¿A quién echarle la culpa de la fuga de Joaquín Loera, “El Chapo”?

–  Los penales de seguridad no son como tales, ¿Qué hacemos?

Qué fácil decir que la fuga del Javier Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”es un hecho que denigra al gobierno federal. La verdad es que no es cierto, no tiene porque hacerlo de esa forma. Lo cierto es que la impunidad y la corrupción ha llegado a las esferas de la élite gubernamental, sino es que se ha mantenido por muchos años. Enrique Peña Nieto está sufriendo, lo que en su momento padeció  Vicente Fox en enero del 2001, cuando el capo se fugo del penal de Puente Grande, en Jalisco.

Ahora hay que ver quien está implicado, de hecho el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, encargado de la seguridad del país, tuvo que regresar de urgencia de la gira de estado que realiza Enrique Peña Nieto por Francia, La verdad es que aunque regresara no iba a solucionar nada, porque en él, peligroso narcotraficante ya esta fuera. El problema podría venir después cuando este tipo de grupos de sé organización y comiencen a operar con toda libertad.

Esta segunda fuga segunda, de acuerdo al comunicado que emitió la organización México Evalúa, es una señal contundente en torno a los problemas del Estado mexicano en su capacidad para sancionar a quienes cometen delitos de alto impacto social que, sin duda, afectará la mermada confianza de la población en las autoridades Además, agrego, evidencia “el déficit de calidad en las instituciones encargadas de la impartición de justicia en México”.

La alerta del grupo civil llega en un día de duras críticas contra el Gobierno mexicano. Los empresarios dijeron antes que este escape “anuda la corrupción y la negligencia” en el país.

“Los problemas que padece nuestro sistema carcelario no eran desconocidos. Aunque en su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2013 la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) valoró con calificación de 10 (en escala de 0 al 10) la capacitación del personal del CEFERESO No.1 ‘del Altiplano’ donde se registró la fuga, también señaló debilidades que debieron resarcirse: el personal de seguridad y custodia era a todas luces insuficiente (calificación de 0) y los internos podían ejercer violencia o control sobre el resto de la población (calificación de 0)”, dijo México Evalúa.

Por su parte, la Secretaría de Gobernación ha indicado en sus estadísticas penitenciarias para los primeros meses de 2015 que la sobrepoblación en el CEFERESO 1 supera el 28 por ciento. La organización dijo que “en cuanto a las investigaciones con las que se busca identificar a los cómplices de la evasión, será indispensable que las declaraciones de los implicados no se obtengan mediante prácticas violatorias de los derechos humanos como la tortura o amenazas, ni mediante la violación de sus derechos procesales.

“Nuestras autoridades deben tener presente en todo momento que ninguna declaración obtenida mediante estas prácticas es legalmente válida en un proceso penal de acuerdo con convenciones internacionales firmadas por nuestro país o la misma legislación mexicana”.

Por último, expresa, “la compleja tarea de resarcir la afectación que la fuga de Guzmán Loera causa a la imagen del gobierno y su capacidad para impartir justicia no se logrará sometiendo a las 250 mil personas en situación de reclusión en México a abusos de autoridad como respuesta del Estado ante los hechos registrados el pasado sábado.” Es necesario atender la corrupción presente en la operación del sistema de justicia y generar las capacidades que lleven a una mayor gobernabilidad de estos centros”.

Lo cierto es que la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera exhibe la debilidad institucional ante la corrupción, acusa el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en un mensaje extraordinario. Exige una investigación, un deslinde de responsabilidades de todos los niveles y recapturarlo mediante un despliegue de toda la capacidad de inteligencia y rastreo del Estado mexicano. La causa o explicación de esta segunda huida “del capo más emblemático del crimen organizado en México”, afirma, se localiza en el punto donde “se anudan la corrupción y la negligencia”.

El primer escape fue el 19 de enero de 2001, con el panista Vicente Fox Quesada en la Presidencia. Había sido capturado en Guatemala el 9 de junio de 1993. Con esa primera huida “quedó de manifestó su capacidad de corrupción” de las instituciones. Para el CCE es inadmisible que, con esos antecedentes, la autoridad penitenciaria y gubernamental no activara los controles y supervisiones “que impidieran se repitiera el lamentable fenómeno”. Por lo tanto, el organismo urge poner en orden el sistema penitenciario: conocer los controles de confianza que hay sobre el personal carcelario y las investigaciones regulares sobre su patrimonio. También, pide, retomar los trabajos y aprobar las reformas relacionadas con seguridad y justicia. Que el binomio corrupción e impunidad no pongan en entredicho el avance de las reformas.

Hay que esperar porque los diferentes sectores de la sociedad ya están trabajando y criticando la actitud que ha asumido el gobierno federal respecto a esta fuga, que seguramente será un hecho histórico para las próximas  generaciones. Lo que hay que decir es que quien esté coludido en la fuga, deben ser responsabilizados con todo el peso de la ley, aunque bien sabemos cómo se maneja la Ley en México, Si no hay que preguntarle a Rogelio Cortes, director de seguridad pública del estado de México que goza de toda la impunidad posible.

Porque además de estar inventariado en la corporación tiene las puertas abiertas para mantenerse en el cargo y recibir todo el dinero que le envían sus muchachitos por concepto de los moches que reciben a nombre de él. “hay que entrarle con el  jefe para que nos deje trabajar, es lo que dicen los elementos cuando se refieren al patrón”. Hasta mañana y ojo cuídese porque no hay penal que mantenga al  Chapo para darse a la fuga. Vaya un saludo al secretario general de gobierno, José Manzur Quiroga que ya pasó el proceso electoral y nos dio la entrevista, ahora que está la situación de la corporación de la cual él es el jefe tampoco y seguramente cuando sea aspirante a la gubernatura por parte del PRI en el 2016, será más difícil. Claro hay que decirlo que en el 2017 Eruviel Ávila deberá ser relevado. No se preocupe, señor secretario, estamos esperándolo, con mucha paciencia. Los  periodistas no les corre prisa. Cuídese porque los fríos están del cocol. [email protected]

Recibe nuestro boletín informativo, suscríbete usando el formulario