Porros, instrumento para Autoridades y Políticos

Ex porros de la UNAM y el IPN señalaron que partidos políticos los financian a cambio de acudir a eventos o controlar a los estudiantes

Imagen: Internet

Los porros son financiados por partidos políticos para que los apoyen y por autoridades académicas para que controlen a los estudiantes a través del miedo; además, pelean con otros grupos, hacen fiestas cada ocho días, donde hay alcohol y drogas aún cuando la mayoría son menores de edad, así lo describen El Shaggy, El Hidro y El Zeta, ex integrantes de grupos porriles de la UNAM y el IPN.

  • El Zeta fue integrante de un grupo de porros del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM y señaló que «un contacto» que militaba en un partido o que conocía a algún diputado le pedía que acudieran a eventos políticos «para hacer bola» o que autoridades del plantel les pedían controlar al estudiantado.

“A veces ibas a un mitin a apoyar al diputado o candidato y ya decías que la escuela lo apoyaba, para eso le daban dinero al dirigente y no lo repartía con los demás, pero si no ibas, pues te pegaban, aunque hay grupos donde no hay represalias por no ir, después hacían fiestas a las que luego llegaban los diputados.

“También las mismas autoridades te piden cosas, por ejemplo, cuando los alumnos toman la escuela, como ahora del paro, la dirección va con los dirigentes de los porros y les dice ‘necesito que saquen a estos weyes de aquí’, entonces vas y les avientas petardos, bombas molotov, más que nada espantarlos para sacarlos de la escuela”, explicó.

  • Sobre el vínculo con políticos o partidos, El Shaggy, ex integrante de un grupo porril de una Escuela Nacional Preparatoria (ENP) de la UNAM, señaló que él trabajaba principalmente con el PRD.
  • «La escuela está en la Gustavo A. Madero, en ese entonces gobernaba el PRD y andábamos con Alejandra Barrales y Víctor Hugo Lobo, ellos hablaban con los dirigentes, íbamos al evento a gritar cosas a su favor o íbamos a reventar otros eventos que no querían que se hicieran.

“Nunca golpeamos a nadie, sólo alterábamos el orden para que se acabara el mitin; después ellos pagaban con dinero al dirigente, él hacía una fiesta y  a veces llegaba Barrales o Lobo para agradecer el apoyo», detalló ‘El Shaggy’ dijo que Barrales acudía a fiestas de porros y se tomaba fotografías con dirigentes.

  • Sin embargo, Víctor Hugo Lobo, ex delegado de la Gustavo A. Madero, se deslindó de cualquier relación con los grupos estudiantiles. En entrevista con MILENIO Televisión señaló que fue vinculado a un supuesto dirigente, identificado como El Scorpio, «para desviar la atención».

De acuerdo con el doctor Hugo Sánchez Gudiño, catedrático de la UNAM, los grupos porriles iniciaron hace casi 80 años, «se formaron grupos de animación en ese entonces para apoyar a los equipos deportivos, usaban cachiporras para golpear a estudiantes o grupos rivales y de ahí salió el nombre de porros; después algún grupo político vio que podía utilizarlos para su beneficio y los empezó a financiar».

El autor del libro Génesis, desarrollo y consolidación de los grupos estudiantiles en la UNAM explicó que los porros son utilizados por «autoridades policíacas, políticas o de la institución para controlar al estudiantado a través del miedo. A cambio reciben beneficios, como «dejarlos traficar drogas, alcohol, armas, antes hasta presionaban a los maestros, todo con impunidad».

  • El Hidros, un ex miembro de un grupo porril del Instituto Politécnico Nacional señaló que “para que un grupo de porros exista debe estar financiado por un grupo político, hay alianzas entre grupos para ser más personas y que los dirigentes reciban más dinero por llevar más gente a un mitin o tener más gente trabajando, a nosotros nos ponían a hacer encuestas sobre candidatos o políticos, casi siempre del PRD o del PRI, y nos pagaban como 300 pesos por dos o tres días de trabajo”, detalló.

El ex alumno del IPN reconoció que los grupos de la UNAM “son más agresivos, acá en el Poli como que las mismas autoridades te controlan más, pero es bien sabido por todos los grupos que los de la UNAM son los que están más locos porque tienen más impunidad, ahí como que les vale y no los controlan”, afirmó.

  • Para Sánchez Gudiño la única manera de terminar con estos grupos estudiantiles es que dejen de ser financiados, algo que ni él ni los tres ex miembros ven factible.

“Las autoridades saben quiénes son todos, al menos los cabecillas, si quisieran terminar con esto ya lo hubieran hecho, pero llegue quien llegue no se va a acabar porque no quieren, las autoridades necesitan los grupos”, sentenció El Shaggy.

Cómo es la iniciación y el ascenso en un grupo porril

  • De acuerdo con El Shaggy y El Zeta, hay dos formas de ingresar a un grupo porril, «una es que los chavos cuando entran ya saben cómo está la onda, preguntan y se les integra.

La otra, vas a los salones de nuevo ingreso a invitarlos, buscas al más maleado, al que se ve que no se va a dejar que le peguen, normalmente son fornidos; les dices que formas parte de un grupo estudiantil que hace actividades culturales y ayuda a la comunidad, pero pues es puro choro», sentenció el ex alumno de la ENP.

Los alumnos de nuevo ingreso son engañados en la mayoría de los casos para que se unan a los grupos porriles, pues se aprovechan de que muchas veces ni siquiera saben lo que es un porro.

  • «A mí nunca me dijeron que era un grupo de porros, cuando yo entré al CCH no sabía ni qué eran los porros, llegaron al salón y me dijeron que era un grupo de estudiantes que ayudaban a la comunidad y hacían actividades culturales», explicó El Zeta.

Los ex alumnos detallaron que una vez que los novatos ingresan al grupo les entregan o les venden playeras para que sean identificados y se sientan parte del grupo. Después de un tiempo, pueden tener acceso a ser bautizados, es decir, que les pongan un apodo, y también pueden obtener un yerco, que se gana de diferentes formas.

En algunos casos el yerco lo consiguen peleando con otro miembro, en otros dejándose golpear, o también se gana por «méritos», como cuando otro grupo llega a la escuela y avienta petardos, pero el estudiante «defendió el membrete y repelió el ataque», por ejemplo.

  • En otros casos simplemente se vende a los miembros que llevan un tiempo dentro del grupo; un yerco puede costar desde 300 a 500 pesos, «dependiendo la tela y la marca, la mejor es Hugo Retiz, él era un porro que puso su maquiladora y ahora se dedica a vender yercos a porros», añadió El Zeta./ CON INFORMACIÓN DE MILENIO

 

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