UNIVERSIDADES para el BIENESTAR desperdician EL CREFAL

Desvirtuaron objetivos de organismo regional para la educación de los adultos

El equipo encargado de instrumentar las 100 Universidades del Bienestar Benito Juárez (UBBJ), encabezado por Raquel Sosa, pasó por encima del decreto de creación y convenio de funcionamiento del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (Crefal) con el fin de imponer este nuevo programa federal y anuló así la agenda de alfabetización, con la cual nació el organismo internacional.

• La suspensión de actividades originales ha sido interpretada por investigadores como “colonización institucional”.

• Con la llegada del gobierno lopezobradorista, el 1 de diciembre de 2018, Sosa tomó de manera abrupta la dirección, ocupada por el académico Sergio Cárdenas —hoy en el CIDE—, cuya vigencia en el cargo terminaba hasta 2021; modificó el nombre oficial al sustituir la palabra Adultos por Fundamental, borró la historia del Centro detallada en la página de internet y la redujo a una simple plataforma de inscripción para aspirantes a estudiar o trabajar en las UBBJ.

• También desapareció de la web el catálogo de publicaciones —revistas y libros— y un acervo editorial de 221 títulos, así como el apartado de una biblioteca con más de 30 mil expedientes históricos, 31 mil 500 títulos —8 mil de éstos especializados en educación para jóvenes y adultos— y una mediateca con mil 144 ejemplares.

• Desde el momento en el cual se conoció la intención de trastocar el objetivo del Crefal, un grupo de investigadores de diversos países de América Latina entregó una carta en la oficina de la Presidencia, en la cual se expresó preocupación por su porvenir.

• “Queríamos dejar el tema sobre la mesa, que se supiera que hay una población adulta analfabeta, el 8 por ciento a nivel nacional y es mayor aún en la región, principalmente de indígenas, afrodescendientes, mujeres, pobres, marginados, y estas personas no llegarán nunca a las 100 universidades”, comentó a este diario Judith Kalman, investigadora del Cinvestav y una de las firmantes.

• “A la par hay un gran porcentaje de jóvenes que salen de la secundaria y no son lectores ni escritores consolidados. Y qué decir de los desplazados de Centroamérica, el gobierno acaba de anunciar un plan de desarrollo para la región y Crefal podría tener participación importante para atender a quienes se quedan varados en zonas fronterizas del norte y sur del país”.

El Centro nació tras un acuerdo entre la UNESCO, cuyo director era el mexicano Jaime Torres Bodet, y los gobiernos de América Latina, firmado el 11 de septiembre de 1950 con la idea de formar docentes y preparar material de educación fundamental. El general Lázaro Cárdenas, presidente de México, respaldó la idea y donó una propiedad familiar para su instalación, en Pátzcuaro, Michoacán, donde comenzó actividades el 9 de mayo de 1951.

• “De los 60 a los 80 tuvo una buena época, alentada por la cooperación regional y las campañas de alfabetización de UNESCO —cuenta Kalman—, pero luego decayó el interés en la educación de adultos y comenzó a usarse como botín político. Desde hace año y medio, el tema se empezó a recuperar. Pero en ningún periodo, haya sido bueno o malo, se había cambiado el timón de esta manera, y quedaba espacio para hacer cosas, ahora no”.

• “En 1974 Crefal se descentralizó de la UNESCO y comenzó a sufrir por dinero, desde entonces el gobierno mexicano absorbió su presupuesto y comenzó a decidir qué hacer y qué no. Los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón lo utilizaron como instrumento político y colocaron ahí, durante 12 años, a Mercedes Calderón, quien no era académica y que había sido edil de Pátzcuaro por el PAN. Le dieron su hueso, como ahora López Obrador lo hace con Raquel Sosa”, cuenta Vania Bañuelos, maestra en política educativa por el Crefal.

—¿Cuánto dinero maneja? —se le pregunta.

—Más del 90 por ciento de su financiamiento proviene de México: alrededor de 300 millones de pesos, el resto de los 12 países miembros aporta poco, por eso ha sido fácil pisotear su normatividad y los embajadores, a quienes se convocó para una Asamblea desde el 12 de noviembre del año pasado, no tuvieron forma de negarse a la imposición de Sosa y al plan de las 100 universidades. Por cierto, el nuevo gobierno tendría que explicar con qué recursos está operando el Crefal y si aún lo hace sin un mecanismo de transparencia, como pasó con Mercedes Calderón, quien nada hizo y nunca entregó cuentas.

Bañuelos, desde la maestría en Crefal, atestiguó los perjuicios del cambio: despido de directivos, investigadores y asesores de tesis forzados a la renuncia por escasa oferta económica, anulación de prestaciones laborales de trabajadores de base y proyectos de maestría desechados por “responder a ideales neoliberales”.

• En los diversos decretos presidenciales y convenios aprobados incluso por el Senado, se ha encargado al Crefal “vincular los problemas de la educación para adultos con el desarrollo de las condiciones de vida en la región”. Letra muerta…

• “El nuevo gobierno utilizó al Crefal para administrar las 100 universidades al margen de la SEP. En el proceso destruyeron la investigación y sus objetivos originarios”, ha escrito el doctor Héctor Vera, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM.

Países miembros del crefal.

• México, Venezuela, Paraguay, Nicaragua, Honduras, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Cuba, Costa Rica, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay./LA CRÓNICA-PUNTOporPUNTO

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