Desde 2023 se han producido algunos de los episodios de sequía más generalizados y dañinos de la historia, debido al cambio climático y a la incesante presión sobre los recursos hídricos y la superficie terrestre, son algunas de las claves de un informe respaldado por la ONU y presentado en Sevilla.
- El informe, ‘Puntos clave sobre la sequía en el mundo entre 2023 y 2025’ (Drought Hotspots Around the World 2023-2025), se ha presentado en el marco de la celebración de la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación en Desarrollo organizada por Naciones Unidas, que se celebra en la capital andaluza del 30 de junio al 3 de julio.
- El documento ha sido elaborado por el Centro Nacional de Mitigación de Sequías de Estados Unidos (NDMC, por sus siglas en inglés) y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), con el apoyo de la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA).
El estudio recopila información procedente de cientos de fuentes gubernamentales, científicas y de los medios de comunicación para remarcar las repercusiones en los focos de sequía más agudos de África (Somalia, Etiopía, Zimbabue, Zambia, Malawi, Botsuana, Namibia), el Mediterráneo (España, Marruecos, Turquía), América Latina (Panamá y cuenca del Amazonas), o el Sudeste Asiático, entre otros.
- El científico Cody Knutson, coautor del informe y coordinador de planificación en el NDMC en la Universidad de Nebraska (EE.UU.), subraya una reciente estimación de la OCDE que señala que un episodio de sequía conlleva hoy en día un coste económico al menos dos veces mayor que en el año 2000, y se prevé un aumento de entre el 35 por ciento y el 110 por ciento para 2035.
Paula Guastello, autora principal del estudio e investigadora de impactos de la sequía del NDMC, apunta a las mujeres, niñas y ancianos como los más afectados. Por ello, dice, “a medida que se intensifican las sequías.
Es fundamental que trabajemos juntos a escala mundial para proteger a las personas y los ecosistemas más vulnerables y reevaluar si nuestras prácticas actuales de uso del agua son sostenibles en el cambiante mundo actual”.
Fomentar la cooperación mundial
El secretario ejecutivo de la CNULD, Ibrahim Thiaw, asegura que “la sequía es la nueva normalidad para la que tenemos que estar preparados”, porque “es una asesina silenciosa; entra sigilosamente, agota los recursos, devasta vidas a cámara lenta y sus cicatrices son profundas”.
“La sequía ya no es una amenaza lejana”, afirma y recuerda que “está aquí, va en aumento y exige una cooperación mundial urgente, porque cuando la energía, los alimentos y el agua desaparecen a la vez, las sociedades empiezan a desmoronarse”.
Países del Mediterráneo: los canarios de la mina de carbón
- El climatólogo, coautor del informe y director fundador del NDMC, Mark Svoboda, sostiene que “no se trata de un periodo de sequía, se trata de una catástrofe mundial de evolución lenta”, y afirma que “ningún país, independientemente de su riqueza o capacidad, puede permitirse ser complaciente”.
- “Los países mediterráneos representan a los canarios en la mina de carbón para todas las economías modernas”, explica y afirma que “las luchas de España, Marruecos y Turquía para asegurar el agua, los alimentos y la energía en una sequía persistente ofrecen un anticipo del futuro del agua bajo un calentamiento global descontrolado”.
Según los datos del informe, la inversión española en infraestructuras de regadío y agua alcanza más de 22.840 millones de euros.
Degradación de la Amazonía y del Canal de Panamá
Entre 2023 y 2024, la sequía dejó en mínimos la cuenca del río Amazonas interrumpió el suministro de agua potable en amplias zonas y el transporte para cientos de miles de personas y provocó la muerte de miles de peces y delfines en peligro de extinción.
- Los autores aseguran que a medida que se intensifica la deforestación y los incendios en la Amazonía, corre el riesgo de pasar de ser un sumidero de carbono a una fuente de carbono.
- La sequía también provocó el descenso del nivel del agua en el Canal de Panamá y causó la reducción en más de un tercio el tránsito de barcos, provocando “importantes perturbaciones en el comercio mundial”.
La peor sequía en África
En Somalia murieron 43 mil personas en 2022 debido al hambre vinculada a la sequía, una situación de inseguridad alimentaria que sigue creciendo y se prevé que alcance niveles de emergencia; además, 68 millones de personas necesitan ayuda alimentaria en África Austral y 23 millones padecen hambre aguda en África Oriental.
- La secretaria ejecutiva adjunta de la CNULD, Andrea Meza, afirma que “la gestión proactiva de la sequía es una cuestión de justicia climática, desarrollo equitativo y buena gobernanza”.
- Recuerda que hoy en día, alrededor del 85 por ciento de las personas afectadas por la sequía viven en países de ingresos bajos y medios, y las mujeres y las niñas son las más afectadas.
- En su opinión, “las políticas públicas y los marcos de cooperación internacional deben priorizar urgentemente la resiliencia a la sequía por el bien de las sociedades y las economías”.
Restauración y soluciones basadas en la naturaleza
Para afrontar los episodios de sequía, los autores reclaman mayores y urgentes inversiones para la creación de sistemas de alerta temprana más sólidos y la vigilancia en tiempo real de este fenómeno y sus efectos, incluidas las condiciones que contribuyen a la inseguridad alimentaria e hídrica.
- Asimismo, la puesta en marcha de soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de cuencas hidrográficas y el uso de cultivos autóctonos; y construir infraestructuras resistentes, como energía no conectada a la red y tecnologías alternativas de suministro de agua.
Además, implementar la adaptación climática con perspectiva de género y fomentar la cooperación mundial, especialmente para proteger las cuencas fluviales transfronterizas y las rutas comerciales.
ONU activa la alerta por la catástrofe mundial de la sequía
- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha lanzado una seria advertencia sobre el avance de una “catástrofe mundial de lenta evolución” provocada por la intensificación de las sequías, cuyos efectos ya se sienten con fuerza en numerosos países.
El informe, señala que desde 2023 se han registrado algunas de las sequías más severas y con mayores daños económicos jamás documentadas. “Esto no es una sequía puntual.
- Es una catástrofe mundial de lenta evolución, la peor que he visto”, declaró Mark Svoboda, uno de los autores del estudio, durante una conferencia en Bonn organizada por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
- Según el escrito, dos años consecutivos de escasas precipitaciones en España han reducido la cosecha de aceitunas en un 50%, lo que supone un duro golpe para uno de los principales productores mundiales de aceite de oliva.
Esta caída, a pesar de la primavera lluviosa que acaeció este año, ha provocado un encarecimiento sin precedentes del producto, afectando tanto a consumidores como a la industria agroalimentaria.
La sequía es internacional, y no afecta solo a la agricultura
España no está sola. El informe de la ONU detalla una serie de impactos a nivel global. Desde la escasez de frutas y verduras en supermercados británicos y la mortandad de peces y delfines de río en la Amazonia brasileña, hasta la reducción del tránsito en el Canal de Panamá.
- Incluso en Tailandia y la India, la reducción de la producción de azúcar debido a la falta de agua ha encarecido el producto un 8,9% en Estados Unidos.
Además, la sequía también afecta a las sociedades, y especialmente a los colectivos más vulnerables. Según el informe, los principales afectados han sido las mujeres, los niños, los ancianos , los enfermos crónicos, los pastores y los pequeños agricultores.
- En el informe, concretamente, se expone que en África Oriental se ha registrado un aumento considerado del número de matrimonios infantiles forzados, sobre todo en aquellos países que sufren más aversiones del cambio climático, como Sudán del sur, Burkina Faso, Etiopía, Bangladesh, Mali, Malaui, entre otros.
Esta situación, según Save The Children, se debe, principalmente, a la disminución de los ingresos de las familias.
- “Para sobrellevar la situación económica que provocan los fenómenos climáticos externos, como inundaciones y sequías, las familias toman la dolorosa decisión de casar a sus hijas», afirmó el director de la ONG, Andrés Conde. Dos de cada tres matrimonios infantiles se producen en estos países, según sus datos.
Calentamiento, sobreexplotación y falta de lluvias traen aguda sequía en México
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ningún país es inmune a la sequía. A diferencia de otros desastres naturales, este fenómeno puede prevalecer durante muchos años e impactar de manera negativa el desarrollo; también es el que más afecta a las personas en el mundo.
- Entre sus efectos negativos se encuentran el incremento de la migración por cuestiones climáticas, impactos directos en la producción y afectaciones en el abastecimiento de agua dulce.
- Puede paralizar la producción de alimentos, agotar los pastizales, perturbar los mercados y, en casos extremos, causar hambrunas y la muerte generalizada de animales y personas.
La desertificación es la degradación que abarca la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Esta es provocada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas, y no debe confundirse con el avance natural de los desiertos existentes.
- Desde el año 2000, la frecuencia y duración de las sequías se ha incrementado en un 29 %. Entre 1900 y 2019, estos fenómenos afectaron a 2,700 millones de personas en todo el planeta y provocaron 11.7 millones de muertes. Cada año, 55 millones de personas en el mundo se ven afectadas por estas condiciones extremas.
- La escasez de agua está agravando los problemas en diversas poblaciones, dificultando el desarrollo y afectando directamente la producción de alimentos. La sequía no distingue entre países pobres o ricos. Día con día, avanza en territorios desarrollados, y se pronostica que, hacia 2050, tres cuartas partes de la población del planeta estarán impactadas por este fenómeno.
Debido a esta creciente preocupación, desde 1994 se conmemora cada 17 de junio el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, bajo el lema “Superando juntos las sequías”, con el fin de fomentar la conciencia pública sobre dos fenómenos que van de la mano: la sequía y la desertificación.
- Mientras la degradación del suelo afecta a más de 1,500 millones de personas en todo el mundo. De ellas, el 74% vive en situación de pobreza: un 42% en pobreza extrema y un 32% en pobreza moderada, según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Se trata de un fenómeno que no solo compromete la seguridad alimentaria, sino también la estabilidad social y ambiental de vastas regiones del planeta.
En México, la situación es crítica. A finales de abril, cerca del 80% del territorio nacional presentaba algún grado de sequía, agudizada por una intensa ola de calor, la escasez de lluvias y el consecuente desabasto de agua en varias entidades del norte y noroeste del país, según reportó el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En al menos 20 de los 32 estados, el termómetro alcanzó temperaturas entre 40 y 45 grados Celsius, mientras que el déficit de precipitaciones rondaba el 23% respecto al promedio histórico nacional.
- Durante la segunda quincena de mayo de 2022, el paso del frente frío número 47 trajo lluvias por encima del promedio en el noreste del país, lo que permitió una leve mejoría. En estados como Nuevo León y Tamaulipas, las condiciones de sequía extrema y excepcional se redujeron notablemente, aunque el problema de fondo persiste.
- Los ecosistemas de zonas secas, que cubren aproximadamente un tercio de la superficie terrestre, son especialmente vulnerables. La sobreexplotación de la tierra, asociada a la pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas agrícolas e hídricas, afecta directamente la productividad del suelo, empujando a comunidades enteras hacia la marginación.
La desertificación y la sequía son fenómenos interconectados con impacto global, no exclusivo de una región o país. Por ello, se requiere una respuesta coordinada y urgente por parte de la comunidad internacional.
- La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) ofrece herramientas concretas, pero su efectividad depende de la voluntad política y la cooperación activa, especialmente en regiones altamente vulnerables como África y América Latina.
- Hoy, mientras los suelos se degradan, los ecosistemas colapsan, la biodiversidad se reduce y aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, también se debilitan las barreras naturales que nos protegen de pandemias como la Covid-19 y de fenómenos climáticos extremos.
En este contexto, revertir la sequía y la desertificación no es una opción: es una necesidad urgente para la supervivencia del planeta.
“En el contexto de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, probablemente no hay un asunto más importante para todos como el de la tierra. Desde los alimentos que consumimos a la ropa que nos ponemos o las casas en que vivimos, todo proviene de los recursos del suelo.
Con el fin de que nadie quede atrás, como se proclama en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, neutralizar la degradación de la tierra es un asunto prioritario para cubrir nuestras necesidades y lograr un desarrollo sostenible”, afirma la CNDH.
¿Qué es la sequía?: causas y consecuencias para el planeta
La sequía puso en jaque en numerosas ocasiones al imperio maya, hasta el punto de alterar su estabilidad política y social y alimentar numerosos conflictos. Hoy, este fenómeno sigue afectando a la región en la que creció esta civilización y a muchas otras zonas del mundo: se calcula que 55 millones de personas se ven afectadas por las sequías de forma directa cada año.
Las consecuencias son muy variadas, e influyen tanto en el medioambiente como en las sociedades humanas. Al igual que hace cientos de años, las sequías siguen provocando pérdidas en los cultivos, daños en los ecosistemas y otros problemas a nivel medioambiental, económico y social.
Se considera sequía un déficit en la disponibilidad de agua en un determinado lugar durante un periodo. Es importante diferenciarlas de otros fenómenos, como la aridez –un término que hace referencia a las condiciones medias de humedad que se registran en un lugar concreto– o la sequía estival –la que se da, por ejemplo, en las zonas de clima mediterráneo durante el periodo cálido del año–.
- Esta anomalía se produce fundamentalmente por la falta de lluvias, aunque entran en juego otros factores. “La falta de lluvias es la variable fundamental, pero hay una enorme complejidad de mecanismos e interacciones que también influyen, como la demanda atmosférica, las interacciones de la cubierta vegetal y el papel humano”, explica Sergio Vicente, profesor de Investigación del Instituto Pirenaico de Ecología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
- De acuerdo con el ‘Atlas Mundial de la Sequía 2024’, publicado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), el número y la duración de las sequías ha aumentado un 29% desde el año 2000, teniendo como referencia las dos décadas anteriores.
- Sin embargo, y tal y como explica el profesor del CSIC, para entender esta cifra es necesario tener en cuenta que los impactos de las sequías no están aumentando porque se reduzcan las lluvias, sino porque a las temporadas secas se están sumando algunas consecuencias del cambio climático.
“Por ahora, no se observa que las sequías estén siendo más severas porque se den cambios importantes en la pluviometría: las sequías han existido siempre y son características de muchos climas del mundo.
El problema es que al déficit de precipitaciones se suman unas temperaturas muy elevadas que hacen que la demanda de agua por parte de la atmósfera sea muy alta y se dé una mayor evaporación”, explica Vicente.
- “Además, hay que sumar que sectores como la agricultura o el turismo demandan cada vez más agua”, añade.
- Desde un punto de vista meteorológico, las sequías no se pueden predecir ni prevenir. Sin embargo, sí se pueden mitigar sus impactos.
- “Tenemos la capacidad de adaptarnos para crear tanto ecosistemas como sociedades menos vulnerables a la falta de agua”, explica este experto.
“Si el agua se gestiona bien, se reducen las consecuencias en caso de sequía. Si se gestiona mal, la severidad de estos fenómenos aumenta”. /PUNTOporPUNTO
Documento Íntegro a Continuación:
https://www.unccd.int/sites/default/files/2025-07/Drought%20Hotspots%202023-2025_ENG.pdf