FMI recorta CRECIMIENTO para AMÉRICA LATINA

También recortó su pronóstico de crecimiento para México en 7 décimas de punto respecto a su previsión de abril

La dinámica se ha convertido en casi un ritual: la economía latinoamericana empieza el año con previsiones de crecimiento más o menos robustas y, a medida que avanzan los meses, va perdiendo fuelle. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado este martes severamente su pronóstico de crecimiento para América Latina y el Caribe en plena desaceleración global: la región cerrará este año con un avance del 0,6%, muy lejos de lo que cabría esperar para un bloque emergente y de la proyección del propio fondo hace tres meses, cuando auguraba que la expansión rondaría el 1,4%. Una rebaja que el propio Fondo califica de “considerable” y que no ayudará a la consecución de otros objetivos como la reducción de la pobreza o la informalidad, ambos estrechamente dependientes de una evolución positiva de la economía. Para 2020 las noticias son algo mejores, aunque también peores de lo que se esperaba hasta ahora: de cumplirse la proyección, Latinoamérica crecerá un 2,3%, una décima menos de lo pronosticado en abril.

El FMI va más allá de los fríos números y constata con palabras contundentes la rebaja de su proyección para la región, el bloque donde más cae el crecimiento respecto a las proyecciones de primavera. “En América Latina la actividad se ralentizó notablemente al inicio del año en varias economías”, subrayan los técnicos de su institución al tiempo que hablan de cuestiones “idiosicráticas”. El 0,6% es una cifra débil incluso si se compara con los dos ejercicios anteriores, en los que la mayoría de organismos internacionales y casas de análisis coincidían en tildar de decepcionante: 1,2% y 1% en 2017 y 2018, respectivamente. Y se queda muy atrás respecto al resto de bloques en vías de desarrollo, que este año crecerán de media un 4,1% liderados, como viene siendo una constante, por Asia.

El organismo comandado por Christine Lagarde —que dejará Washington por Fráncfort, para ponerse al frente del Banco Central Europeo (BCE), a finales de octubre— se detiene sobre varios países de la región, pero solo hace análisis individuales de las dos mayores economías latinoamericanas: Brasil y México. En el primer caso, la proyección es un jarro de agua fría sobre los hombros de su presidente, Jair Bolsonaro, que se enfrenta con la primera revisión a la baja desde que está en el poder. La corrección no es menor: la economía brasileña, según los técnicos del Fondo, cerrará este año con un magro crecimiento del 0,8%, frente al 2,1% que pronosticaba en abril, la rebaja más severa de todos los países analizados. Solo el año que viene el gigante latinoamericano podrá presumir de una expansión económica por encima 2%: del 2,4%. El documento del FMI contiene extractos que dolerán, y mucho, en Brasilia: el prestamista de última instancia a escala global achaca la rebaja en sus previsiones a un sentimiento económico “considerablemente debilitado” como “reflejo de la incertidumbre persistente sobre la aprobación de la reforma de pensiones y de otros cambios estructurales”.

Recorta a 0.9% expectativa de PIB para México

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su pronóstico de crecimiento para México en 7 décimas de punto respecto a su previsión de abril, ahora estima que la expansión de la economía mexicana este año será de 0.9 por ciento. De acertar con su estimación, la actividad económica registrará la menor expansión económica en 10 años.

En la actualización de Expectativas Económicas Mundiales del FMI, el diagnóstico para México incorpora el impacto de “la incertidumbre en torno a las políticas públicas y el futuro del comercio, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos del endeudamiento que podrían seguir creciendo tras la reciente rebaja de la calificación soberana”.

Escenario que resulta de una inversión que sigue siendo débil; del consumo privado que sentenciaron los expertos de la institución dirigidos por Gita Gopinath, consejera económica del organismo.

La tasa de crecimiento estimada por el FMI en 0.9% es inferior a 1.6% que previó en abril; queda muy lejos de 2.1% estimado en enero y deja atrás el punto medio del rango estimado y revisado de crecimiento de la Secretaría de Hacienda.

Para el año entrante, el segundo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador anticipan un crecimiento de 1.9%, tasa similar a la prevista en abril que, sin embargo, está debajo de 2.2% previsto en enero.

Comercio, otro riesgo

En el documento explican que las medidas de política tanto en el plano multilateral como nacional son cruciales para afianzar el crecimiento.

“Las necesidades apremiantes consisten en reducir las tensiones comerciales y tecnológicas y despejar sin demora la incertidumbre en torno a los acuerdos comerciales (entre ellos, el acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea así como la zona de libre comercio conformada por Canadá, México y Estados Unidos”.

Precisa que “los países no deben recurrir a los aranceles para influir en la balanza comercial bilateral ni como remplazo del diálogo con el fin de presionar a otros a efectuar reformas”.

Refieren que en mayo se amplió el alcance de las tensiones “ante la amenaza de Estados Unidos de aplicar aranceles a las importaciones de México si este país no adoptaba medidas para frenar las migraciones transfronterizas”.

Enfatizaron que “si bien las tensiones se atenuaron en junio, el logro de acuerdos duraderos que resuelvan las diferencias sigue dependiendo de negociaciones que podrían ser prolongadas y complejas”./EL PAÍS-EL ECONOMISTA-PUNTOporPUNTO

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