Ayer martes el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció en conferencia de prensa que su país dejará de apoyar financieramente a la Organización Mundial de la Salud (OMS); esto, según Trump, por la mala gestión y encubrimiento de la propagación del coronavirus. Cabe decir que la Unión Americana es el principal contribuyente de ese órgano internacional pues solo en el año anterior destinó unos 400 millones de dólares.
El mandatario norteamericano acusó a la OMS de no actuar con transparencia y de confiar en la información de las autoridades chinas, considera que el trabajo del Organismo debió ser más profesional por lo que estaba obligado a enviar expertos para evaluar objetivamente la situación. Trump expresó que se hubieran evitado muchas muertes si la gestión de la OMS hubiera sido oportuna.
En un nuevo episodio de la rivalidad con China, el domingo pasado Trump hizo público su descontento con el gigante asiático, pues consideró que Pekín ocultó información sobre la pandemia; en su discurso se refirió al COVID-19 como el “virus chino”, lo cual el gobierno de ese país tomó como una expresión racista.
El número de muertes por COVID-19 en Estados unidos ascendió ayer a 25 949, con un aumento de 2 129, el mayor número registrado por día; este país reporta más de 500 mil casos confirmados de contagio y unas 48 mil personas recuperadas. Nueva York se ha convertido en el estado más afectado al interior de la Unión Americana, con un total de 202 208 casos confirmados y 10 834 personas fallecidas a causa del virus.
En este contexto, Trump señala a China y la OMS como los principales responsables de la propagación del coronavirus a nivel mundial, por ende, responsables también de lo que ocurre en Estados Unidos; se trata, sin duda, de una estrategia para evitar la responsabilidad que tiene como mandatario ante la crisis de salud, pues en su momento minimizó los riesgos que representa la pandemia. En enero de este año, en el Foro Económico de Davos, dijo: “lo tenemos todo bajo control”, obviando las advertencias de la capacidad de propagación del COVID-19.
Es indudable que el titular de la Casa Blanca sigue pensando en las elecciones presidenciales de noviembre de este año, sabe que si no logra controlar la propagación y muertes originadas por el virus, sus posibilidades de lograr un nuevo mandato se reducen. Esta decisión de retirar el apoyo económico a la OMS es una medida radical, en plena contingencia sanitaria, que pretende lo muestre como un mandatario que tiene el poder y el control, aunque no sea así.
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