MORENA

Movimiento de Regeneración Nacional es el partido político más joven de la historia reciente en ganar la presidencia de la República, luego de haberse fundando cuatro años antes de la elección de 2018; este fenómeno político dio paso a la tercera alternancia en ejecutivo desde que ocurrió la primera en el año 2000. En entregas anteriores de esta columna he destacado la importancia que tiene que en los últimos veinte años se hayan registrado estas alternancias en las que tres partidos distintos ganaran la elección presidencial, a diferencia de los más de 70 años anteriores en los que un partido político fuera hegemónico; este periodo, que coincide con el cambio de siglo, representa un oportunidad para un análisis más extenso y detallado.

MORENA deviene en partido de una escisión y de un movimiento social que lo llevó a constituirse en fuerza electoral en elecciones locales y la nacional de 2918, sin embargo le ha costado mucho trabajo constituirse en un instituto político tradicional; a la fecha, se encuentra inmerso en la renovación de su dirigencia nacional la cual tiene pendiente desde hace dos años. Desde el triunfo en la elección constitucional de 2018, la renovación ha quedado pendiente y ha estado a cargo de interinos.

Las autoridades electorales, en virtud de diversas inconformidades al interior de ese partido, se manifestaron este año por la renovación de la dirigencia, siendo así que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), resolvió en julio pasado que este proceso debía hacerse mediante el método de encuesta, dado que, por ejemplo, su padrón de militantes no generaba certeza para una elección por voto universal. No obstante, debido a la contingencia sanitaria por COVID-19, MORENA decidió suspender el proceso.

El días recientes, el TEPJF ratificó su decisión para que tal renovación se realice a través de encuestas organizadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), así, el órgano administrativo electoral realizó un primer sondeo de conocimiento de los aspirantes mediante tres casas encuestadoras, en las que resultaron dos punteros contendientes para la presidencia de ese partido. El INE realizó una segunda encuesta para conocer la preferencia de los participantes y definir un candidato ganador, sin embargo, el resultado de la encuesta arrojó un empate técnico que obliga a la autoridad electoral a plantear un tercer ejercicio, a modo de desempate.

El candidato que mayor porcentaje obtuvo considera que ganó y se opone a la tercera encuesta, pero el INE ya aprobó el procedimiento para este nuevo ejercicio demoscópico, por lo que la encuesta se levantará entre el 16 y el 24 de octubre próximos, los resultados podrían conocerse entonces la semana siguiente. Sin duda se trata de un proceso interno complejo, sinuoso e interesante, típico en partidos políticos con fuerte presencia electoral.

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