Hay que dialogar con los provocadores de la violencia, porque como el lobo que mataba ovejas, ellos también tienen sus razones, subraya el obispo de Chilpancingo, Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Rangel Mendoza, quien ha sido criticado por sus declaraciones respecto al contacto con grupos delictivos, dijo no estar de acuerdo con una amnistía general, sino restringida.

  • Vestido con guayabera blanca, pantalón negro y un crucifijo colgando del cuello, señala que parte de la idea del diálogo y no de un pacto para solucionar las cosas con el crimen organizado, se debe a “lo que decía Jesús: Arrepiéntanse y crean. Cualquier persona, quien quiera que sea y esté dispuesta a enmendarse, a cambiar de vida y a sumarse a la sociedad civil ordinaria, debemos darle esa oportunidad [de integrarse]”.
  • Para el prelado es cotidiano visitar los territorios dominados por grupos del crimen organizado, como Los Rojos, Los Ardillos, El Cártel de la Sierra, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Los Tequileros y Guerreros Unidos. Él luce tranquilo en un hotel de Acapulco antes de iniciar la entrevista en la que aceptó que ha tenido encuentros con integrantes de cinco o seis grupos criminales.
  • Sin disponer de un operativo que lo resguarde, comenta que aunque ha sentido miedo de visitar esos territorios, no lleva ningún tipo de cuerpo de seguridad ni viaja en un auto blindado. Resalta que sus protectores son “el ángel de mi guarda, la Virgen María, Dios y dos monjitas que me acompañan”.

El obispo comenta que casi no da entrevistas, pero esta vez accede enmedio de la comida, mientras toma un tequila y degusta un filete de huachinango al vapor. Busca “llamar la atención del gobierno federal” y así volteen a Guerrero, porque “le da pena” que los políticos inviertan más en su imagen pública que en escuelas, hospitales y carreteras para el estado.

Antes de estar al frente de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Rangel Mendoza estuvo en el presbiterio de Huejutla; inició su carrera sacerdotal en el Seminario Menor de la Confraternidad de los Obreros del Reino de Cristo. A sus 72 años, el obispo no titubea en ir a las comunidades alejadas de la sierra guerrerense para estar cerca de sus fieles, y afirma que no puede decir con cuáles grupos se ha reunido “porque me echan a perder mi trabajo”.

Pese a ser originario de Michoacán y llevar dos años al frente de la diócesis guerrerense, el ministro perteneciente a la orden de los franciscanos asume a la entidad como su patria, por lo que está dispuesto a hacer todo lo posible para fomentar “la paz, la concordia y la tranquilidad”.

El pasado 2 de abril, Rangel Mendoza estuvo en las portadas de periódicos y en diferentes medios de comunicación por haber difundido una reunión que tuvo con un líder de la delincuencia organizada para darle las gracias por devolverle al pueblo la luz y el agua, aprovechó para pedirle seguridad para los candidatos, y con ello colocó en el centro del debate el diálogo con grupos criminales como un medio para alcanzar la paz en el país.

El prelado dice: “Estoy seguro que el Papa [Francisco] se da cuenta de lo que está pasando en México, sabe bastante bien, incluso, de la muerte de los sacerdotes en Taxco, al día siguiente hizo una declaración, él se está dando cuenta de lo que está sucediendo aquí”. Y resalta que no le parece justo el bullying que le han hecho las instituciones al relacionarlo con grupos criminales./MILENIO

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