JÓVENES CONSTRUYENDO el FUTURO: las DEFICIENCIAS del programa estrella de AMLO

Becarios realizan actividades que no están relacionadas con las carreras que estudiaron

Imagen de internet

A las 7 de la mañana, Christian Ernesto Reyes inicia su jornada como becario de Jóvenes Construyendo el Futuro, cuando un vehículo de Embotelladora Las Margaritas de Coca-Cola pasa por él a su casa, en Cuautla, Morelos. Junto con un promotor de ventas, el joven visita a entre seis y doce clientes de la refresquera cada día. Le toca limpiar los refrigeradores y hacer el “frenteo” (acomodar el producto para que tenga buena vista), también le informa al tendero sobre las promociones y los faltantes, y lo anima a hacer el pedido.

El joven tiene carrera universitaria. Egresó de ingeniería industrial hace un año. Pero como nadie le dio trabajo por no tener experiencia, decidió inscribirse a Jóvenes Construyendo el Futuro. Éste, uno de los programas estrella del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, a cargo de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), ofrece a personas de entre 18 y 29 años que no estén trabajando ni estudiando vincularlos con una empresa donde recibirán capacitación por un año. También les otorga una beca de 3 mil 600 pesos al mes.

Otros siete becarios en Embotelladora Las Margaritas, que en total tendrá 50 participantes de Jóvenes Construyendo el Futuro, confirmaron en entrevista que están desempeñando las mismas funciones de Cristián, entre ellos hay pedagogos, ingenieros y abogados.

Coca-Cola también tiene becarios en su empresa de helados y lácteos, Santa Clara; ahí los jóvenes atienden a los clientes: preparan y sirven helados, y todo lo de café. Nancy Hernández está de miércoles a domingo, de 1 de la tarde a 9 de la noche, en la sucursal de Manacar. Los empleados de la empresa de lácteos ganan en este puesto entre 4 mil 600 y 6 mil pesos al mes. El nivel de estudios que se pide es preparatoria concluida o trunca, lo que quiere decir que les basta con secundaria.

  • Cuando se le solicitó a Horacio Duarte, subsecretario de empleo, y quien lleva la batuta del programa, los datos de en qué áreas se estaban capacitando los becarios y de qué nivel de estudios, aseguró que no tenía disponible la información, pero se comprometió a enviarla a este medio, lo que no sucedió.
  • Animal Político también solicitó, vía transparencia, la información desagregada sobre en qué áreas y actividades específicas se están capacitando los becarios del programa, y cuál era su nivel de estudios, pero la STPS respondió que no tenía esa información desagregada.

¿Manos gratis?

Cuestionada sobre si Coca-Cola se genera ahorros al tener a los participantes de Jóvenes Construyendo el Futuro, la firma respondió, a través de su área de Comunicación, que no se están ahorrando salarios ni ganando nada porque no están sustituyendo con aprendices a su propio personal, por ejemplo en el caso de Embotelladora Las Margaritas.

Decir que una compañía no gana nada ni se ahorra nada con este tipo de programas es, al menos, una imprecisión. De acuerdo al estudio Aprendices del Siglo XXI, ¿un modelo para América Latina y El Caribe? del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las empresas tienen un aumento de productividad con la presencia de becarios, aunque estos no sustituyan a su personal, lo que se traduce en ganancias.

  • “La relación costo-beneficio depende en gran medida de la cantidad de tiempo que el aprendiz dedica directamente a funciones productivas”, afirma el análisis.
  • En una evaluación de Programas Registrados de Aprendices (Registered Apprenticeships, RA) en Estados Unidos se concluyó –refiere el estudio del BID– que las empresas que participan en estas iniciativas obtienen ingresos sustancialmente mayores. “Nueve años después, los participantes del RA ganaron en promedio 5,389 dólares más que las empresas, con características similares, que no tuvieron jóvenes capacitándose”.

Esa productividad está tan comprobada, que en los países más avanzados en la implementación de estos programas, las empresas les pagan un salario a los aprendices, porque aun cuando se están capacitando, desempeñan una labor, que genera beneficios a la compañía.

En Alemania, Austria, Inglaterra o Estados Unidos, el pago se fija como un porcentaje del salario mínimo (en Alemania es 60%), pero éste aumenta a medida que el joven incrementa su productividad.

Además de un pago directo al aprendiz, se establece también un contrato entre la empresa y quien va a recibir la capacitación, esos contratos –señala el análisis del BID– otorgan a los aprendices derechos laborales muy similares a los de cualquier otro trabajador e incluyen disposiciones especiales en cuanto a número de horas de trabajo, duración del período de “empleo”, vacaciones y remuneración.

En México, el gobierno es el que les da la beca de 3 mil 600 pesos al mes a los jóvenes del programa. También les otorga seguro médico, a través del IMSS. Las empresas no están obligadas a darles nada como pago ni tienen ninguna obligación contractual con los becarios.

Lo que pasa con México y otros países de América Latina –explica Laura Ripani, coautora de Aprendices del Siglo XXI– es que si las empresas les otorgan un pago a los becarios, por legislación, eso ya implica una relación laboral. Por eso, en los países donde se establece un pago de parte del sector privado, se han hecho legislaciones especiales que permiten el cofinanciamiento de las compañías sin que se genere una relación contractual.

En América Latina, Brasil es el ejemplo, allá se les paga a los aprendices un salario y se firman “contratos de aprendizaje”, así el joven obtiene acceso a las contribuciones al seguro social, al seguro de desempleo y al fondo de garantía por tiempo de servicio, además de un fondo accesible en caso de enfermedad, compra de una casa o terminación repentina del empleo. Al mismo tiempo, el contrato contiene disposiciones especiales en cuanto al número de horas de trabajo./ANIMALPOLITICO-PUNTOporPUNTO

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https://www.animalpolitico.com/2019/05/jovenes-futuro-fallas-carencias-programa/

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