“Es un ECOCIDIO“, construcción de la REFINERÍA en DOS BOCAS, TABASCO; expertos ven COLAPSO AMBIENTAL

Primero fue la devastación de más de 131 hectáreas de manglares y selva baja cuando inició en 2019. Ahora, los pobladores de la región observan en silencio la depredación ambiental que ha dejado a su paso la construcción de la Refinería Olmeca de Dos Bocas.

Los cangrejos azules viven en madrigueras que excavan en la tierra para protegerse de depredadores, pero cuando en septiembre de 2018 las retroexcavadoras conocidas como mano de chango y los tractores de oruga entraron ilegalmente a su hábitat, una zona de manglar, para desmontar el terreno y construir la refinería Olmeca de Dos Bocas, los cangrejos quedaron sepultados.

“Fue un ecocidio”, dice Santana Osorio Pérez, un ambientalista dedicado a la conservación del cangrejo azul en Paraíso,Tabasco.

  • Hace 10 años, don Santana y su familia notaron que cada vez eran menos frecuentes las manchas azules de cangrejos que tapizaban las carreteras en sus corridas rumbo al mar. Se dieron cuenta de que estos animales, con los que habían convivido desde que eran niños, estaban amenazados por la captura desmedida para comercialización y consumo los 365 días del año. Y por las construcciones industriales, que están destruyendo su hábitat, la zona de manglar, donde cumplen su ciclo de reproducción.

En una reunión familiar, él y su sobrino Élder Osorio Santos decidieron dedicarse a la conservación de esta especie, constituirse en una sociedad cooperativa llamada “El inicio del triunfo” y crear el Santuario del Cangrejo Azul en 12 hectáreas de terreno en Puerto Ceiba. Hoy tienen 164 mil ejemplares. También se dedican al rescate del manglar.

A estos terrenos llegaron hace 40 años, cuando los indemnizaron porque sus tierras fueron expropiadas para construir el Puerto de Dos Bocas, operado por Pemex, que se encuentra a un lado de los terrenos donde se construye la nueva refinería Olmeca.

  • El pasado 1 de julio, en el cuarto aniversario de su triunfo electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador ­inauguró la primera fase de la refinería, que está sobre un cementerio de cangrejos. A dos años y 11 meses del inicio de las obras, está listo el complejo de oficinas administrativas, 17 plantas de proceso y 90 tanques de almacenamiento. Comenzó así el periodo de prueba de seis meses. La refinería comenzará a operar en 2023, según el gobierno.
  • La construcción de la refinería, sobre bosques de manglar, a orillas del Río Seco, cambió la ruta del cangrejo azul para cumplir su ciclo reproductivo, cuenta Élder. “El río los conecta al Golfo de México, cuando el cangrejo hace su migración para desovar en el mar. Ahorita con la refinería se modifica esa área y está teniendo un impacto en la población del cangrejo”.

Muchos cangrejos, igual que otras especies, emigraron hacia las comunidades cercanas y las colonias laterales a Dos Bocas, como la Lázaro Cárdenas, conocida como La Petrolera.

  • Las y los vecinos encontraron en sus patios todo tipo de animales: tigrillos, mapaches, culebras, tortugas y cangrejos, cuando comenzó la deforestación de la selva y la zona del manglar, un microhábitat de muchas especies, conocidos como pulmones del planeta porque tienen la capacidad de capturar grandes cantidades de dióxido de carbono.

“Había cangrejos aquí en la casa, aparecían cangrejitos. Tenemos unas iguanas que hicieron un nido y ya se reprodujeron aquí. Salen a tomar el sol”, cuenta Agustín López Buendía, vecino de la colonia La Petrolera, quien es delegado local de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo.

Pobladores de Paraíso temen por colapso ecológico

Primero fue la devastación de más de 131 hectáreas de manglares y selva baja cuando inició en 2019. Ahora, los pobladores de la región observan en silencio la depredación ambiental que ha dejado a su paso la construcción de la Refinería Olmeca de Dos Bocas. El que es considerado el punto turístico de mayor afluencia en Tabasco vive hoy en la zozobra por la contaminación de ríos, lagunas, afluentes, playas, dunas, palmares y acahuales.

  • Los derrames petroleros que ocurren con frecuencia en las plataformas de Pemex, frente a las costas de Dos Bocas, en el Golfo de México, así como la dispersión de “lava” (petróleo crudo) que expulsan las chimeneas de la planta antigua, cuando se apaga alguno de los tres mecheros por problemas técnicos, tienen a la zona al borde del colapso ecológico. “Todo esto ya se nota desde que inició la construcción de la refinería y sin duda se va a agravar cuando esté en funcionamiento”, dice Gerardo, poblador de la zona.

Gerardo, poblador de la zona, ofrece recorridos en lancha en el Río Seco y en la Laguna Mecoacán, ya sea a turistas o a los propios lugareños donde se asienta la planta refinadora.

Narra que desde que inició la construcción de la megaobra del presidente Andrés Manuel López Obrador, el 1 de agosto de 2019, han emigrado del lugar manatíes, aves, tortugas, mantarrayas, reptiles y distintas especies de peces debido a la intensa actividad en la zona.

En la isla Andrés García, a unos 500 metros de la refinería Olmeca, viven 139 personas que dicen tener “la playa más bonita de Tabasco”, aunque continuamente ellos y pobladores de otras comunidades tienen que limpiar la nata negra de petróleo que se acumula a las orillas de ríos y lagunas, por los derrames de hidrocarburos en instalaciones de Pemex.

  • Doña Graciela dice que el asunto es que ni Petróleos Mexicanos, ni los gobiernos federal y estatal, tanto de la Cuatroté como los anteriores, se responsabilizan de los daños causados por estos accidentes.
  • “Ni se responsabilizan, ni dan indemnizaciones por los derrames de petróleo. Nunca han dado la cara. Nosotros somos los que tenemos que limpiar, porque vivimos del turismo, de la pesca, del río y de la laguna. Así ha sido siempre”.
  • El daño ambiental detonó con la construcción, hace dos años, de un oleoducto submarino que va de la antigua planta petrolera de Dos Bocas a los municipios del sur de Tabaco, limítrofes con Campeche.

Los pobladores comentan que ahora también tienen que lidiar con más derrames y fugas por las fallas de este ducto.

Los impactos se extienden en zonas aledañas. Lo que antes era el corredor turístico de Paraíso, es decir, el boulevard de ingreso al municipio, antes estaba abarrotado de negocios de comida, artesanías, artículos para pesca o de playa, pero también de árboles y áreas verdes.

Ahora lo que predominan son los comercios para la venta de material de construcción, cementeras, renta de equipo de seguridad industrial y overoles./Agencias-PUNTOporPUNTO

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