Profundamente despistados

Por Carlos Ramos Padilla

Corremos un grave peligro al enterarnos que el Presidente se encuentra seriamente despistado. Los empresarios, los de derecha, los periodistas, los fifis, los ternuritas, la sociedad civil, los militares, todos en conjunto o por separado no son ni siquiera sus enemigos, menos de Mexico.

El crimen organizado, los delincuentes, los asaltantes, los narcotraficantes, los extorsionadores, esos si son los poderosos grupos que están lastimando a la sociedad y burlándose del gobierno. El ejército, algunos de sus mandos se sienten ofendidos, a nosotros los periodistas o nos callan o nos matan y afirmar que “ahora resulta que le van a morder la mano a quien les quitó el bozal” más que una inapropiado expresión es una auténtica majadería. Los periodistas no somos animales.

En Mexico hay una enorme, creciente variedad de medios con todas las ideologías, el mejor debate (incluso de los políticos y gobernantes) se ha dado en los medios, la opinión pública de alimenta de información para generar criterios, los más brillantes libre/pensadores viven sus mejores momentos en sus columnas periodísticas o en sus reflexiones en los medios electrónicos. El mismo presidente ( aunque no lo admita) se ha valido del periodismo, de los periodistas y de sus canales de difusión durante 18 años para perseguir sus intereses de poder. Yo mismo impongo el ejemplo de mis espacios radiofónicos de la Tertulia en donde se confrontaban políticos, periodistas, humanistas y gobernantes con absoluta libertad y colocando ellos el o los temas cotidiano a diseccionar.

La Tertulia duró al aire de manera ininterrumpida más de 24 años y asegurar que eso no existía es menospreciar y vivir en el engaño. Los medios de comunicación abrieron de alguna manera la posibilidad para que en este país se creciera la oportunidad de la pluralidad que ha caído en el libertinajes politico de que cualquiera en cualquier momento puede saltar de un partido a otro siempre viviendo del presupuesto y eso de moral y de ético no tiene nada.

Si alguien ha intentado limitar a la información son aquellos que a su juicio “reservan” los datos que no les conviene que la sociedad conozca. No, los periodistas no somos perros para traer bozal, somos un vínculo serio entre el gobierno y la sociedad.

El periodismo ya no es oficio, es profesión. El periodista confirma sus investigaciones y no acusa sin bases y doy un ejemplo, se señala a tres personajes de intervenir las redes sociales en perjuicio y daño a terceros. Se da como oficial desde la tribuna presidencial y mire, resulta que no es el hijo de Felipe Calderón, ni Aurelio Nuño ni Romero Hicks, se trata de un tuitero de 32 años de edad de acuerdo a otros personajes que conocen del tema. Por cierto, en la mañanera no se presentó la metodología que se empleó para llegar a esas conclusiones. Y esta es la magia de la distracción, nos quieren manipular para que olvidemos la barbaridad cometida en Culiacán.

Se nos habla a la ligera de un golpe de Estado y se nos da clase de historia ahora manejando arbitrariamente la figura de Madero, que para recordar, no acabo muy bien. Queremos saber cuál es la sanción por incriminar a un alto mando del Ejército en operaciones que ponen en riesgo a la sociedad. Queremos saber dónde están los reos que se fugaron. Queremos saber si es verdad o no qué hay vínculos económicos entre el gobierno y el Cártel de Sinaloa. Queremos saber que papel juega la DEA.

Queremos saber dónde están Ovidio e Iván Archivaldo. Queremos saber por qué se mantiene en la nómina a burócratas irresponsables, ineficientes y torpes. Nadie nos ha puesto o quitado bozales, nadie a quien agradecer o señalar, pero si ser claros en que personas como quien esto escribe debe su formación a la Universidad más importante de America Latina, la UNAM, y que se nos preparó fundamentalmente a no ser siervos de políticos en turno y si servir a la comunidad de la que somos parte para engrandecer a nuestra patria. Hoy en este país, como nunca se asesina a periodistas y el gobierno ha sido inepto y omiso para atender esta situación, pero si está muy preocupado en regañar a todo aquel que no se arrodilla frente a ese discurso demagógico y simplista de “yo tengo otros datos”.

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