IMPARABLE el «tráfico de ARMAS HORMIGA” en la frontera NORTE; sólo hay DECOMISOS OCASIONALES

Bajo el mandato de Salvador Cienfuegos Zepeda en el sexenio de Enrique Peña Nieto, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) resultó un buen aliado de la industria global del armamento

Un reciente informe de las Naciones Unidas muestra que los traficantes transportan armas de Estados Unidos a México en pequeñas cantidades, incluso una sola arma por vez, en contravía con las tendencias globales de tráfico de armamento.

  • En su nuevo informe anual sobre tráfico global de armas de fuego, la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (ONUDD) señaló que los datos de decomisos de 2016 a 2017 indican que el flujo de armas de fuego en la frontera mexicano-estadounidense “parece presentarse en lotes individuales de menor tamaño que el patrón global general”.

En todo el mundo, los decomisos excepcionalmente grandes —que se definen como decomisos de 18 o más armas— representan cerca de la mitad del total incautado en las fronteras. Sin embargo, en la frontera entre México y Estados Unidos, las incautaciones inferiores a seis armas constituyen entre el 60 y el 70 por ciento del total. El de mayor tamaño fue de una de 60 armas, mientas que los demás fueron de menos de 20, y casi la mitad comprendían una sola arma.

Este movimiento de armamento en cargamentos constantes y pequeños se conoce como “tráfico hormiga”. Aunque los contrabandistas parecen no tener relación con grupos criminales, la gran escala del tráfico hormiga entre Estados Unidos y México y la evidencia de que muchas veces las armas se adquieren de un proveedor centralizado, pero luego se dispersan para su transporte, indican que hay participación de grupos mexicanos de crimen organizado.

Un análisis de los comunicados de prensa de la Patrulla de Aduanas y Fronteras (CBP) de Estados Unidos entre los meses de mayo y julio indican que los decomisos de una a dos armas de fuego fueron comunes, principalmente en los puntos de ingreso y salida de Yuma, Arizona y Del Río, Texas.

ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME

El flujo constante de pequeños cargamentos de armas adquiridas en Estados Unidos hacia México es resultado de diversos factores, incluida la facilidad de adquisición de armas de fuego en los estados del sur y el movimiento masivo de vehículos por la frontera.

  • Según Eugenio Weigend Vargas, director asociado para la Prevención de Violencia Armada en el Centro para el Mejoramiento de la Vida de los Estadounidenses (Center for American Progress), la condición de la frontera mexicano-estadounidense como centro de tráfico facilita que los traficantes escondan cantidades pequeñas de armas en vehículos que se dirigen hacia el sur.

“Es muy fácil cruzar de Estados Unidos a México sin tener que responder preguntas, en ocasiones incluso sin mostrar un pasaporte”, declaró Weigend Vargas en diálogo con InSight Crime.

Además de eso, las tiendas de armas son muy numerosas en el suroeste estadounidense. Existen más de siete mil distribuidores de armas con licencia federal sólo en Texas, frente a uno en todo México.

“En otros lugares el mundo en los que no hay ese tipo de vendedores al por menor, los grupos armados se ven obligados a recurrir a los mercados negros, donde es más probable que los vendedores hagan transacciones por cantidades mayores”, anotó John Lindsay-Poland, coordinador del proyecto No más armas estadounidenses hacia México (Stop US Arms to Mexico), en intercambio con InSight Crime, y agregó que las leyes y la cultura de Estados Unidos hacen del “tráfico hormiga el método más viable para conseguir estas armas”.

Los grupos criminales de México muchas veces obtienen estas armas mediante “compras por parte de terceros”, personas sin antecedentes penales reclutadas para comprar las armas.

  • Una investigación del Houston Chronicle, de agosto de 2020, rastreó 27 armas usadas en un tiroteo del Cártel de Coahuila hasta el sur de Texas. Allí, las autoridades descubrieron que un comprador reclutado había comprado 156 armas en la misma tienda de armas en un lapso de seis meses. Por lotes, este vendió las armas a los traficantes, quienes las pasaron ilegalmente por la frontera y las revendieron a los carteles con un margen de ganancia del 300 por ciento.

Según el Centro para el Mejoramiento de la Vida de los Estadounidenses, los estados fronterizos también han presentado un incremento del robo de armas de tiendas con licencia.

  • En el último tiempo, el tráfico fronterizo diario en la frontera entre México y Estados Unidos se ha ralentizado por causa de la pandemia del coronavirus, lo que tendría un efecto moderador temporal en el movimiento transfronterizo de armas. Al mismo tiempo, en el primer semestre de 2020, ha habido un incremento repentino de los robos a mano armada, suicidios con arma de fuego y delitos perpetrados con armas.

“Se observan los problemas que suelen estar asociados con mayores volúmenes de compras de armas en Estados Unidos”, comentó Weigend Vargas a InSight Crime. “Así que hay razones para creer que el tráfico de armas aumentará”.

México: Eldorado para la industria de la muerte

Bajo el mandato de Salvador Cienfuegos Zepeda en el sexenio de Enrique Peña Nieto, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) resultó un buen aliado de la industria global del armamento: importó y vendió 110 mil 696 armas de fuego a las policías estatales y locales en todo el país, incluso a las corporaciones responsablesf de violaciones graves a derechos humanos, como las involucradas en la desaparecieron forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

  • Las organizaciones criminales no se quedaron con los brazos cruzados: cada hora, ingresaron a México una treintena de armas de fuego por la frontera con Estados Unidos –un total de entre 2.2 y 3 millones de armas en los últimos 10 años–, y además recuperaron parte de las más de 15 mil armas que diversas autoridades mexicanas reportaron como “robadas” o “extraviadas” en los últimos 15 años.

Entre enero de 2015 y octubre de 2020, por lo menos 114 mil 143 personas murieron por arma de fuego en México, y otras 60 mil 743 fueron heridas de bala, de acuerdo con las estadísticas reportadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Siete de cada diez personas asesinadas en el país lo son por arma de fuego.

Mientras destroza existencias y atrapa México en una espiral del horror desde hace más 14 años, la “guerra contra el narcotráfico” que declaró el expresidente Felipe Calderón Hinojosa genera grandes negocios para las transnacionales del armamento de Estados Unidos, Europa e Israel, las cuales surten a los actores de la violencia con armas cada vez más potentes y sofisticadas, y miles de toneladas de municiones que las alimentan.

Tan sólo FN Herstal, la principal empresa de la industria del armamento de Bélgica –es propiedad del gobierno de Valonia–, vendió por 102 millones de euros de armas a México desde 2008, entre ellos 50 millones de euros en los últimos cinco años.

  • Las decenas de cargamentos que envió incluyeron 4 mil 197 ametralladoras Minimi y 748 ametralladoras de calibre .5 modelo M2HB. Uno de sus productos, el FN Five-seveN, es usado tanto por las fuerzas de seguridad como por los grupos criminales, que lo apodaron “el matapolicías”.

Tanto la Sedena como las empresas distribuyeron armas a sabiendas que las policías que las usarían tenían historiales de violaciones a derechos humanos y colusión con grupos del crimen organizado, según halló esta investigación, publicada en el marco del Proyecto Cartel, un proyecto realizado por 60 periodistas de 25 medios en 18 países del mundo, incluyendo Proceso, y coordinado por Forbidden Stories.

  • En México, el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, al menos 86 periodistas fueron asesinados por arma de fuego en los últimos 20 años; en esta lista funesta figuran Miroslava Breach Velducea (Chihuahua), Javier Valdez Cárdenas (Sinaloa) o, recientemente, Jesús Alfonso Piñuelas (Sonora), Arturo Alba Medina (Chihuahua) o Israel Vázquez, en Salamanca (Guanajuato).

Al menos dos periodistas, José Armando Rodríguez Carreón y Jaime Guadalupe González Domínguez, asesinados en 2008 y 2013 en los municipios chihuahuenses de Ciudad Juaŕez y Ojinaga, respectivamente, murieron por armas de fabricación europea.

Israel Vázquez fue asesinado el pasado 9 de noviembre pasado; estaba a punto de realizar un enlace en vivo para informar sobre el hallazgo de restos humanos en el bulevar Villa Salamanca. Las autoridades estatales detuvieron a presuntos sicarios y decomisaron varias armas, entre ellas rifles fabricados por empresas de Estados Unidos, Israel, Turquía y Alemania.

Control de la Sedena

En México, la Sedena tiene el control absoluto del comercio legal de armas en el país: es la única instancia facultada para producir, importar y tener un registro de las armas; también es la única que puede venderlas a corporaciones policacas, empresas privadas e individuos; y tiene un monopolio sobre la entrega de permisos.

“Ninguna otra nación del mundo concentra tanta autoridad para la adquisición, la distribución y el control de armas en una sola institución militar”, planteó el informe Comercio Letal, publicado hoy por un grupo de organizaciones mexicanas e internacionales y compartido de manera exclusiva a Forbidden Stories.

La Sedena tiene la obligación de informar a las empresas de armamento sobre el destino de cada arma; para ello, elabora un documento llamado Certificado de Usuario Final. La organización Stop US Arms to Mexico –que aboga por el cese del tráfico de armas entre Estados Unidos y México– analizó 9 mil recibos y certificados de usuario final elaborados por la Sedena.

  • Determinó que, a menudo, la dependencia no cumple con sus obligaciones: de las 205 mil 340 armas compradas a empresas europeas entre 2008 y 2018, la Sedena solo entregó 44 mil 293 certificados, es decir, menos de una cuarta parte. Así, la Sedena no entregó un solo certificado sobre las 28 mil 156 pistolas Beretta que vendió a distintas policías entre 2014 y 2018, y ellos a pesar de que la empresa italiana envió material a Sinaloa, Jalisco y Guerrero.
  • Y no solo esto: John Lindsay Poland, el director de Stop US Arms to Mexico, dice a Forbidden Stories la Sedena plantea “sistemáticamente” que el arma estará destinada al ejército, “incluso cuando estas armas terminarán en manos de policías locales y estatales”, entre ellos los estados de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas o Chihuahua, que tienen restricciones para conseguir armas en varios países.

“La detención de Cienfuegos, junto con otra evidencia que tenemos, sugiere que la corrupción en el comercio de armas en México es sistémica”, estima el experto, en referencia al arresto del general, ocurrido en octubre pasado en Los Ángeles, por cargos de narcotráfico y lavado de dinero que le imputaba la fiscalía, con información de la DEA.

Tras un intenso e inédito cabildeo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la fiscalía estadunidense abandonó los cargos y mandó al militar de regreso a México, en libertad. Según la DEA, Cienfuegos trabajaba de la mano con una célula del cártel de los Beltrán Leyva en Nayarit, bajo el apodo de “El Padrino”.

Carrera armamentista

A pesar de que México cuenta con uno de los marcos legales más estrictos en el mundo en materia de armas, y que solo existe una tienda en todo el país –cerca del cuartel general de la Sedena–, el país es un actor central en el negocio multimillonario de la venta de armas, y por lo tanto una fuente de ingresos para las transnacionales del armamento.

La “guerra contra el narcotráfico” desencadenó una carrera armamentista desenfrenada en México, en la que participan organizaciones criminales y fuerzas de seguridad, estas últimas con el apoyo financiero de Estados Unidos, a través de la Iniciativa Mérida.

En esta carrera, todas las partes han acumulado una enorme cantidad de armas, cada vez más poderosas y sofisticadas. Así, el gobierno mexicano compró por cerca de 123 millones de dólares de armas a empresas de Estados Unidos entre 2015 y 2017, mientras que compañías del armamento establecidas en Europa e Israel enviaron más de 238 mil armas a las policías estatales y municipales de México entre 2006 y 2018.

Según la organización Stop US Arms to Mexico, entre 2006 y 2018 Beretta vendió 108 mil armas a México –por más de 50 millones de dólares–, Glock (Austria) otras 68 mil, IWI (Israel) más de 24 mil, Colt (Estados Unidos) mandó más de 21 mil y Heckler & Koch más de 19 mil.

  • En abril 2020, la empresa alemana Sig Sauer mandó un lote de 50 mil pistolas –ensambladas en su fábrica de Estados Unidos– para la Guardia Nacional, el cuerpo de seguridad que creó el gobierno de la llamada Cuarta Transformación; en marzo de 2015, la misma empresa recibió luz verde del gobierno de Estados Unidos para exportar por 266 millones de dólares de armas a México, destinada a la Secretaría de Marina (Semar) hasta febrero de 2024.

Los grupos mexicanos también construyeron imponentes arsenales, principalmente mediante la compra de armas en Estados Unidos –cuyo mercado está “muy militarizado y muy permisivo”, deplora Lindsay– y su tráfico hormiga a México y, en ocasiones, con el robo de armas a fuerzas de seguridad mexicanas.

Con el paso de los años, se hicieron con armamento militar de muy alto poder de fuego, y se hicieron expertos en transformar las armas semiautomáticas en automáticas, incrementando así su poder letal.

  • Aparte de las armas tipo AK –los famosos “cuernos de chivo”– o AR-15 estadunidenses, los grupos criminales utilizan rifles automáticos y semiautomáticos más variados: así, durante el contraataque que lanzaron integrantes del Cártel de Sinaloa el 17 de octubre de 2019 para frustrar la detención de Ovidio Guzmán, se observó una ametralladora belga FN Herstal, un lanzacohetes antiblindados M72 LAW de Estados Unidos, unos rifles de modelo AK fabricados en Rumania, así como pistolas de Beretta, marca italiana, y Glock, de Austria.

Otro: durante el atentado perpetrado por 28 sicarios –presuntamente bajo instrucciones del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)– contra Omar García Harfush en el corazón de la Ciudad de México, se usaron armas de grueso calibre de distintos orígenes, entre ellos un FN SCAR 17 belga.

Los grupos criminales no uniformados no tienen el monopolio de la violencia. El 26 de septiembre de 2014, la policía municipal de Iguala, involucrada en la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, tenía 73 rifles de asalto de la marca italiana Beretta y 37 rifles G36 alemanes; la Israel Weapons Industries (IWI) vendió armas a la policía estatal de Veracruz mientras operaba grupos de tipo “escuadrón de la muerte” involucrados en la ejecución extrajudicial de al menos 15 jóvenes.

La incesante militarización del país sigue abriendo apetitos: en la última década, Reino Unido multiplicó por seis sus licencias de exportación de armas –de 58 en 2008 a 350 en 2017– y el gobierno británico incluyó a México en su lista de “países prioritarios para las exportaciones de armas”.

  • Las autoridades mexicanas han decomisado 166 mil 401 armas de fuego entre 2010 y 2020 y, según el anexo estadístico del Segundo Informe de Gobierno –del que viene del dato–, se observó un desplome constante en el número de armas aseguradas durante ese periodo: de 40 mil 406 aseguramientos en 2011, cayó a apenas 7 mil 532 en 2019.

La enorme mayoría de las 2 a 3 millones de rifles y pistolas ingresados ilegalmente en México en la última década sigue en circulación. Siete de cada diez armas que circulan de manera clandestina en México provienen de Estados Unidos, y el 30% restante eran de empresas de otros países, principalmente Bélgica, Italia, Alemania, Austria, Rusia, Rumania e Israel.

  • El informe Comercio Letal muestra cómo las empresas europeas exportaron su material bélico en México, a sabiendas –por los certificados de usuario final– que terminaría en las manos de policías municipales responsables de graves violaciones a los derechos humanos, a veces en contubernio con grupos del crimen organizado.
  • Casos de crímenes perpetrados por fuerzas de seguridad pululan en la historia reciente de México. El informe cita algunos: la policía municipal de Allende, en Coahuila, que dejó los sicarios de Los Zetas desaparecer a 300 personas del municipio durante cinco días; la policía Estatal de Veracruz que participó en la desaparición forzada de 202 personas durante la administración de Javier Duarte de Ochoa; o las 148 medidas cautelares de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hacia la Sedena y la Semar.

“El involucramiento de fuerzas estatales en violaciones serias a los derechos humanos y la colusión entre policías y funcionarios con el crimen organizado, hacen de las exportaciones de armas de Europa e Israel a México un tema extremadamente problemático, no sólo desde una perspectiva ética, sino legal”, sentenció el informe.

Sin embargo, existen pocos precedentes de casos en los que hubo penales para actores de la industria del armamento de Europa.

Uno de ellos fue la condena de dos exempleados de la empresa alemana Heckler & Koch, tras determinar que la mitad de los 9 mil 652 rifles de asalto de modelo G36 que exportó a México entre 2006 y 2009 terminaron en manos de policías de Guerrero, Jalisco, Chiapas y Chihuahua, en infracción con las leyes de exportación, que prohíben el envío de armas a estas entidades, por el riesgo de que las podrían usar en violaciones a derechos humanos./Agencias-PUNTOporPUNTO

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