Pacto de seguridad, muerto de origen

Como sabemos, el clima de inseguridad y violencia en el país va en constante aumento. No queremos en este espacio ser alarmistas, pero preocupa que la delincuencia organizada se haya enquistado prácticamente en todos los sectores de la sociedad mexicana.
Es necesario entender el momento actual de esa manera porque sociedad, gobierno y empresarios deben encaminar sus esfuerzos en una estrategia de seguridad que contemple la realidad cruda tal cual es.
Por eso nos extraña que el Gobierno Federal proponga un nuevo “Pacto por la Seguridad” que se nos antoja una simple respuesta a una problemática tan grave. Nos recordó aquella máxima que dice: “Si quieres que algo no funcione, crea una Comisión”.
El gobierno convocará en breve a la firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad y el Estado de Derecho que incluya compromisos de los gobiernos estatales contra el crimen, reformas legislativas y participación de la sociedad civil contra la corrupción.
El presidente Enrique Peña Nieto estaría convocando a los 31 gobernadores y al jefe de Gobierno del DF, dirigentes de partidos y líderes de la sociedad civil a firmar el pacto que busca combatir la corrupción y cerrar el paso a la impunidad para que hechos como los de Iguala no se vuelvan a repetir.
Entendamos algo, la extrema descomposición de los sistemas de justicia penal y político no necesitan un Pacto; estas figuras políticas están hechas para salir al paso de la presión social, en la práctica rara vez funcionan y solo sirven para mostrar a la opinión pública que se está actuando ante la problemática, pero para nada más.
Recordemos el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad de agosto de 2008 que no funcionó, ya que a seis años el país es más inseguro, la colusión de gobernantes y servidores públicos con criminales es extrema, las instituciones están más afectadas por la corrupción y las violaciones a los derechos humanos son peores.
Ese acuerdo fracasó porque fue diseñado para que fracasara, porque los supuestos compromisos que incluyó (muchos de ellos ni siquiera cumplidos) no eran verdaderos. Nunca se establecieron metas concretas ni plazos para la reducción de la incidencia criminal e impunidad, y nadie vigiló su cumplimiento.
El camino que llevó a los terribles hechos de Iguala pasó, sin la menor duda, por la ineficacia del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad de 2008.
Este nuevo Pacto que quieren firmar, aún cuando no ha concluido el caso Ayotzinapa, no busca resolver la actual crisis, solo es para aparentar y comprar tiempo, porque todo parece indicar que la definición del paradero de los normalistas va para largo.
Este Pacto nace muerto de origen y tiene todo para ser una simulación; México ya no está para pactos, sino para acciones reales, el país no está para aguantar una nueva farsa de reforma porque la sociedad está al límite la exasperación.
PARA EL REGISTRO Nos dicen por ahí que hay gran descontento en la comisión de alumnos del IPN por la tibia actitud que ha mostrado el gobierno en las negociaciones. Nos dicen también que por la poca respuesta a sus demandas prevén endurecer sus protestas en los próximos días. ¿Será que quieren que salga nuevamente Osorio Chong? *** Como dicen por ahí, no es un adiós, sino un hasta luego queridos lectores del sur. Apuntes y Relatos seguirá y pronto tendrán noticias. Gracias por su lectura. Buen fin de semana.
 
 

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