Joven de 13 años que mató a una niña de 11 no irá a la cárcel

Redacción

Sentada en una piedra, afuera de su hogar, Diana Lizeth Ramirez Estrada de 11 años de edad esperaba todas las tardes a su madre, Blanca Estrada, quien regresaba de trabajar. Pero el pasado jueves 21 de abril el escenario cambió; nadie esperaba a la señora Blanca y cuando llegó a su casa se encontró con la peor tragedia que una madre puede encontrar: su hija había sido asesinada.

En entrevista para periodismoatodaprueba.blogspot.com de la periodista Yohali Reséndiz Blanca relató cómo sucedió el desgarrador hallazgo.

Eran alrededor de las 16:00 horas cuando Blanca ingreso a su domicilio, ubicado en la Calle 39 esquina con Calle 4, en la colonia Guerrero, del municipio de Monclova, Coahuila. Apenas entró, vio a Diana tirada en el piso con heridas por todo cuerpo y en medio de un charco de sangre.

Lo primero que le pasó por la mente de la horrorizada madre fue que su hija había sido agredida por varios sujetos, no concebía que una sola persona fuera  capaz de violentar de esa manera a la menor.

Instintivamente la mujer supo que la niña estaba muerta, sin embargo, el dolor la hizo pedir ayuda a gritos, los cuales fueron escuchados por los vecinos, quienes en instantes se postraron a las afueras de la casa y solicitaron la presencia de las autoridades.

Cuando los elementos de seguridad pública municipal llegaron al lugar de los hechos sacaron a Blanca de ahí en un estado emocional descontrolado. Fue sólo después de tres horas cuando la mujer pudo volver a ingresar por ropa y documentos a su hogar.

En la agencia del Ministerio Publicó donde se inició la averiguación por el asesinato de la menor, Blanca fue interrogada:

  • ¿Nombre de su hija?
  • Diana Lizet
  • ¿Edad?
  • 11 años
  • ¿Alguna persona que crea que pudo hacerle daño a su hija?
  • Sólo un joven, le dicen El Demonio, hablaba con mi hija y a mí nunca me dio buena espina.

Blanca describió a su hija como una buena niña y buena hermana, en ocasiones rebelde, a quien le gustaba la escuela, a pesar de no destacar en calificaciones, y que llevaba una buena relación con todas sus compañeras.

También comentó que a Diana le encantaba salir a pasear al parque, así como la lucha libre. Además, desde hace tiempo cuando la canción de reguetón La Bella y la Bestia sonaba, pedía que, quienes se encontraban a su alrededor, escucharan atentamente el mensaje que contiene la letra de la misma.

Ella era bella,

frágil como una rosa,

Él era una bestia

esclavo de sus impulsos,

quién les ve y quién les viera…

Meses antes del ataque que le quito la vida a Diana, ésta le hizo una confesión a su madre:

  • Mami, se metió este chavo a quién le dicen El demonio a la casa, y le pedí que se saliera y me dijo ¿Por qué?, y ya cuando me vio enojada se fue mami.

Después de ese acontecimiento, y a pesar de que compró una cadena y un candado para resguardar la entrada de su hogar, Blanca encontró en algunas ocasiones a su hija platicando con El Demonio, situación que le molestó y le hizo saber a Diana.

La mujer explicó que, a pesar de que el joven tenía su casa como a diez cuadras de su domicilio, nunca le “dio buena espina”, porque se le veía solo y tenía problemas de drogadicción.

Cuando Blanca mencionó a El Demonio en el interrogatorio, otro joven de la comunidad se ofreció a llevar a  los elementos de la policía de investigación a donde el sospechoso vivía.

Cuando los agentes llegaron al domicilio de Javier Olaguer de 14 años, alias El Demonio o El Piolo, éste se encontraba quitándose la ropa ensangrentada. «Maté a un perro» fue como se intentó justificar ante los elementos de seguridad, pero eso no evitó que éstos se lo llevaran detenido.

Después de los correspondientes exámenes periciales y las pruebas encontradas, se determinó la culpabilidad de Javier.

No obstante, y a pesar de los hallazgos, como el cuchillo con el que El Demonio apuñaló a Diana 31 veces, que fue localizado en una azotea cercana a donde se cometió el asesinato, y la sangre regada en la ropa, zapatos y bicicleta del joven, éste fue puesto en libertad, por no alcanzar el mínimo de edad  para que fuera enviado a algún centro especial para menores infractores.

Javier tiene 13 años, y en el estado de Coahuila los menores que cometen algún delito al menos deben de contar con 14 años para ser enviados a esos centros.

Por lo tanto, las autoridades determinaron que el joven feminicida permanecerá internado por algunos meses en un centro de salud mental.

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