ACCIÓN NACIONAL, partido envenenado

Se encuentra dividido por la búsqueda desmedida de poder y conveniencias

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El panismo agoniza por envenenamiento, un proceso que ha avanzado lento pero constante por las venas del partido que fundó Manuel Gómez Morín, pero que se ha acelerado en los últimos meses con signos de degradación evidentes que hacen temer un avance irreversible.

Si la cúpula panista celebraba el domingo en la noche el “ejercicio democrático” de la renovación de la dirigencia, otros, la mayoría, asistía al desgaste de un partido dividido, agotado, sin capacidad de autocrítica, ajeno a la realidad política, esclavo de intereses particulares y de grupo.

Ungido para encabezar el panismo a nivel nacional, el exdiputado federal Marko Cortés recibe una institución sensiblemente disminuida, pues el veneno consume al PAN desde dentro y quienes aún intentan sostenerlo no encuentran el antídoto.

  • El partido opositor por excelencia durante la mayor parte de su historia es también una paradoja. Nació y vivió sus mejores años desde la oposición y la cicuta que terminaría por envenenarlos sería precisamente el poder.
  • De la mano de sus primeros triunfos electorales hace ya 30 años, y de la victoria en los comicios presidenciales del 2000, vinieron también las malas prácticas que se fueron instalando en la cotidianidad de su vida interna y que terminaron por erosionarlo hasta dejarlo el día de hoy en un estado irreconocible.
  • No es solamente que muchos panistas de cuño ya no reconozcan el partido por el cual libraron auténticas batallas democráticas, sino que el propio partido ya no se reconoce a sí mismo cuando se mira en el espejo.

Esos 12 años en el máximo cargo político del país marcarían el inicio de la transfiguración del partido, lo que terminó por desdibujar sus ideales políticos y que paso a paso lo ha llevado a la crisis de identidad que hoy vive.

  • La renuncia del expresidente Felipe Calderón en pleno conteo de votos de la contienda interna fue un movimiento esperado. El michoacano ‘ya no estaba’ en el partido desde la renuncia de su esposa Margarita Zavala, pero no por ello deja de ser un golpe directo por la forma y el fondo de su decisión.

Síntoma del cisma panista es el hecho de que los dos presidentes de la República salidos de las filas del PAN no solamente están fuera del partido, sino que se han posicionado abiertamente en su contra

  • Vicente Fox apoyando abiertamente al PRI y Felipe Calderón preparando un partido que busca destronar al blanquiazul como la institución política hegemónica de la derecha mexicana.

Pero no han sido los únicos. A la lista de salidas se suma la de dos de los últimos presidentes nacionales, Manuel Espino y Germán Martínez (otrora cercano a Felipe Calderón) quienes hoy están en las filas de Morena; sin dejar de mencionar a destacados panistas como Javier Lozano, Gabriela Cuevas, Luis Fernando Salazar y por supuesto Margarita Zavala, por mencionar sólo algunos.

  • Hay otros blanquiazules que aunque siguen perteneciendo al PAN están en franca oposición con los grupos que se han apoderado del partido y de quienes no se sabe la postura que podrían tomar de ahora en adelante, comenzando por Manuel Gómez Morín, aunque hay otros históricos como Ernesto Ruffo, Carlos Medina o Juan José Rodríguez Prats que parecen cada vez más alejados o relegados.

Responsables de la severa crisis actual hay muchos, pues si bien Ricardo Anaya es el villano del momento, la división y la degradación del partido vienen de lejos, por eso sorprende también la ofensiva del expresidente Felipe Calderón quien denuncia las mismas prácticas que él quiso imponer cuando fue Presidente de la República.

En la que quizá sea la crisis más importante de su historia, se ve improbable que Marko Cortés pueda ser quien reconduzca al PAN, y con algunos de sus principales activos empujados de los órganos partidistas o alejados voluntariamente, el futuro para el panismo no es muy esperanzador.

Una de las primeras decisiones que se espera que tome el nuevo dirigente es una reforma estatutaria, para que quienes ocupen el puesto de dirigencia partidista, no puedan convertirse en candidatos a un cargo de elección durante el tiempo que dure su mandato, un claro mensaje a Ricardo Anaya, quien utilizó su posición dentro del partido y su estructura para construir su candidatura presidencial

Sin embargo, este y otros cambios internos que exigen dentro el panismo son un mero parche y llegan tarde. El envenenamiento se ha extendido de forma agresiva y no se vislumbra en el horizonte un panorama que invite a la conciliación./REPORTE INDIGO

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