Transición abrupta entre EL NIÑO y LA NIÑA enciende ALERTAS a NACIONES de AMÉRICA LATINA

El Niño y La Niña tienen efectos en los vientos alisios, que son corrientes de aire fijas que convergen hacia el ecuador. Su inclinación puede ser hacia el nordeste o al sudeste, según el hemisferio. Son los responsables de mover las masas superficiales del océano que se calientan de forma natural con el sol.

El paso del fenómeno El Niño, que está ahora en su fase final, a La Niña será de manera abrupta, lo que resta tiempo a las especies y las poblaciones para recuperarse de un evento climático al otro, por lo que los países de América Latina deben estar en alerta, dijeron el jueves expertos de la región.

Si bien la región aún se recupera del impacto del fenómeno El Niño, actualmente en retirada, ya se prepara para un fenómeno La Niña que podría presentarse en los próximos meses con oscilaciones en los patrones de lluvias y sequías y una temporada fuerte de huracanes, dijeron expertos en un panel organizado por la oficina regional de la FAO.

  • En la charla llamada «Preparándonos para La Niña, avances y desafíos para medir su impacto en sistemas agroalimentarios», los expertos coincidieron en que las épocas de transición entre los dos fenómenos que se daban en otras décadas ya no se están produciendo y eso recorta los tiempos para que las comunidades afectadas se recuperen y se preparen.
  • Lo vimos en marzo, hace un año salimos de una Niña y en marzo ya teníamos unas señales de Niño. Ahora estamos nuevamente en marzo y abril con señales de Niña. No nos hemos podido recuperar del impacto del fenómeno y pasamos al opuesto rápidamente», dijo Yolanda González, directora del Centro Internacional de Investigación para el Fenómeno El Niño (CIIFEN).

La especialista señaló que con un planeta cálido y con anomalías en la temperatura tanto del océano como en la atmósfera, estamos recibiendo el cambio a «neutralidad y la preparación de la Niña con un planeta muy anómalo en temperaturas».

«Esto nos da una llamada de atención a todos a estar en alerta significativa y máxima ante estos cambios», apuntó. El Niño es independiente al cambio climático, pero los expertos han observado modificaciones en la forma en que el fenómeno se está presentando como, por ejemplo, una agudización de lluvias, olas de calor y períodos de sequía, según explicó el equipo técnico de la FAO.

  • Las transiciones rápidas entre El Niño y La Niña se pueden correlacionar también con el cambio climático, aunque la ciencia no permita todavía establecer causalidades de forma inequívoca, añadieron.
  • El Niño-Oscilación Sur (ENOS) hace referencia a variaciones en las temperaturas del océano Pacífico, que consta de dos patrones o episodios opuestos, El Niño (fase cálida) y La Niña (fase fría) que duran entre nueve y 12 meses, y se dan cada dos a siete años, aunque no tienen un calendario regular.

Los patrones de El Niño y La Niña tienen consecuencias en distintas partes del planeta y en América Latina han impactado en la producción de cultivos clave como trigo, arroz, maíz provocando efectos en la economía de los países, altamente dependientes de las materias primas.

«Si tuviéramos un plazo más largo hacia un período de transición normal (…) deberíamos tener una respuesta ecológica relativamente esperada (…) pero este cambio abrupto probablemente genera un mayor estresor y desde ese punto de vista tenemos una incerteza de cómo van a responder los sistemas ecológicos», dijo Jaime Letelier, jefe de Oceanografía del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) del Gobierno de Chile.

  • En el panel también participaron Juan Tribín Rivera, especialista de la FAO en Colombia; María Vera Máximo, de Acción contra el Hambre; Deborah Daniels-Williams, del Ministerio de Agricultura, Forestería, Pesca y Transformación Rural en San Vicente y las Granadinas; y Marion Khamis, especialista en Gestión del Riesgo y Resiliencia de FAO para América Latina.

«Los cambios abruptos que están teniendo que enfrentar las especies y el hecho de que ahora se estén casi superponiendo estos ciclos disminuye finalmente la capacidad de resiliencia para adaptarse a estos cambios, entonces estamos ante un escenario que implica un enorme desafío», dijo Khamis.

El impacto de El Niño en América Latina

“Las condiciones de El Niño se han desarrollado en el Pacífico tropical por primera vez en siete años”, avisó la Organización Meteorológica Mundial. Ese fenómeno generará un probable aumento de las temperaturas globales. Expertos de las Naciones Unidas en diferentes disciplinas también alertaron cuáles pueden ser los impactos de El Niño en América, con inundaciones y sequías.

El Niño es un fenómeno natural que consiste en el aumento de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial. Tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo, y puede -indirectamente- afectar la salud humana.

Al activarse El Niño, podría haber una aumento de las lluvias y tormentas en algunas zonas del sur de Sudamérica y el sur de Estados Unidos.

Pero también el mismo fenómeno podría provocar sequías en otras zonas. Los expertos de la Organización Meteorológica Mundial pronosticaron que podrían producirse sequías en Centroamérica y en el norte de Sudamérica.

Durante el verano boreal, las aguas cálidas de El Niño pueden alimentar huracanes en el centro y el este del océano Pacífico. En cambio, que podrían dificultar la formación de huracanes en la cuenca atlántica.

  • El representante regional de la Organización Meteorológica Mundial, Julio Báez Benítez, dijo días atrás en un conversatorio virtual sobre el problema: “El Niño ya está instalado y tiene consecuencias en toda América Latina y el Caribe, con mayor intensidad en algunas regiones que otras. Anticiparse a sus potenciales impactos es lo mejor que se puede hacer”.

Otros expertos que forman parte de agencias de Naciones Unidas detallaron cuáles podrían ser algunos de los impactos en la región. Rodney Martínez Güingla, representante de la Organización Meteorológica Mundial en América Central y del Norte, contó que las conexiones entre el fenómeno y los diferentes eventos típicos que se producen en cada región del mundo generalmente durante dos años.

  • Pero subrayó las particularidades de El Niño en 2023. “Este fenómeno de El Niño está en un contexto especial”, afirmó Martínez Güingla. El primero, en base a una recopilación de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica es de los Estados Unidos desde 1965, es que “este Niño se está desarrollando en un contexto del clima más cálido que el planeta haya experimentado en su historia”.
  • Por otro lado, las condiciones actuales muestran un calentamiento en las aguas del Pacífico Occidental cerca de las costas de Colombia y Perú. “Vamos a tener una señal de calentamiento adicional en todo el continente. Es decir, el incremento en el contenido de calor es altamente probable en buena parte del continente y no solo en el océano Pacífico”, dijo.

Para julio, agosto y septiembre, en base a diferentes modelos, se empezarán a ver impactos significativos en déficit de lluvias en América Central, parte del Caribe, y norte de Sudamérica. Mientras que habría más lluvias en países como la zona central de Chile, y el sur de Brasil y Uruguay.

Dentro de 6 meses, según Martínez Güingla, se pronostica que habrá un “aumento sostenido de la temperatura” del aire en gran parte del continente y más consistencias de los patrones de lluvias asociados con El Niño.

Esto implicaría más lluvias en Ecuador, sur de Colombia y norte de Perú, y más déficit de lluvias en otras partes de América del Sur y América Central.

  • El especialista remarcó que en América Latina y el Caribe “tenemos condiciones de vulnerabilidad que han crecido en estas décadas”.
  • Así se refirió a que se pone mucho énfasis en la respuesta inmediata a los problemas, pero se ha avanzado poco en la legislación y las políticas que permitan la “gestión proactiva del riesgo” para que la sociedad se prepare ante los potenciales impactos de El Niño.

“Las condiciones de El Niño están presentes y se espera que se fortalezcan los próximos meses. La magnitud es aún incierta, pero no puede ser subestimada”, sostuvo Martínez Güingla, que forma parte de Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN).

“Los gobiernos nacionales y locales tienen tiempo para planificar, prevenir y responder adecuadamente. Ya tenemos suficientes lecciones aprendidas con El Niño. No se pueden repetir las malas prácticas”, subrayó el experto en el conversatorio.

  • En América Central, se podrían producir reducción de cosechas y aumentar los precios de los alimentos, según la representante de la Organización Mundial de Alimentación (FAO). En Colombia y Venezuela, podrían reducirse las lluvias y afectar la producción de maíz y arroz. Ecuador y Perú tendrían más lluvias y podrían aumentar el riesgo de hongos en cultivos y enfermedades en los animales. En Bolivia, se podría afectar cultivos como el de maíz.

Desde la Agencia de Coordinación de Asuntos Humanitarios (conocida como OCHA), Shelley Cheatham, comentó que “El Niño no es un fenómeno nuevo. Lo hemos vivido varias veces y hay una multitud de lecciones aprendidas. Las ciencias han avanzado y pueden ahora predecirlo con mayor certidumbre y a sus impactos sobre comunidades y personas. Tenemos la responsabilidad de actuar en base a las lecciones aprendidas y los avances científicos. Tenemos que actuar más temprano sobre la base de las ciencias y las lecciones aprendidas para mitigar los impactos”.

Las dudas que deja El Niño

Los recientes récords mensuales de altas temperaturas a nivel global han llevado a algunos científicos a temer que el mundo pueda estar entrando en una nueva fase aún más rápida del cambio climático.

  • Los expertos creen que los meses posteriores al final de El Niño ofrecerán una indicación más precisa de si las altas temperaturas recientes se deben o no a esta aceleración del calentamiento global.
  • Cada pocos años, la llegada de El Niño provoca importantes cambios en el clima en muchas partes del mundo.

La generalización de aguas más calientes que suben a la superficie frente a las costas de Perú se relaciona con el aumento de sequías e inundaciones en diferentes partes del mundo.

El nombre completo de este patrón es El Niño-Oscilación del Sur o ENOS. Está marcado por tres fases diferentes: El Niño cálido, condiciones neutras y su etapa opuesta, un período más frío llamado La Niña.

El fenómeno de El Niño que ahora concluye se inició en junio de 2023 y alcanzó su punto máximo en diciembre. El agua más caliente en el Pacífico ayudó a elevar a nuevos máximos las temperaturas promedio del planeta y este marzo se batió el récord mensual por décimo mes consecutivo.

Los efectos de La Niña

Pero ahora -y quizás más rápido de lo que se esperaba- El Niño llega a su fin.

La pregunta clave es qué sucederá después, y los científicos están divididos sobre cómo responderla.

Investigadores estadounidenses afirmaron recientemente que había un 60% de posibilidades de que La Niña se desarrolle entre junio y agosto, y un 85% de que esto suceda hasta el otoño boreal.

  • Los expertos de la Oficina Australiana de Meteorología creen que este tipo de predicciones deben formularse con cautela y esperan que las condiciones neutrales duren al menos hasta julio.

«Como nunca antes se habían visto las actuales condiciones oceánicas globales, las predicciones basadas en eventos pasados sobre cómo se podría desarrollar el ENOS en 2024 pueden no ser fiables», indicaron en un comunicado.

Según los investigadores, que se forme o no La Niña es algo de gran importancia.

  • Este fenómeno puede tener un significativo impacto en la formación de tormentas y huracanes y algunos expertos predicen que su llegada presagiaría una temporada de huracanes muy activa en el Atlántico.
  • El efecto de enfriamiento de La Niña también puede desacelerar ligeramente el ritmo del calentamiento global.

Esto podría indicar que las temperaturas récord experimentadas el año pasado no son la evidencia de que el mundo haya entrado en una fase de calentamiento más rápida.

¿Por qué se forman El Niño y La Niña?

Los científicos no están seguros de qué es exactamente lo que inicia el proceso. Pero, de vez en cuando, las condiciones de presión del aire cambian sobre el Pacífico ecuatorial, afectando los vientos alisios del sureste – de las regiones intertropicales- que normalmente soplan de este a oeste.

Algunos barajan que la rotación de la Tierra pueda afectar al movimiento de esos vientos, que actúan sobre la superficie del agua oceánica.

Aunque se sabe que el viento es el detonante, hay distintas teorías sobre por qué ese viento se altera, entre ellas la que sostiene que las variaciones en la actividad solar provocan calentamientos diferentes en el planeta y, a su vez, presiones diferentes.

Sea como fuere, durante El Niño los vientos alisios se debilitan, de manera que se mueve menos agua hacia el oeste, por lo que la parte central y oriental del Pacífico se calientan más de lo habitual.

A veces viene después un enfriamiento muy brusco y se convierte en La Niña, aunque también puede haber Niñas cuando no hay Niño, según los expertos. Durante La Niña los vientos se fortalecen, por lo que la masa de agua calentada por el sol es empujada hacia el oeste.

Mientras tanto, en el Pacífico oriental, se eleva agua fría y profunda para reemplazar la caliente.

  • El Niño no tiene un período fijo: suele durar entre 9 y 12 meses y su intensidad también puede variar. El desarrollo de este fenómeno suele ser monitoreado por centros meteorológicos internacionales que utilizan modelos climáticos y observaciones satelitales para predecir su aparición y potenciales impactos.

De la misma manera, La Niña no sigue un calendario fijo y su frecuencia e intensidad pueden variar.

Los eventos de La Niña pueden durar de 9 meses a 3 años, y su predicción también depende de observaciones climáticas y modelos meteorológicos avanzados.

Los científicos continúan estudiando ambos fenómenos para mejorar las predicciones y entender mejor su impacto en el cambio climático global.

El fenómeno de La Niña podría surgir durante la segunda mitad de 2024

El Centro de Predicción Climática del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos (NWS, por sus siglas en inglés) pronosticó que el fenómeno de La Niña podría surgir durante la segunda mitad de 2024. La proyección está basada en la fuerte intensidad de El Niño en curso, cuyos efectos devastadores lo colocan en la inusual categoría de “El súper Niño”.

  • El 4 de junio del año pasado, la Organización Mundial Meteorológica declaró el inicio de este último patrón meteorológico, caracterizado por producir un aumento de las temperaturas de la superficie oceánica en el Pacífico oriental y central. Los datos históricos sugieren que cuando este acontecimiento se presenta con una fuerza excepcional, tal como ocurrió esta vez, es secundado por La Niña en un 60% de los casos.

El NWS emitió una alerta esta semana. Advirtió que los efectos de La Niña podrían iniciar durante el verano boreal, pero lo más probable es que el cambio meteorológico sea en otoño. De acuerdo con sus estimaciones existe un 55% de posibilidades de que se desarrolle entre junio y agosto. Entrega un 77% de probabilidades para que esto ocurra entre septiembre y noviembre.

El Niño y La Niña tienen efectos en los vientos alisios, que son corrientes de aire fijas que convergen hacia el ecuador. Su inclinación puede ser hacia el nordeste o al sudeste, según el hemisferio. Son los responsables de mover las masas superficiales del océano que se calientan de forma natural con el sol.

En un evento de La Niña, los vientos alisios se fortalecen para llevar más agua tibia hacía el oeste, y en el Pacífico oeste las aguas profundas y frías se elevan para reemplazarla. En El Niño, las corrientes de aire fijas se debilitan. Menos agua se mueve hacia el oeste y las aguas del Pacífico central y este se calientan por encima de sus registros habituales.

Los cambios en la circulación atmosférica pueden provocar cambios en el clima de varias partes del mundo derivado de la resultante corriente de chorro (jet stream). En El Niño estos vientos de gran altitud corren hacia el sur. La variación ocasiona fenómenos meteorológicos extremos como incendios forestales, ciclones tropicales de gran potencia y sequías prolongadas en regiones como Asia, Australia, el subcontinente indio, algunas partes de África y Sudamérica. En regiones como el sur de Estados Unidos se presentan mayores precipitaciones.

Las consecuencia en Latinoamérica

La Niña se manifiesta de dos formas en América Latina. En regiones de Colombia, Ecuador y el norte de Brasil, su paso deja lluvias intensas que derivan en grandes inundaciones. Para territorios como Perú, Bolivia, Argentina, Chile y el sur de Brasil, el efecto es contrario, con altas temperaturas y sequías.

  • La estación del año influye. De acuerdo con el sitio especializado en meteorología Meteored, con la presencia de La Niña, el clima en gran parte de México será más seco y caluroso durante la primavera, con posibles lluvias eventuales en el noroeste, occidente y centro. En el verano, se “potencializa la inestabilidad en las ondas tropicales hacia situaciones más lluviosas, además de que éstas pueden evolucionar fácil y recurrentemente a ciclones tropicales”.

Las modificaciones climáticas afectarán a los procesos de cultivo de diferentes vegetales, frutas y semillas. Los analistas anticipan que la producción de trigo y maíz en Estados Unidos, y de soja y maíz en América Latina, se verá alterada, por lo que se espera un aumento de precio en dichas materias primas./Agencias-PUNTOporPUNTO

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