La cerrazón de México ante la mariguana

Desde que inició el debate nacional en torno a las drogas, numerosas voces —entre las que me incluyo— creyeron que era muy probable la legalización de la mariguana para uso lúdico y médico, y que esto permitiría frenar en cierta medida su comercio ilegal.
Después de escuchar al presidente Enrique Peña Nieto en la Cumbre de las Drogas en Nueva York, queda claro que hay obstáculos en el primer círculo del mandatario que no permitirán de ninguna manera que la mariguana legal total sea una realidad en su sexenio.
Si bien el discurso presidencial fue progresista, no plasma al cien por ciento las conclusiones de los foros realizados desde inicios de este año, en los que se coincidió que es necesario legalizar el estupefaciente para terapias médicas y para consumidores en general.
Con la postura emitida por México en esa cumbre, se confirma que el principal impedimento para que avance la cannabis al mercado legal es el prejuicio del Presidente. Así es. No hay otra explicación. Es él quien ha frenado la apertura al consumo general de la mariguana, porque no quiere ese costo político a pesar de la tendencia mundial de legalización para comenzar a restarle poder al narco.
El presidente Peña Nieto pasará a la historia como un líder de poca visión en el tema, porque se niega a reconocer la experiencia positiva de otras naciones en las que circula la hierba como un producto más.
La mariguana es una costumbre ligada a la cultura, la religión y al arte en sus diferentes manifestaciones en toda sociedad y a lo largo de cientos de años. En su actuar, el gobierno mexicano no quiere ver casos como el de Uruguay, donde la regulación y la comercialización de esta droga no ha incidido en el aumento de consumo de sus habitantes.
Otros países o ciudades que la han legalizado total o parcialmente son Colombia, Argentina, Holanda, Portugal, Canadá, Barcelona en España, algunos estados de los Estados Unidos, Bélgica, Suiza y Jamaica.
Pero no todo está perdido, se aplaude que el titular del Ejecutivo haya reconocido que el manejo actual del tema no ha funcionado, que se necesita un nuevo enfoque que combata a los criminales y no criminalice a los consumidores, y que el esquema basado en el prohibicionismo, la llamada «guerra contra las drogas», no ha logrado inhibir la producción, el tráfico ni el consumo de sustancias. Reconoce el fracaso pues.
PARA EL REGISTRO Una jueza del Distrito Federal condenó a la periodista Sanjuana Martínez a pagar una indemnización a Jesús Ortega, militante del Partido de la Revolución Democrática, por daño moral provocado por la publicación de dos artículos en 2013. La periodista no pudo probar que el político era cliente de la prostitución y el sexo comercial, como lo escribió en los artículos Consumidores de Sexo Comercial e Infierno en el Cadillac: Sexo, Poder y Lágrimas. Ortega interpuso la denuncia por considerar que estos escritos dañaron su prestigio y la jueza le dio la razón. En la sentencia se solicita a la periodista publicar en el mismo medio el fallo judicial completo. Siempre interesantes y aleccionadoras estas discrepancias entre periodistas y políticos. Gracias.
 
 
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ANTONIO BETANCOURT

Columnist & Researcher

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