No pasa y otra vez deberá esperar la reforma política del Distrito Federal

Fracasa la reforma política de la ciudad de México al cruzar el último tramo de la época de reformas estructurales del estado mexicano, de modificación de las relaciones laborales y de reglas para la competencia electoral, por lo que deberá de nuevo esperar.

La reforma política es el primero de los grandes problemas para el Distrito Federal, la intensión de darle una nueva calidad como entidad federativa antes de llegar a la Cámara de Diputados la minuta del Senado naufragó por el rechazo explícito de PAN, Morena, Movimiento Ciudadano y Panal, por lo que no pasa.

Esas fuerzas políticas, se dice, argumentaron escasez de tiempo para dictaminar y lagunas en materia de ejercicio democrático.

Ricardo Anaya, dirigente del PAN, dijo “la posición del grupo parlamentario del PAN es que no vamos aprobar al vapor una reforma de esa magnitud. Nos parece un despropósito pretender que una minuta que implica una profunda reforma a la Constitución se estuviera votando el día de mañana.”

Los diputados esperaron el documento para darle el trámite legislativo en la mesa directiva, turnándolo a las comisiones revisoras y aplicándole la primera lectura.

En las primeras horas del último día de trabajos legislativos de la Cámara de Diputados, la minuta no llegaba y al mediodía la negativa del PAN, Morena, Movimiento Ciudadano y Panal enterró la posibilidad mínima de procesarla, dándole el golpe definitivo de esperar a la próxima legislatura, o sea, fracasar.

Para el recuento de daños, de los acuerdos y desacuerdos, para situar hasta donde se llegó y como se llegó. Un poco antes, meses antes, centrales sindicales señalaron su postura en contra al exponer la intensión de cancelar derechos sindicales de contratos colectivos a cambiarles de su estado jurídico laboral.

La sobrerrepresentación de grupo político oculta a la conformación del constituyente, dando la facultad al presidente de la República y al jefe de Gobierno del Distrito Federal de designar a un número de sus integrantes.

La Asamblea Constituyente de la Ciudad de México se compondrá de 100 diputados; 60 serán elegidos en el principio de representación proporcional; 14 senadores, 14 diputados, seis designados por el Presidente de la República y seis por el jefe de Gobierno del Distrito.

Se reconoce la autonomía del Distrito Federal y se elimina las delegaciones políticas para ser las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, que serán encabezadas por un alcalde.

La Ciudad de México contará con su propia Constitución como la ley fundamental de la entidad y la ALDF tendrá facultad para aprobar adiciones o reformas, como hacen los congresos en otras entidades.

Se considera a más tardar el 31 de enero de 2017, para la instauración de una Asamblea Constituyente que deberá aprobar la primera Constitución Política de la Ciudad de México. La elección para la conformación de la Asamblea Constituyente se realizará el primer domingo de junio de 2016, para instalarse el 15 de septiembre.

El Distrito Federal contará con un Sistema Nacional de Información Estadística y Geografía, datos que serán considerados como oficiales; la Ciudad de México estará obligada a vigilar los recursos federales que se ejerzan o administren en las demarcaciones territoriales; el Ministerio Público de la Federación se organizará en una Fiscalía General de la República como órgano público y autónomo.

La Constitución Política de la Ciudad de México deberá establecer en uno de sus apartados las normas y las garantías para la protección de los derechos humanos.

Todo proceso de cambio lleva implícito de acuerdo a la correlación de fuerzas y el talento de los actores, participantes o protagónicos, el que las cosas cambien completamente o al alcance posible, o en el peor de los casos de negarse a cambiar, más también el querer cambiar para que todo siga igual.

La democracia debiera representar el traer mejoras en libertades y calidad de vida, la llamada democracia política y económica, para los habitantes del Distrito Federal, poco se ha dado a entender o explicado esto, por eso el poco interés del ciudadano de a pie, de Juan Pueblo.

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