unidos hacia México y la presencia de armas de cada vez más alto poder en manos del crimen organizado empieza a partir a partir de que Bush decide no renovar la prohibición de venta de armas de asalto que se había mantenido durante la gestión de Clinton”, comentó Carlos Andrés Sumano.

De esto tomaron nota los grupos del crimen organizado, y cuando en México se declaró la guerra a los cárteles, se incrementó la demanda de armamento, cada vez de más alto poder.

  • Fue justo en 2006 cuando en el entonces gobierno de Felipe Calderón, puso en marcha el operativo “Rápido y Furioso”, en el que se introdujeron más de 2,000 armas de Estados Unidos hacia México con chip para rastrearlas y poder identificar a los responsables del tráfico de armas que presumiblemente llegarían a manos de narcotraficantes.

El hoy expresidente Felipe Calderón ha negado que su gobierno haya dado autorización para el ingreso de esas armas. Por ello, el presidente López envió una nota diplomática al gobierno de Estados Unidos para solicitar información del operativo “Rápido y Furioso”.

“Estamos ante un caso delicadísimo porque se está reconociendo de que hubo una intromisión ilegal, violatoria de nuestra soberanía por un gobierno extranjero, en el caso de que no existiera o existiese cooperación. Entonces, si ya sabemos esto de parte del expresidente (Felipe Calderón), pues vamos a mandar una nota diplomática al gobierno de Estados Unidos. Queremos informe sobre este caso, que informe el Departamento de Justicia”, dijo el mandatario federal en mayo pasado.

López Obrador ha defendido que en su administración no se han hecho tratos en lo oscurito para permitir el ingreso de armas, sin embargo, en su primera reunión frente a frente con Donald Trump, dejará pasar la oportunidad para abordar ese trasiego que empodera cada vez más a la delincuencia organizada y que ha generado que en su primeros meses de gobierno sumen ya más de 31,000 los muertos por arma de fuego, más la mitad de los homicidios dolosos en lo que va de su administración./Agencias-PUNTOporPUNTO

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