LA DEMOCRACIA LENTA

Norberto Bobbio afirmaba que en una dictadura las peticiones son lentas y las respuestas rápidas. Lo primero, porque nadie o muy pocos se atreven a encarar a los dueños del poder y, lo segundo, porque  las respuestas no se tienen que consultar con nadie. En cambio, en democracia, hay rapidez en las peticiones –por la libertad existente para realizarlas-, pero lentitud en las respuestas. El proceso que se tiene para atender todas las solicitudes es lento por los múltiples involucrados que participan y por los mecanismos existentes para la toma de decisiones.

Dichas afirmaciones tendrían que ser atenuadas por lo que afirmaban, entre otros, Ferdinand Lasalle y Gaetano Mosca. El primero, respecto de la influencia decisiva que tienen los grupos fácticos de poder en la conducción de las naciones. La influencia que tienen los grandes organismos empresariales, los gigantes de los medios de comunicación, las transnacionales, la iglesia católica, entre otros. Por otra parte Mosca advertía de la influencia y la naturaleza depredadora de una clase política que tiene como misión la preservación del poder por todos los medios y en todo tiempo.

Por lo anterior, que no nos sorprenda que ante la mínima manifestación pública de los grupos empresariales y la complicidad o sumisión de la clase política, sean frenadas algunas decisiones  como la denominada “Ley tres de tres “. En todo caso habría que matizar que la democracia a veces es lenta y que siempre es selectiva. No es lo mismo una solicitud de millones de ciudadanos inconformes con la desaparición de estudiantes o la represión de los trabajadores, que las demandas de los grupos fácticos de poder de frenar políticas que afecten sus intereses corporativos y financieros. Y eso sucede en todas partes. En algunas más, en algunas menos.

 

 

 

 

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