Al menos 100 millones de personas en el mundo cruzaron la línea de pobreza extrema el año pasado a causa de la crisis sanitaria por Covid-19. La pandemia empujó a los más vulnerables a una situación en donde su ingreso diario es menor a 1.90 dólares —alrededor de 40 pesos—, lo que pone en crisis los objetivos de desarrollo sostenible de diversos países, según el último reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI).
- Una encuesta realizada por la empresa estadounidense Gallup a 300 mil personas de 117 países reveló que una de cada dos encuestados vio caer sus ingresos por la pandemia. Las cifras también apuntan a que la mitad de los participantes tuvo que dejar de trabajar en algún momento de la crisis sanitaria, lo que se puede traspolar a mil 700 millones de adultos en el mundo en esta condición.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que la pobreza en algunas regiones creció a niveles que no se habían registrado durante los últimos 30 años, lo que representa un retraso en los objetivos de desarrollo básico de estos lugares que ahora deberán equilibrar e invertir de forma agresiva en servicios de salud, educación e infraestructura a largo plazo.
- El último reporte del FMI sobre desarrollo sustentable remarca que, incluso antes de la pandemia por Covid-19, muchos países tenían problemas para cubrir los objetivos propuestos para 2030 en esta materia, pero que se mantenía un ritmo constante a nivel mundial que fue detenido abruptamente por la crisis sanitaria, por lo que será necesario revertir esa tendencia para ayudar a las naciones más golpeadas.
Estos países fueron seleccionados, ya que los datos del FMI demuestran que la pandemia por Covid-19 retrasó hasta por cinco años las metas de desarrollo sostenible en estos lugares, lo que obliga a un financiamiento extra cercano al 14% de su producto interno bruto (PIB) para recortar esta brecha.
La brecha económica de la pandemia
La pandemia de Covid-19 provocó que las mujeres de todo el mundo perdieran ingresos por 800 mil millones de dólares sólo en 2020, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que fueron analizados por Oxfam para un reporte enfocado en el impacto de la crisis sanitaria y la brecha de género.
- Gabriela Bucher, directora de este comité internacional, señaló que “la pandemia ha asestado un golpe contundente para las mujeres en el campo laboral” por lo que es necesario crear medidas para disminuir la desigualdad de género en el trabajo. Las cifras de Oxfam advierten que antes de la crisis, las mujeres y niñas se encontraban en una situación vulnerable, ya que ocupaban sectores precarios o mal pagados.
Las proyecciones indican que este año, 47 millones de mujeres y niñas serán empujadas a la pobreza extrema, es decir, que tendrán que vivir con menos de 40 pesos al día. En este sentido el Foro Económico Mundial (WEF) advirtió que el tiempo necesario para cerrar la brecha de género aumentó de 99 a 135 años, un aumento de 36 puntos en una sola generación.
En América Latina se eleva la pobreza
Con la pandemia de covid-19 se disparó la pobreza y la extrema pobreza en Latinoamérica.
Eso, a pesar de los paquetes de estímulo fiscal con que los gobiernos trataron de mitigar los efectos más devastadores de la crisis.
- En la mayoría de los casos, los gobiernos se endeudaron para inyectar fondos de emergencia en los sistemas de salud y entregar ayudas directas a las familias más vulnerables y a las empresas más afectadas por una recesión que hizo que la actividad económica cayera 7,7% en 2020.
La pobreza llegó a su nivel más alto en los últimos 12 años, afectando a un 33,7% de la población, es decir, uno de cada tres latinoamericanos lo está pasando muy mal.
Pero el mayor retroceso histórico ocurrió entre los «pobres extremos», aquellos que no pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
- La pobreza extrema alcanzó su mayor nivel en las últimas dos décadas: 12,5% de la población, según las proyecciones hechas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
Una estadística que quizás no dice mucho, pero que en la práctica es sinónimo de hambre.
Una de cada ocho personas se va a la cama con el estómago vacío. La mayoría no tiene agua potable, ni electricidad. Con suerte consigue un techo improvisado para cubrirse de la lluvia o el sol.
- Y uno de los efectos más graves de vivir con hambre está relacionado con las secuelas que deja a largo plazo, como el irreparable deterioro en el desarrollo cognitivo y físico de los niños.
Todo lo que se había avanzado en este siglo para disminuir la extrema pobreza se perdió durante la pandemia», le dice a BBC Mundo Alberto Arenas, director de la División de Desarrollo Social de la Cepal.
¿Dónde aumentó más la pobreza extrema?
El aumento de la pobreza extrema depende de la situación en la que se encontraba el país al momento en que llegó la pandemia, qué tan grave fue la situación de salud pública y de qué manera reaccionó el gobierno para enfrentar la crisis, señalan expertos.
- Los países de Latinoamérica donde más subió la extrema pobreza en 2020 son: México, Honduras y Ecuador, según las proyecciones hechas por la Cepal.
- En Honduras el aumento fue de 20% a 26,1%, mientras que en Ecuador subió de 7,6% a 12,8%.
«Hay una relación entre la extrema pobreza y las transferencias monetarias hechas por los gobiernos», dice Arenas, refiriéndose al dinero que el Estado le entrega directamente a las personas más vulnerables.
«Si no fuera por las transferencias monetarias los indicadores sociales serían mucho peores», apunta, agregando que es importante mantenerlas.
La paradoja de Brasil y Panamá
Los únicos países donde bajó la pobreza y la extrema pobreza son Brasil y Panamá
- Mientras en Brasil la extrema pobreza cayó de 5,5% a 1,4%, en Panamá registró una disminución de 6,6% a 6,4%.
A diferencia de lo que ocurrió en aquellos países donde las ayudas fiscales fueron menores -ya sea porque no tenían más posibilidades de endeudarse o porque el gobierno tomó la decisión de seguir una política más austera-, Brasil y Panamá focalizaron gran parte de sus desembolsos en los sectores de menores ingresos.
- Eso se explica, entre otras razones, porque en la región más de la mitad de los trabajadores son informales. Por lo tanto, para llegar a ellos, la manera más eficiente en esta emergencia, dicen los expertos, era optar por la política de entregarles dinero.
Paradójicamente en Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro tuvo por mucho tiempo una actitud negacionista frente a la pandemia, al final del día fue el gobierno que más recursos destinó a enfrentar la pandemia como porcentaje del PIB.
Una decisión aún más compleja si se considera que Brasil es el país con la mayor deuda pública de la región.
Los paquetes de estímulo fiscal
Las ayudas fiscales en Latinoamérica variaron sustancialmente de un país a otro. Los dos extremos fueron Brasil y México: mientras Brasil destinó cerca de un 8% de su PIB, México apenas gastó un 0,7%.
- Esos desembolsos incluyen gasto público y medidas de alivio tributario (que se consideran como ingresos no percibidos por el fisco en relación al pago de impuestos).
Este tipo de medidas fiscales representaron en promedio un 4,5% del PIB, considerando a las mayores economías de la región, le dice a BBC Mundo Jorge Roldos, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
- Aparte de esos recursos, explica Roldos, los países también gastaron cerca de un 3,5% del PIB en el financiamiento de créditos «blandos» y garantías, principalmente a pequeñas y medianas empresas (que suelen llamarse medidas de apoyo a través de instrumentos de liquidez).
En aquel escenario, la pobreza y la pobreza extrema se dispararon en medio de una profunda recesión económica, lo cual significa que los gobiernos recibieron menos ingresos y, al mismo tiempo, tuvieron más gastos.
El resultado ha sido un aumento de la deuda y del déficit fiscal, que probablemente se convertirán en uno de los mayores desafíos que enfrentarán los países de la región cuando acabe la emergencia./Agencias-PUNTOporPUNTO