Reflexión a la madre

DAVID CONTRERAS

Bienvenidos al mejor diario digital de México: www.puntoporpunto.com/web y a la sección “sexo y salud”, en esta ocasión y a manera de reconocimiento por el día de la madre celebrado el 10 de mayo de cada año, hoy abordaremos el tema “reflexión para la madre”, esperando sea del gusto del lector; te recuerdo el correo electrónico en espera de tus comentarios, dudas y sugerencias jdcmpuntoporpunto.com/[email protected]  así como la dirección de twitter del autor: @jd_contreras

Desde tiempos ancestrales se ha hablado mucho acerca de la mamá acerca de lo que es, qué significado tiene y el valor que cada quien le damos y, en realidad es poco lo que podamos hablar a favor de aquel ser humano del género femenino que toma la fuerte decisión de generar vida dentro de su vida, es decir, acepta compartir su torrente sanguíneo, su propio oxígeno y hasta sus minerales y reservas energéticas con una nueva vida que como todo, tiene un inicio incierto.

Como es bien sabido, un embarazo es la unión de las células germinales de ambos sexos, la cual puede ser o no bajo la conciencia total de ambos seres, incluso puede darse el caso de ser producto de un acto violento o sin el consentimiento de alguno de ellos, o simplemente un descuido por el uso inadecuado del método anticonceptivo; sin embargo hoy en día existen varias alternativas para cuando se da un embarazo imprevisto, no planeado o no deseado y eso incluye la legislación en algunos países a nivel mundial donde la ciudad de México figura como una de ellas donde legalizaron el aborto bajo el término: interrupción legal del embarazo (ILE).

Teniendo este precedente en el marco legal; queda muy claro que la mujer que toma la fuerte decisión de permitir el libre y natural desarrollo de un nuevo ser  fecundado dentro de su propio ser, es porque asi lo quiere, independientemente de los factores externos que incluyen una pareja sentimental a su lado o no, o un sustento económico que garantice la estabilidad al binomio madre-hijo.

Por ello es que hoy en día las autoridades a nivel nacional e internacional promueven programas gubernamentales de apoyo a toda madre desde el periodo de gestación hasta los primeros años de desarrollo.

Ahora bien, existe lo que conocemos como madre biológica la cual gesta en su vientre ese nuevo ser, y que en su proceso de formación y desarrollo intrauterino toma algunas de las características propias de la madre a través del sistema de transferencia de genes o herencia genética; por otro lado existe la madre adoptiva la cual por circunstancias propias de la vida, toma la fuerte decisión de tomar la vida ya formada en otro ser, a sabiendas que no fue gestado en su vientre y que por tanto no posee las características genéticas familiares ni los rasgos físicos personales.

Es una realidad que toda mujer decidida a ser madre biológica, tiene que contemplar los cambios que su cuerpo externo e interno experimentará con el consecuente hecho de que su cuerpo jamás volverá a ser el mismo.

Existen etapas de la gestación con cambios específicos para cada nivel de desarrollo; todo inicia con molestias generalizadas como nauseas, vomito, episodios de diarrea alternados con estreñimiento, momentos de bulimia y otros de anorexia, un estado de somnolencia casi permanente y sin horario definido así como la famosa pica que son los antojos a veces obsesivos por algo inusual.

En una segunda etapa ya se observan cambios físicos como el crecimiento abdominal que conlleva cambios en los hábitos urinarios por no poder retener el mismo nivel de orina, la presencia de prurito (comezón) por el estiramiento de la piel lo que lleva de la mano en la mayoría de las mujeres la aparición de líneas marcadas en la piel llamadas estrías.

En una tercera etapa intrauterina, los cambios son más evidentes y la dificultad hasta para dormir y caminar se vuelven algo cotidiano, de la misma forma que la dificultad para comer y digerir debido al aumento de volumen uterino que comprime parcialmente el tubo digestivo, aunado a la dilatación vascular periférica llamadas várices por el sobrepeso pélvico que además provoca edema de las piernas, y por si fuera poco el insomnio en esta etapa es común, en ocasiones asociado a la preocupación y estrés que la futura madre experimenta por la llegada a la vida extrauterina del nuevo ser, esto sin olvidar los riesgos de alteraciones metabólicas como la diabetes gestacional y la hipertensión por el mismo embarazo.

En fin estos son solo algunos de los cambios que la mayoría de las mujeres experimentan en el transcurso de un embarazo, sin embargo y a pesar de lo ya mencionado, existen mujeres que deciden por segunda o tercera ocasión volver a gestar una nueva vida con la consecuencia lógica de cambios en su cuerpo, y como mencionábamos en un inicio, ya nada será igual porque han decidido compartir todos sus nutrientes aunque ello signifique tener uñas frágiles o dentadura inestable, o disminución de su densidad en los huesos a largo plazo.

Hasta aquí nos referimos a la vida intrauterina que lleva promedio 40 semanas o nueve meses si hablamos de una gestación a término, porque han de saber que no todo tiene un final feliz, pero este tema será motivo de otra historia.

Siguiendo un orden cronológico ahora corresponde mencionar al momento del nacimiento, ya sea vía abdominal en cesárea o vía natural por la vagina; cabe señalar que ambas vías de interrupción del embarazo tienen pros y contras, entre los que destacan el proceso doloroso de las contracciones uterinas y que decir del momento mismo de la salida del producto, imaginemos lo que tiene que dilatarse la vagina para permitir que salga un ser vivo de 3 kg de peso en promedio aunque los hay más grandes; y hablando de la operación cesárea lo que significa el trauma quirúrgico, sus riesgos y la recuperación.

Tomando en cuenta que algunos de los cambios mencionados son irreversibles, hay que reconocer de entrada, mucha valentía decidir ser mamá.

De hecho ahora es un nuevo inicio, la vida extrauterina que incluye al principio un periodo de lactancia promedio entre 6 y 12 meses, mismo ocasiona aumento en volumen y temperatura de las glándulas mamarias y una constante producción láctea independientemente de las actividades cotidianas que la madre ya realiza.

Conforme aumenta la edad del recién nacido aumentan las preocupaciones y el nivel de responsabilidad para la madre, entre los que podemos mencionar, ser un buen ejemplo permanente de hacer todo en forma correctamente como el vestir, el lenguaje, la disciplina dentro y fuera de casa.

Todo ello sin mencionar que en un instante que pasa desapercibido es decir cuando menos se da cuenta, ahora la madre ya tiene muchas funciones y responsabilidades para con el hijo como: ser su tutor, maestro y guía, ser su nutrióloga, su sastre, cocinera de buen sazón porque no come otro alimento que no sea el preparado por su madre, su niñera y nana, su guardaespaldas, su enfermera y médico de cabecera, su chofer, Santa Claus y Reyes magos, arquitecto y hasta en ocasiones el plomero, jardinero y carpintero personales; independientemente que tenga que desempeñar un trabajo fuera de casa y cumplir con una jornada laboral completa.

Agregado a esto vemos como la madre posee la fuerza suficiente para hacer frente a cualquier dificultad que signifique una amenaza para su hijo y tiene el valor necesario para defender con su vida misma si es necesario, la integridad del hijo.

He llegado a pensar fuera de la ciencia médica que toda madre posee poderes sobrenaturales por tener ese sentido extra que le permite ver a través de las paredes y observar alrededor de su entorno de 360 grados para precisar lo que más le valiera ignorar pero necesita saber, además de la capacidad de alimentar a toda su familia a pesar de escasos recursos con que cuenta.

Esa mujer capaz de robarte una lagrima cuando la estás describiendo y que de la misma manera sabe cómo consentirte porque te conoce desde su propio vientre y te ha cambiado pañales y alimentado con su seno materno, te ha educado, cuidado en tus enfermedades, te cargó la mochila escolar y la mochila de la vida, te dio las bases de la religión, te enseñó el lenguaje que ahora utilizas y antes que aprendieras a valerte por ti mismo en la lectura, era ella quien te leía el menú del restaurante, un libro de historietas y hasta los subtítulos de tu película favorita, ha velado tus sueños sin que tú te dieras cuenta, fue en varias ocasiones tu cómplice, te ayudó a madurar y por si no te has dado cuenta te ha cargado en sus brazos cuando más dificultades y problemas has presentado …  y no solo en tu etapa de niño.

En fin vaya mi reconocimiento personal a todas y cada una de las mujeres que decidieron ser mamá en una ocasión o en varias y que solo ellas saben lo que significa dar vida dentro de su propia vida con mucho anhelo, dedicación y emoción por tener a quien compartir su experiencia como seres humanos.

Por ello estoy convencido que la madre es la mejor obra de Dios, porque entre muchas cualidades tiene el don de curar cualquier malestar, desde el dolor de una pierna rota hasta el dolor de un amor frustrado, y cuando llega el momento en que tiene que partir de esta vida terrenal, se convierte en la estrella más brillante del firmamento y que además jamás se aparta de nosotros ni pierde su brillo personal porque es y será por siempre nuestra estrella.

De esta manera concluimos esta “reflexión para la madre”, esperando sea del gusto del lector; te recuerdo el correo electrónico en espera de tus comentarios, dudas y sugerencias jdcmpuntoporpunto.com/[email protected]  así como la dirección de twitter del autor: @jd_contreras y hasta la próxima edición de la sección “sexo y salud” en el mejor diario digital de México www.puntoporpunto.com/web