Una noche de viernes, un camión que transportaba equipo de sonido de la legendaria banda de cumbia Los Ángeles Azules fue detenido en la autopista México-Puebla. Los supuestos policías del retén eran en realidad ladrones, y al ver la valiosa carga sacaron sus armas y se llevaron el botín.
- El conductor y otro acompañante fueron abandonados al costado del camino, ilesos salvo por daño auditivo causado por un disparo de advertencia. La banda dio a conocer el incidente del 9 de mayo en redes sociales y el tema fue mencionado días después en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ordenó a la Guardia Nacional investigar el caso.
Este hecho generó gran atención por la fama del grupo, pero cientos de incidentes similares ocurren cada semana en las carreteras mexicanas —alrededor de un intento de robo cada 50 minutos—, convirtiendo las principales arterias comerciales del país en verdaderos campos minados. Y a diferencia de Los Ángeles Azules, cuyo equipo con valor de 8 millones de pesos fue recuperado, la mayoría de las víctimas carga con las pérdidas sin esperanza de justicia o recuperación.
Los intentos de robo aumentaron más de un tercio en los primeros dos meses de 2025 comparado con el año anterior, según Héctor Romero, presidente de Círculo Logístico, un grupo industrial que representa a 25 empresas de transporte, seguridad privada y logística. Los robos de carga superaron los 24 mil casos en 2024, un incremento de alrededor de 16 por ciento frente al año anterior, de acuerdo con datos de la consultora de riesgo en transporte Overhaul. Si bien en números absolutos México está por debajo de Estados Unidos y Europa, en términos de proporción entre robos y actividad económica, México es el peor del mundo.
Transportar carga en la segunda economía más grande de América Latina se ha vuelto “un problema muy significativo que ha roto de una forma importante todas nuestras cadenas de suministro”, dijo Romero. En Brasil, la economía más grande de la región, los incidentes no crecen al mismo ritmo que en México, según muestran los datos.
El aumento de la delincuencia en las carreteras es apenas una arista de la profunda crisis de seguridad que enfrenta Sheinbaum en México. Aunque su gobierno presume decomisos récord de drogas, destrucción de laboratorios clandestinos y reducción de homicidios, el robo de carga se ha salido de control.
Los asaltos adoptan muchas formas. Desde retenes falsos hasta ponchallantas o abordar a mano armada a los conductores que se detienen a tomar un café, los delincuentes se aprovechan de los relativamente escasos recursos con los que cuenta el Gobierno mexicano para combatir el problema. “Es crimen a la antigua”, dijo Troy Ryley, presidente en México de Echo Global Logistics, con sede en Chicago. “En Estados Unidos, estamos viendo muchos más robos de carga mediante fraude. Se está convirtiendo en la tendencia y en la forma más sofisticada de robar carga”, añade. “En México, hay armas de fuego y secuestros”.
Las razones detrás del alza en robos son muchas.
Con el constante crecimiento de las exportaciones de México, hay más cosas que robar, a menudo de mayor valor. El país está inundado de armas, muchas de las cuales entran ilegalmente desde Estados Unidos. Y los responsables rara vez son capturados y castigados. Algunos expertos afirman que la decisión del predecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, de eliminar a la Policía Federal en favor de la creación de la Guardia Nacional empeoró la situación.
La demanda también es un factor determinante. “Hay un mercado negro para todo”, explicó Romero. Los ladrones se llevan de todo, desde leche en polvo para bebés hasta ropa, productos electrónicos y piezas de automóviles, pasando por cigarrillos, alcohol y productos frescos. Según las estimaciones del Círculo Logístico, las pérdidas económicas por el robo de mercancías superan los 7 mil millones de pesos (368 millones de dólares) al año. Esa cifra incluye el valor de la mercancía robada, los daños o la pérdida de vehículos, el impacto en la cadena de suministro y los costos operativos de las empresas.
Además del costo económico, la situación también está pasando factura a los transportistas, que trabajan en condiciones cada vez más insostenibles. El sector ya se enfrenta a una escasez de 70 mil conductores en todo el país, según Romero, y contratar personal en las condiciones actuales no es tarea fácil.
‘Los números no dan’
Omar García Harfuch tiene uno de los trabajos más complicados en México. Sheinbaum lo nombró responsable de seguridad nacional tras haberle confiado una posición similar cuando era jefa de Gobierno en la capital.
Ambos asumieron sus cargos en un momento especialmente violento. López Obrador, mentor de Sheinbaum, tenía una estrategia de seguridad mayoritariamente pasiva, conocida como “abrazos, no balazos”. México registró casi 200 mil homicidios durante su sexenio, la cifra más alta en la historia moderna del país.
- Sheinbaum ha dado a García Harfuch un amplio mandato, permitiendo que las fuerzas de inteligencia bajo su control formen parte de la estrategia nacional contra el crimen. Le ha delegado funciones que antes habrían recaído en los fiscales y lo ha convertido en una figura destacada en las negociaciones con Estados Unidos.
- Después de reducir los homicidios, una de sus prioridades es combatir el robo de carga. Más del 80 por ciento de los robos ocurren en Estado de México, Puebla, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí y Veracruz, según datos gubernamentales recientes. Esta región central alberga importantes corredores industriales y logísticos, así como innumerables grupos delictivos, dada su cercanía con la capital.
La estrategia de García Harfuch para las carreteras ha consistido, principalmente, en aumentar la presencia de policías y de la Guardia Nacional en los lugares más vulnerables. También está trabajando para mejorar la comunicación entre las fuerzas estatales y federales con el fin de reducir los tiempos de respuesta.
Es un buen comienzo, dijo Romero, pero probablemente no sea suficiente. “Tengo un profundo respeto por lo que actualmente está haciendo García Harfuch”, afirmó, “sin embargo, no da, los números no dan”.
La Guardia Nacional, por ejemplo, tiene 150 mil elementos. Se encarga de proteger las playas y la frontera sur, entre otras tareas. “Tienes 800 mil kilómetros de carreteras federales y estatales”, dijo Romero. “Es muy complejo”. Las oficinas de Sheinbaum y García Harfuch no respondieron a una solicitud de comentario.
Las fuerzas de seguridad están muy dispersas en muchos casos. “Si te das cuenta, ahorita en el tramo, no hay ninguna Guardia Nacional”, dijo Darío Luviano, un conductor de 51 años de Manzanillo, mientras descansaba descalzo en su camión cerca de una gasolinera en el Estado de México. Muchas veces, añadió, los camiones son rastreados desde el momento en que cargan. “Hay mucha mafia desde el mismo puerto”, dice, “Desde el puerto que hayas salido, ya saben qué carga traes”.
Las empresas han acabado aceptando que una parte de sus envíos será robada. Desde que Sheinbaum asumió el cargo, se han incrementado los controles en carreteras para detectar drogas, según Jordan Dewart, presidente en México de Redwood Logistics, con sede en Chicago, que supervisa miles de envíos transfronterizos cada año. Pero no han logrado reducir significativamente el robo de mercancías.
“Incluso cuando atrapan a los malos, por así decirlo, no los detienen por mucho tiempo”, dijo. “Todo se reduce a la corrupción. No creo que se pueda considerar el robo de carga en México como un fenómeno aislado. Es síntoma de algo mucho más grande”.
Gran parte de lo robado forma parte de los 800 mil millones de dólares en mercancías que se transportan anualmente entre Estados Unidos y México bajo el modelo de libre comercio iniciado en la década de 1990, aunque los robos suelen ocurrir lejos de la frontera. Y a medida que las exportaciones a Estados Unidos han aumentado hasta alcanzar los 506 mil millones de dólares en 2024, frente a los 294 mil millones de hace una década, el problema no ha hecho más que agravarse.
Los datos oficiales también pueden ser engañosos en ocasiones. Las cifras gubernamentales se basan en investigaciones formales iniciadas a raíz de denuncias de robo presentadas por las partes afectadas. Pero eso no siempre ocurre, explicó Romero.
A veces, simplemente no vale la pena. Presentar una denuncia es caro y lleva tiempo, afirma, citando los 38 mil pesos que tuvo que pagar un cliente recientemente para llevar a cabo el proceso. Si el vehículo no ha sido robado, las autoridades a veces lo confiscan como parte de la investigación.
En ese caso, la empresa tiene que pagar la grúa. También existe el riesgo de sufrir extorsiones durante el proceso. Y luego están todos los días de trabajo perdidos. “Los números oficiales en denuncias van a la baja pero no porque haya bajado”, afirma el director del Círculo Logístico. “Simplemente, la gente no está denunciando”.
Discrepancias en seguros y salarios
Con casi 90 por ciento de las mercancías en México transportándose por tierra —ya sea en camión o tren— el robo de carga ha afectado prácticamente a todas las industrias. Entre los objetivos recientes se encuentran el ganado vivo, los teléfonos celulares, los tenis de lujo y el tequila. El destilado resulta especialmente atractivo para los delincuentes: un cargamento puede valer hasta 250 mil dólares, según Carlos Guzmán, director ejecutivo de GRT Transportation, con sede en Texas.
Guzmán, que supervisa una flota de camiones que también opera en México, dijo que dejó de ofrecer sus servicios en el centro del país y se enfoca solo en estados del norte. Ya no acepta envíos que involucren la autopista de Puebla y solo toma cargamentos de tequila una vez que han cruzado la frontera con Estados Unidos.
- Ciertos productos como aires acondicionados, refrigeradores y televisores son robados con tanta frecuencia que muchos transportistas simplemente los evitan. Las bandas también son cada vez más sofisticadas, según Ronald Greene, vicepresidente ejecutivo de riesgo e inteligencia en Overhaul.
“Los grupos criminales organizados que se dedican al robo de mercancías hacen su tarea”, dijo. “Se sientan afuera de las instalaciones para observar camiones. Intentan conseguir un informante que trabaje en un almacén”. Muchos recurren a las amenazas para obtener información, añade, y si acaban apoderándose de mercancías que no son atractivas para el robo, las abandonan de inmediato.
- El rastreo de carga es ahora muy tecnológico, ya que la mayoría de los camiones están equipados con sistemas de posicionamiento global y algunos incluso pueden apagar el motor a distancia. Pero eso no le gusta a los conductores, ya que les deja atrapados con quienquiera que intente robar los vehículos. Además, los criminales suelen utilizar inhibidores de señal, que son ilegales en México, o simplemente desconectan completamente el GPS.
- Las empresas de transporte de mercancías en México tampoco se hacen responsables si les roban la carga. Por ley, su responsabilidad es por alrededor de 2 mil dólares por una carga completa. En comparación, un envío nacional en Estados Unidos requeriría una cobertura de seguro de al menos 100 mil dólares. Aunque la mayoría de las firmas multinacionales que operan en México cuentan con algún tipo de seguro, menos del 5 por ciento de las mercancías enviadas a Estados Unidos están aseguradas por el importe total, según Reliance Partners, una aseguradora con sede en Tennessee.
- Las diferentes normas de seguro son una de las principales razones por las que los robos se han vuelto tan frecuentes en México, dijo Mark Vickers, director de logística internacional de Reliance. Por ello, recomienda a sus clientes que tomen precauciones en el país. “Les decimos que no transporten mercancías de noche. Les sugerimos que viajen en equipo, dos conductores en lugar de uno, para que nunca se detengan”, explica.
- Los escoltas de seguridad son otra opción, aunque son una señal evidente de que la carga es valiosa, añade Vickers. En última instancia, gran parte de la responsabilidad de proteger los envíos recae en los propios conductores que han empezado a compartir en redes sociales sobre accidentes y tramos de carretera con actividad sospechosa. Aunque los conductores no siempre son agredidos violentamente, el riesgo persiste.
Algunas empresas de transporte terminan involucradas en prácticas dudosas, a veces por necesidad.
Según los analistas de seguridad, las empresas pueden pagar a grupos del crimen organizado por el combustible robado o permitirles sustraer una parte de la mercancía a cambio de libre paso por el resto de las autopistas. Este tipo de acuerdos no se registran oficialmente.
“La parte más kosher, en compliance —es un gasto muy cuantificable— es la capacitación a los operadores”, afirma Rodrigo Villegas, director ejecutivo de la consultora de riesgos Suass Group, con sede en Ciudad de México. “Luego está lo que es más difícil de cuantificar, que son estos acuerdos que hacen extorsionando”.
Los transportistas afirman que también pueden ser objeto de sospechas injustas de participar en los asaltos. Algunos incluso son sometidos a pruebas con detectores de mentiras o incluidos en listas negras de empresas si han sido robados repetidamente.
“Vengo con Jesús en la boca”, afirma José Gerardo Macias, un camionero de 59 años en una parada de una carretera del Estado de México. Al igual que otros conductores en México, no cobra ni de lejos lo mismo que sus homólogos estadounidenses.
Según estimaciones del sector, el camionero promedio gana unos 600 dólares al mes, y los mejor pagados llegan a cobrar hasta mil 500 dólares. En Estados Unidos, sin embargo, los camioneros ganan entre 2 mil 800 y 5 mil 500 dólares, en condiciones de trabajo mucho mejores.
Mientras que muchos conductores en México aspiran a trasladar a sus familias a Estados Unidos, o al menos a encontrar un empleo que les permita cruzar la frontera, una generación más antigua de camioneros simplemente acepta la suerte de la carretera. “Es el oficio de uno”, afirma Macias, que recientemente temió que descubrieran y atacaran la carga de manzanas que transportaba debido a su aroma. “A muchos los han asaltado, les han quitado su camión. Da tristeza, pero vuelves a trabajar”, explica mientras se dirige a una gasolinera para comprar algo de comer. Pronto, añade, se pondrá en camino para recoger una carga de carnes frías./Agencias-PUNTOporPUNTO