La VIRULENTA LUCHA entre los CÁRTELES JALISCO (Mencho) y SINALOA (Chapos) crece a L.A.

Más de un tercio de la creciente producción de cocaína en Colombia llega a Ecuador y desde los puertos ecuatorianos sale rumbo principalmente a EE.UU. y Europa.

La violenta lucha que han mantenido los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación se extiende al ombligo de América Latina.

Ahí, en Ecuador, las bandas locales han emulado el estilo sanguinario de los capos mexicanos, una situación que obligó al gobierno de Guillermo Lasso a decretar un Estado de excepción para el combate frontal de las organizaciones criminales. Al igual que en México, el principal motivo del encono es la venta y distribución de drogas, así como el control de las plazas.

  • Para lograr su objetivo, las mafias mexicanas han subcontratado a bandas locales. El Cártel de Sinaloa se hizo de los servicios de Los Choneros, que desde hace dos décadas operan actividades delictivas en el sur de Ecuador. Mientras que Jalisco Nueva Generación tiene como brazos armados a Los Lobos, Los Lagartos y Los Tiguerones.
  • Integrantes de las fuerzas armadas ecuatorianas cuentan a MILENIO que estas cuatro bandas mantienen una fuerte presencia en las calles de diversos departamentos del país, donde controlan el narcomenudeo, la extorsión, el contrabando y las ejecuciones.

A la par, las autoridades han dado duros golpes a las estructuras criminales, un éxito que derivó en otro problema: ahora los narcotraficantes controlan las principales penitenciarías del país, lo que ha dejado decenas de reclusos muertos.

Una muestra del poder bélico de los cárteles mexicanos se asoma detrás de las rejas: de los 40 mil presos que habitan en las cárceles de Ecuador, 25 mil forman parte de las bandas que trabajan para Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, revela un informe de la Coordinación de Seguridad Penitenciaría de la Policía.

El periodista Arturo Torres ha investigado los vínculos entre los cárteles mexicanos y las mafias de la región. En entrevista con este diario comenta que las huestes locales de Joaquín El Chapo Guzmán y Nemesio El Mencho Oseguera superan por mucho a los 30 mil efectivos que forman parte del Ejército ecuatoriano.

Primer acercamiento

En los años 90, los cárteles colombianos estaban en su apogeo y tenían en jaque a las autoridades estadunidenses; más al norte, en México, nacían las primeras organizaciones delictivas que pasaron de la producción y traslado, a la operación de rutas de drogas hacia Estados Unidos. En aquellos tiempos, Miguel Ángel Félix Gallardo, entonces líder del cártel de Guadalajara, llegó a Ecuador para encontrar acuerdos, negocios, con Jorge Hugo Reyes Torres, quien ya trabajaba para Pablo Escobar en la ruta ecuatoriana.

Así, Reyes Torres pasó a formar parte de la nómina del grupo delictivo del llamado “Jefe de jefes”, para el trasiego de toneladas de cocaína desde Colombia, pasando por Ecuador hacia México y Estados Unidos. Era tal la relación entre los capos que, de acuerdo con la tesis “Erradicar el narcotráfico: dialéctica del poder y la sociedad de consumo”, del profesor Luis Fernando Cedeño de la Universidad Metropolitana del Ecuador, “Miguel Ángel Félix Gallardo fue compadre de bautizo de Jorge Hugo Reyes Torres y se tiene constancia: visitó al capo sinaloense en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México en 1990”.

El capo ecuatoriano tuvo una breve pero influyente vida criminal, en la que, literalmente, un Ciclón lo envió a la cárcel en dos ocasiones, obteniendo su libertad definitiva en junio de 2009.

  • El periódico El Universo reportó que 49 personas, entre ellas policías y militares activos y en retiro, fueron arrestadas el 19 de junio de 1992. Las autoridades las acusaron de ser parte de una red de narcotráfico encabezada por Jorge Hugo Reyes Torres, un empresario que en ese entonces tenía 39 años.
  • La policía nacional estimaba que su fortuna estaba valuada en cientos de millones de dólares. Y afirmaba que la había adquirido con dinero de las drogas.

“El operativo se denominó Ciclón. Con su fuerza arrasadora, cientos de policías se movilizaron por diferentes zonas del país e incautaron más de 50 propiedades, entre haciendas, departamentos, bodegas, además de decenas de vehículos, muebles, joyas, obras de arte, armas y más”, relata el medio ecuatoriano.

Del operativo se derivó una serie de juicios, trece para ser exactos, por los delitos de narcotráfico, asesinato, secuestro y testaferrismo.

  • En aquel entonces, Reyes Torres fue declarado culpable por el delito de narcotráfico y le fue dictada una pena de 14 años. Apenas cumplió ocho años y siete meses se acogió al recurso del 2 por 1, que permitía salir libre al cumplir la mitad de la pena, siempre y cuando demostrara buena conducta.

Fue liberado en 2001. Sin embargo, tras diez meses en libertad fue juzgado por el mismo delito y recluido para pagar la pena completa. Finalmente fue liberado el 12 de junio del 2009, luego de que dos jueces desecharon la sentencia condenatoria.

La lavadora de El Chapo

Las endebles y laxas leyes fiscales en Ecuador han propiciado la creación de cientos de empresas fantasma que han sido utilizadas por los cárteles mexicanos para lavar sus recursos. Desde 2008, Joaquín “El Chapo” Guzmán inició sus vínculos en Ecuador, en particular en el puerto de Manabí, desde donde despegaban y embarcaban toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y México.

Durante el llamado Juicio del Siglo en Nueva York, los hermanos Álex y Jorge Cifuentes, principales nexos del cártel de Sinaloa en Colombia, revelaron que pagaba al general Telmo Castro 100 dólares por cada kilo de cocaína que pasaba de San Lorenzo (Esmeraldas) a Quito, Guayaquil y Manta, en camiones con logos militares.

Esas flotas se anclaban en lanchas ecuatorianas cargadas con cocaína e iban hacia Centroamérica. Los hermanos Cifuentes relataron que un sobrino de El Chapo, Tomás, visitó Ecuador. Su objetivo era supervisar los envíos de las cargas ilegales.

  • Al respecto, las autoridades de Ecuador respondieron mediante un comunicado en el que Ejército ecuatoriano mencionó que el militar vinculado con El Chapo fue arrestado en 2009 por la policía, durante un operativo antinarcóticos, y puntualizó que ya no pertenecía a las fuerzas armadas.

Durante el juicio en Nueva York también se dio a conocer que El Chapo poseía tres empresas fantasma en Ecuador: la línea aérea Lincandisa SA, la comercializadora empresarial Team Busines SA y la gestora Gestorum SA.

Aunque las compañías están disueltas en la actualidad, formaron parte de las mil 822 empresas fantasma registradas por el Servicio de Rentas Internas (SRI) de Ecuador, las cuales causaron pérdidas por un valor de 2 mil 681 millones de dólares.

Mariachi en Colombia

Con la última aprehensión de Joaquín Guzmán, y la cadena perpetua dictada en una corte de Nueva York, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) siguió los pasos de las mafias de Guadalajara y Sinaloa para extender su territorio a Ecuador y hacerse de la plaza.

Arturo Torres, editor de Código Vidrio, comenta que la organización delictiva liderada por Nemesio Oseguera, El Mencho, tiene vínculos con los grupos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes poseen plantíos de coca en los límites con Ecuador.

  • Apenas el 10 de septiembre de este año, la Policía Nacional decomisó en una vivienda de Guayaquil 9.5 toneladas de droga, propiedad del CJNG.
  • El editor de Código Vidrio recuerda la llegada de Álex Izquierdo Bueno, alias El Mariachi o El Mexicano, uno de los operadores de la mafia de Jalisco en Sudamérica, detenido apenas el 21 de enero de este año.

Este capo se hacía pasar por un empresario dedicado a los espectáculos. Utilizaba esa fachada para comprar droga en laboratorios del departamento de Nariño y luego enviarla a Guatemala o Costa Rica, donde otros operadores del CJNG la trasladaban a México y Estados Unidos. Tras cuatro meses de seguir sus pasos, autoridades de Colombia, Estados Unidos y Ecuador detuvieron al operador.

Crisis carcelaria

Así, con una fuerte influencia en las rutas ecuatorianas, y con el aumento del narcomenudeo en las calles de Ecuador, los cárteles mexicanos han subcontratado a las bandas locales para continuar con sus disputas.

En lo que va del año se han reportado cuatro enfrentamientos en cárceles de Ecuador que han dejado como saldo 119 muertos y otras decenas de heridos. Sinaloa y Jalisco han llevado sangre y fuego a los centros penitenciarios, desde donde se controlan las actividades delictivas de las calles. “¿Qué posibilidad tienes de enfrentar a las megabandas? Es imposible.

Apenas hay mil 500 guardias de seguridad para controlar a 40 mil presos”, asegura Torres. El periodista investigador añade que el trasiego de cocaína ha aumentado en la región.

“Eso significa que hay más réditos para las bandas, por eso es que tienen el poder armado, el poder de comprar absolutamente a todos los funcionarios que ellos quieran, o si no eliminarlos a través del sicariato”, detalla Torres.

Ecuador pasó de ser país de tránsito a un centro de distribución de la droga

Así definió el portal especializado InsightCrime a Ecuador, apuntando al hecho de que más de un tercio de la creciente producción de cocaína en Colombia llega a Ecuador y desde los puertos ecuatorianos sale rumbo principalmente a EE.UU. y Europa.

Washington acaba de incluir a Ecuador en su lista de países con mayor tráfico o producción de drogas.

  • Según expertos, en los últimos años ha sufrido un cambio de paradigma: ya no estamos hablando de un país «de tránsito» de la droga, sino de uno en el que se almacena, se procesa y se distribuye.
  • «El paradigma que teníamos hasta hace 10 años, que era básicamente un país de tránsito, ya cambió. Ya no lo somos», le dice a BBC Mundo el periodista Arturo Torres, quien se ha dedicado a investigar el tema del narcotráfico en la nación andina.

«El país ha ido dando diferentes saltos. Pasa de un país de tránsito a un país de acopio y de plataformas internacionales de distribución, y da un salto más, a un país procesador», coincide el coronel Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia militar y ahora analista en seguridad y defensa.

Ese cambio de paradigma se nota en la mayor cantidad de droga —principalmente cocaína— decomisada, en el cada vez más habitual descubrimiento de laboratorios, pero también en el aumento de la violencia.

Esta última es particularmente visible en las cárceles.

Apenas a finales de septiembre se registró la peor masacre en la historia carcelaria de Ecuador: un enfrentamiento entre bandas rivales en el Centro de Privación de Libertad Número 1 en Guayaquil dejó 119 fallecidos y 81 heridos.

Esas bandas están ligadas con el narcotráfico, y se disputan el control territorial tanto dentro como fuera de la cárcel.

Más decomisos

«El tema del tráfico de drogas siempre ha estado ahí», le dice a BBC Mundo el general Giovanni Ponce, jefe de Antinarcóticos de la Policía de Ecuador.

«En Colombia se producen más o menos 1.200 toneladas de droga al año. De ellas, alrededor de 450 en los departamentos de Nariño y Putumayo, que son fronterizos con Ecuador. Y de esas 450, alrededor de un 50% ingresaría por nuestra frontera, unas 200-250 toneladas».

  • El aumento de la producción de cocaína en Colombia ha llevado a cifras récord de incautación, también en Ecuador.
  • El incremento de las aprehensiones de droga en territorio ecuatoriano se registra desde 2018.
  • De hecho, «es el país de Sudamérica no productor de cocaína que más droga incauta», dice Renato Rivera, investigador de la Red Latinoamericana de Análisis de Seguridad y Delincuencia Organizada (Relasedor).

Según cifras de la Policía Antinarcóticos ecuatoriana, en 2019 se decomisaron 79 toneladas de droga; en 2020, 128; y hasta el 6 de octubre del 2021 se habían decomisado 136 toneladas. La proyección de las autoridades es que al cierre de este año se aprehendan alrededor de 170.

«El 70% de esa droga es cocaína lo cual ya da un contexto de la importancia de ese mercado en Ecuador», señala Rivera.

Los expertos consultados por BBC Mundo señalan varios factores que explican cómo Ecuador escaló desde ese país de tránsito a tener un mayor protagonismo en las redes de narcotráfico de América Latina.

«Efecto globo»

La fumigación y erradicación de cultivos ilícitos llevadas a cabo por las autoridades colombianas tuvieron como resultado una «transfronterización» de los mismos, sobre todo a partir de los primeros años 2000.

Es lo que se conoce como «efecto globo», según el cual cuando se reprime la producción de drogas en una región, esta aumenta en otras.

  • Por ese efecto, «las acciones gubernamentales contra el narcotráfico en Colombia obligaron a trasladar gran parte de la infraestructura del crimen organizado hacia otros países, como Venezuela, desde donde sale cerca del 50% de la droga de Colombia, Ecuador por donde sale el 37,5% y Brasil, por donde sale cerca del 12,5%», explica el coronel Pazmiño.

Dos rutas del narcotráfico atraviesan Ecuador desde Colombia.

Una es la del Pacífico, donde la droga ingresa por la provincia de Esmeraldas hasta los puertos del país, principalmente en las provincias de Manabí y Guayas. Y la otra la ruta amazónica, a través de la cual la droga ingresa por Sucumbíos y se dirige a Brasil y otros países de la región.

«Ese tipo de acciones lo único que han hecho es trasladar una parte de ese holding delictivo hacia otros países con mejores características para que el negocio pueda seguir floreciendo».

  • En 2017 Naciones Unidas alertó de que el 35% de los cultivos ilícitos estaban a menos de 10 kilómetros de la frontera con Ecuador.
  • Renato Rivera, resalta que cada vez se hallan más cultivos de hoja de coca en el lado ecuatoriano de la frontera, en las provincias de Esmeraldas y Sucumbíos.
  • «Las organizaciones criminales a veces aprovechan los vacíos legales en la delimitación del límite político que entre Ecuador y Colombia para sembrar cultivos», dice».

«También hay una especie de cultivos mixtos, en los que la palma africana, que se siembra mucho en la zona de Esmeraldas y de Sucumbíos, se mezcla con la hoja de coca».

Sin embargo, para el general Pazmiño el papel de Ecuador en términos de cultivo «no es relevante» si se compara con lo que se produce del lado colombiano.

«La mayoría del cultivo se realiza en Colombia. Aquí hay unas pequeñas cantidades, pero son mínimas, yo diría irrisorias, con relación a lo que se produce en el lado colombiano».

  • Desde Antinarcóticos coinciden: «Los cultivos acá realmente no existen, somos un país de tránsito y acopio de drogas».
  • Pero lo que sí ha aumentado en Ecuador es el número de laboratorios de procesamiento, sobre todo cercanos a los enclaves productivos de cocaína del sur de Colombia, Nariño y Putumayo.
  • «Allá (en Colombia) se cultiva y se comienza a macerar esa droga. Posteriormente se lo pasa a los laboratorios y cristalizaderos que están ya en territorio ecuatoriano y luego a los centros de acopio y las plataformas internacionales de distribución para la salida al exterior», explica Pazmiño.

Según cifras dadas a BBC Mundo por la policía, en lo que va del año se han detectado cuatro laboratorios cristalizaderos en las provincias fronterizas de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, donde la pasta de cocaína se refina para transformarla en clorhidrato de cocaína.

Todo este contexto atrae a carteles y grupos delincuenciales extranjeros, una tendencia que se vio reforzada por otros hechos tanto internos como externos.

Cierre de la base de Manta

Mientras se da todo este desplazamiento de ese «holding delictivo» se produce un hecho que para algunos analistas es fundamental: el desmantelamiento de la base militar estadounidense en Manta, en la costa ecuatoriana, en 2009.

Desde dicha base se rastreaban aeronaves utilizadas por narcotraficantes.

Su cierre fue una promesa electoral de Rafael Correa, quien, una vez en la presidencia, anunció que no se renovaría el contrato para su utilización, argumentando que la base violaba la soberanía de Ecuador.

  • La prohibición de la presencia de bases extranjeras en el país fue incluida en la nueva Constitución aprobada en 2008.
  • Como resultado de su cierre, según InsightCrime, «la cooperación antinarcóticos con los países de oferta y demanda entre los que se encuentra Ecuador se redujo al mínimo».
  • «Fue un punto importante de inflexión a partir del cual se permitió la penetración casi total del crimen organizado transnacional», dice Pazmiño.

«Es fundamental, porque ejercía un control de las narcoavionetas que ingresaban al espacio aéreo ecuatoriano y también hacía un control sobre las lanchas rápidas que salían a abastecer a las embarcaciones en alta mar».

El general Ponce es claro al respecto: «Se tomaron decisiones equivocadas y creo que nos está pasando la factura».

«Con el tiempo esas decisiones han permitido que las organizaciones (delictivas) hayan ido fortaleciéndose, agrega.

Sin embargo, para Renato Rivera esa decisión tuvo una «connotación mucho más política, al estar vinculada a las relaciones con EE.UU., que de impacto en la seguridad interna o en el combate al narcotráfico que se hace desde el Estado»

«La base de Manta tenía un rol de avanzada. Se hacía un monitoreo de vigilancia aérea. Pero tras su cierre no hubo un impacto en términos de aumento de homicidios ni en la caída de la cantidad de droga incautada», agrega.

Para el investigador de Relasedor, sin embargo, hubo un elemento que tuvo un impacto mucho mayor en la transformación del país en la cadena del narcotráfico: los efectos colaterales del acuerdo de Paz en Colombia.

La desmovilización de las FARC

En septiembre de 2016, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz con el Estado colombiano. Las negociaciones con la otra guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), están estancadas.

  • Las FARC controlaban las cadenas de producción y distribución de la cocaína y la desmovilización de la guerrilla generó cambios estructurales en el tráfico de la droga no solo en Colombia, sino también en Ecuador, que pasó a tener mucho más protagonismo en el esquema del narcotráfico, según Renato Rivera.

Hubo grupos disidentes dentro de las FARC que se quedaron al margen del acuerdo de paz.

«Estos grupos ya no siguen necesariamente la doctrina de las FARC y esto lleva a una especie de descentralización del negocio del narcotráfico», dice Rivera.

  • Tanto Rivera como Arturo Torres apuntan a que estos grupos, que se mantienen especialmente en la frontera con Ecuador, en los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, se alían con los carteles mexicanos y otras organizaciones europeas, principalmente de los Balcanes occidentales, que llegan a la zona.
  • Es una realidad que ha incluido la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en su reporte de 2021.

En él señala que «en los últimos años, varios otros grupos europeos han surgido como actores importantes en el envío de cantidades significativas de cocaína a Europa, también estableciendo presencia y contactos propios en América Latina».

«Hasta cierto punto, esto puede haber sido facilitado por un panorama criminal cada vez más fragmentado en Colombia a raíz de la desmovilización de las FARC-EP», prosigue el texto.

«La proliferación de grupos delictivos no estatales, armados y más pequeños, la ausencia de organizaciones monolíticas que controlan las diversas etapas de la cadena de fabricación y tráfico de cocaína y la mayor compartimentación de estas actividades, puede haber generado nuevas alianzas y cadenas de suministro».

El informe se refiere en concreto a grupos de Albania, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Montenegro y Serbia.

  • «Entonces no solo tienes la participación de las FARC y el ELN ahí, sino esas nuevas organizaciones colombianas, junto con organizaciones internacionales, que crea una especie de disputa territorial y un aumento de la violencia que tiene implicaciones para Ecuador».
  • Entre esas organizaciones internacionales también destacan dos carteles mexicanos: el de Sinaloa, que según Torres empezó a operar en Ecuador aproximadamente en 2003 con el envío de emisarios y un perfil bajo, y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

«En 2016 empezamos a tener las primeras alertas de que el CJNG está entrando con fuerza en Ecuador. Y empieza a tejer alianzas con los grupos colombianos disidentes de las FARC, y empiezan a disputarle los territorios al cartel de Sinaloa, pero de una manera discreta, sin exposiciones ni guerras abiertas», explica Torres.

«En México ocurre lo mismo: el CJNG empieza a disputarle ya de una manera más violenta al cartel de Sinaloa y a Los Zetas el protagonismo. Y ahora mismo Ecuador se convierte en un espejo de lo que ocurre en México».

Lucha por el territorio y aumento de la violencia

Aunque los niveles de violencia en Ecuador aún distan mucho de los de otros países de América Latina, expertos y autoridades alertan de un aumento sin precedentes de la tasa de homicidios.

  • En un año, la tasa de muertes violentas subió un punto, y pasó de 6,7 en 2019 a 7,7 en 2020 por cada 100.000 habitantes —el promedio de América Latina es de 17,2—, la más alta de los últimos años.
  • InsightCrime destaca Guayaquil como «punto crítico» de violencia en Ecuador debido a los «constantes enfrentamientos entre pandillas, las cuales pasaron de asesinar a sus víctimas en las calles y en reuniones familiares a secuestrar y matar cada vez más a sus objetivos a lo largo del año».

Es una realidad que el general Ponce reconoce: «Hay un aumento inusitado de muertes violentas, especialmente en la provincia de Guayas y en la ciudad de Guayaquil es donde se ha concentrado la violencia».

«Y esto está ligado a la lucha por el territorio por el tráfico de drogas».

En los puertos de Guayaquil, según Antinarcóticos, es donde se ha decomisado más droga. «Alrededor del 95% de las aprehensiones», dice Ponce.

Uno de los escenarios de violencia son las cárceles.

  • El de septiembre fue el tercer motín registrado en una prisión ecuatoriana en lo que va de 2021, tras los ocurridos en febrero y en julio, que dejaron 79 y 22 muertos, respectivamente.
  • Detrás de ellos está, según las autoridades, la lucha de distintas bandas delictivas ecuatorianas por el control de los centros penitenciarios.

«Este control territorial se va aplicando en las cárceles porque se necesita dominar los espacios y reducir la capacidad operativa de la otra banda», explica Pazmiño.

«Por eso son los enfrentamientos, los ajusticiamientos que se dan en las cárceles y que también se replican fuera, en las ciudades, justamente por donde pasa la mayor cantidad de las rutas hacia los centros de acopio».

Vínculos con el narco mexicano

InsightCrime explica que los grupos criminales ecuatorianos tradicionalmente operan de manera fragmentada, actuando fundamentalmente como subcontratistas de organizaciones criminales extranjeras.

«El aumento de la violencia criminal en general en Ecuador es por las disputas territoriales que hay entre las organizaciones criminales por las rutas y los servicios de seguridad que están empleando las organizaciones mexicanas», agrega Rivera.

  • Según los expertos, en Ecuador hay varias organizaciones locales trabajando con los carteles mexicanos.
  • Entre ellas están Los Choneros, que han cooperado históricamente con el cartel de Sinaloa; y Los Lobos, Los Lagartos y Los Tiguerones con el CJNG.
  • «Estas trabajan sobre todo dando seguridad en las rutas ilegales y las caletas del narcotráfico cercanas a los puertos de Manabí y Guayas», dice Rivera.

Para el general Ponce, sin embargo, aún son muy pocos los casos debidamente investigados que muestran esa relación.

«En lo histórico, tenemos señalados, desde el 2013 al 2021, alrededor de 11 casos en los cuales las investigaciones han determinado que efectivamente había un tipo de relación con el cártel de Sinaloa», dice.

«En 2020 se encontró por primera vez alguna relación con el CJNG. Son muy pocos los casos debidamente investigados», subraya.

Aunque «sí parece claro que los carteles envían emisarios a Ecuador, que les ayudan a hacer las coordinaciones para mover la droga», agrega.

¿Pero es realmente Ecuador un nuevo escenario del enfrentamiento directo entre el cartel de Sinaloa y el CJNG?

  • Según Rivera, no hay suficientes estudios para determinar que esta disputa tiene un impacto en la violencia criminal en Ecuador.
  • Para Arturo Torres, más que en la lucha directa entre esas dos organizaciones mexicanas, la clave está en el microtráfico.
  • «Donde realmente hay una confrontación es con las bandas (locales) por el microtráfico», explica.

«Tienes en un escalón superior a los carteles que operan a través de delegados que mandan acá, no solamente los mexicanos, también los europeos. Pero ellos no se pelean, no se confrontan, porque ellos básicamente hacen negocio».

Según el periodista, los grandes carteles lo que hacen es pagar por sus servicios a estas bandas con cocaína, que estas venden para obtener dinero.

«Las bandas son las que se disputan el microtráfico y por eso es que esa disputa va a ese nivel, la del territorio y la venta a nivel local».

«Un kilo de cocaína acá en el país cuesta US$2.500. De ese kilo obtienen 10.000 dosis y cada dosis la expenden en US$2. Multiplicado, son US$20.000. Invirtieron 2.500 y obtuvieron una rentabilidad de 17.500», contextualiza el jefe de Antinarcóticos./Agencias-PUNTOporPUNTO

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