Homex, la quiebra que pegó a miles de mexicanos

Una vez que empresas abandonan obras, llega la invasión y el robo

Hace más de ocho años, Sergio decidió comprar una casa en Querétaro para su familia con la ilusión de construir un patrimonio donde pudiera echar a andar su negocio. Después de indagar entre la amplia oferta de casas dio con Homex, una inmobiliaria en expansión que prometía a sus millones de clientes de México “seguridad, bienestar y calidad de vida”.

  • Sin embargo, en 2014 la empresa se declaró en bancarrota y dejó a millones de familias en el desamparo. Sólo en el fraccionamiento Hacienda Santa Rosa, al norte de la capital queretana, 3 mil 600 familias se quedaron en la indefensión y con múltiples problemas: carencia de alumbrado público, drenaje, agua potable y espacios públicos sin mantenimiento.
  • La empresa no se hizo responsable de sus obligaciones y las viviendas —que además presentaban defectos de  construcción— comenzaron a ser abandonadas. Ante esas condiciones, a la gente no le importó perder su crédito. Un breve recorrido por este fraccionamiento, muestra decenas de casas abandonadas, saqueadas, llenas de basura en sus interiores, muchas sin ventanas ni puertas, ni cableados ni accesorios.

El olor a orina y a heces fecales llega de golpe a las fosas nasales apenas se pone un pie dentro del cascarón que ha quedado de lo que alguna vez fueron viviendas habitadas.

Mientras tanto, en los exteriores, los jardines frontales se encuentran yertos, sin flor alguna, con la vegetación seca y amarillenta. Afuera de una casa, donde debería hallarse un auto estacionado, hay un par de sofás y colchones, tirados y arruinados por la intemperie.

A pocas cuadras de haber entrado al fraccionamiento hay un amplio terreno enrejado con la puerta abierta en su totalidad y una cartulina con la siguiente advertencia: “Rata, si te agarro robando te linchamos”. Son los restos de lo que una vez funcionó como bodega de la inmobiliaria.

El lugar parece una zona de desastre, como si un huracán o un terremoto hubieran ocurrido. En el piso hay decenas de hojas con membretes del Infonavit, letreros de Homex, cascos amarillos de seguridad regados por todo el terreno, bultos de cemento deteriorados y tabiques rotos, partes de muebles de oficina y hasta el esqueleto de una camioneta.

Son los vestigios que el abandono y la rapiña dejaron en este fraccionamiento ubicado en Montenegro, comunidad perteneciente a la localidad de Santa Rosa Jáuregui, una zona que hasta antes de 2000 tenía una fuerte vocación agrícola y estaba repleta de sembradíos de maíz.

Alerta ante saqueadores

“Es una característica de este tipo de problemáticas: toma de casas por personas ajenas, ladrones, saqueadores y mafias”, asegura Sergio, quien funge como portavoz de los vecinos afectados.

  • Una vez que empresas como ésta abandonan los proyectos, los dueños se van y llega la invasión y el robo. Sólo en 2015 se fueron mil 300 familias. En el último censo de la CEA se reporta que actualmente sólo hay mil 770 casas habitadas”, agrega.

La historia de un fraude

Sergio nos muestra un altero de papeles que ha ido acumulando desde  2015, cuando asumió la responsabilidad de encarar a la empresa y hacerla responder a todos los reclamos y exigencias de los colonos.

  • Con el plano del fraccionamiento Hacienda Santa Rosa abierto, Sergio apunta con el dedo el lugar exacto donde se encuentra parado y luego señala las otras etapas del proyecto que fueron construidas a partir de 2008, haciendo especial hincapié en las que se dejaron inconclusas y en la localización de los pozos que abastecerían a toda la población.
  • Además, muestra una hoja emitida por la Comisión Estatal de Agua (CEA), fechada el 21 de febrero de 2009 y en la que se indica, con base en un análisis previo de la infraestructura del espacio, que  Homex  sólo puede prestar servicios de agua potable, alcantarillado y drenaje pluvial a 2 mil 485 viviendas.
  • “Aquí le están diciendo [a Homex]: ‘No hay agua para todos, ¿qué vas a hacer?’”, dice Sergio con tono severo. Agrega que de los cuatro pozos ubicados en el mapa, dos no existen y los otros pertenecen a Juan Manuel Cabrera Santobeña, a quien nunca se le pagaron los derechos.
  • “Homex publicó que tenía derecho a los dos pozos, pero no le pagó a este señor. Hubo un litigio y el  juez le regresó los derechos al dueño, y chínguense las 3 mil 600 familias que había aquí”, dice moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

En 2014, cuando el fraccionamiento comenzó a tener desabasto de agua, los colonos metieron una apelación ante la Suprema Corte de Justicia, pero la instancia dijo que no había pruebas y resolvió a favor de la empresa.

“El dictamen de la CEA sí es una prueba; una persona ajena a nosotros que tiene el carácter de decir: ‘Este fraccionamiento no tiene pozos’. Por esta razón yo empecé con las indagaciones en octubre de 2015, cuando me di cuenta que la demanda que metieron los colonos en contra de  Homex  era un fracaso desde todos los sentidos: sin pruebas y sin delimitar el delito, además lo hicieron penal y era civil, y pues obviamente perdimos”./ CON INFORMACIÓN DE EL UNIVERSAL

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