Fundador de Frente Nacional es expulsado del desfile del Día del Trabajo en París

Imagen: tomada de Twitter
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AGENCIAS

El ultraderechista Frente Nacional (FN), que cada primero de mayo rinde homenaje a la patriótica figura francesa de Juana de Arco, retiró hoy de la celebración oficial al fundador y presidente de honor del partido, Jean-Marie Le Pen, por sus recientes declaraciones antisemitas.

El partido que lidera su hija, Marine, obligó a Jean-Marie Le Pen, de 86 años, a dar un paso atrás después de que insistiera en describir las cámaras de gas de la Alemania nazi como un «detalle» de la Historia.

El decano líder ultraderechista no estaba invitado a desfilar junto a la actual presidenta de la formación ni a tomar la palabra en la tribuna instalada en la plaza de la ópera de París, como hacía cada año.

«Eso no interesa a nadie más que a los periodistas», dijo la líder del FN cuando la prensa le preguntó por la «ruptura» con su padre durante la marcha con los simpatizantes de extrema derecha.

El octogenario Le Pen llegó a la marcha parisina entre cánticos de «Jean-Marie, Jean-Marie». Con visibles dificultades para desplazarse tras sufrir recientemente una hospitalización menor, el exmilitar y eurodiputado evitó polemizar sobre el distanciamiento en el seno de su familia, sanguínea y política.

«Cada uno está en su sitio», se limitó a decir el carismático político.

Por su parte, el vicepresidente del FN, Florian Philippot, reconoció en declaraciones a «BFM TV» que existe un «desacuerdo profundo» entre las formas más moderadas de Marine Le Pen y las muy controvertidas opiniones de su padre, que este lunes rendirá cuentas ante el órgano disciplinario de su partido.

«Quizá hay que tener la sabiduría de saber irse», deslizó Philippot, que abogó por que Jean-Marie Le Pen mantenga su libertad de palabra pero sin que esta «comprometa al FN», un partido que en las últimas citas electorales ronda el 25 % de aprobación y que desde la llegada al timón de Marine, en 2011, inició un proceso de renovación para acercarse a un electorado menos radical.

Más allá de la batalla cainita, la intervención de la presidenta del FN junto a los simpatizantes «frontistas» se vio notablemente perturbada por al organización feminista radical Femen en dos ocasiones.

Primero, cuando Marine Le Pen se acercó a depositar una ofrenda floral ante la estatua de Juana de Arco y dos activistas irrumpieron la escena filmada por las cámaras de televisión a pecho descubierto y con el eslogan: «Le Pen TOP fascist».

Ya en la tribuna, una vez que su padre había abandonado la concentración, su discurso resultó perturbado de nuevo por otras tres militantes la misma organización feminista, que también en «topless» y ante la prensa hicieron el saludo nazi desde un balcón cercano.

Le Pen tuvo que interrumpir su alegato durante varios minutos hasta que los servicios del orden del partido desalojaron -con contundencia- a las activistas y desmontaron las banderolas con parafernalia nazi que habían desplegado en la balconada.

Finalmente, Le Pen pudo tomar la palabra y continuar con normalidad el mitin, en el que lanzó una diatriba contra la inmigración masiva, le islamismo, la Unión Europea (UE), su moneda única y los grandes partidos de Francia: el Partido Socialista de François Hollande y la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy.

«El agujero negro de la UE se lo traga todo» y «por todas partes vemos que Europa ordena y los gobiernos ejecutan», dijo la líder de la extrema derecha francesa en un discurso en el que se dirigió principalmente a las familias y a las clases populares.

Aparte de los actos convocados por el Frente Nacional, el 1 de mayo en Francia es también el escenario de las tradicionales marchas de los trabajadores, con un telón de fondo de divisiones entre los distintos sindicatos.

La mayoritaria CGT, junto con FSU, Solidaires y Unsa, se dieron cita en París contra la austeridad del gobierno socialista, mientras que la CFDT convocó un «festival» joven en la capital. Por su parte, Force Ouvrière eligió Burdeos (sur) para desplegar su artillería y los sindicatos CFTC y CGC renunciaron a participar en los actos.

«El sindicalismo francés padece, al mismo tiempo, por su división y por la multiplicación de sus actores», resumió en los micrófonos de «Europe 1» Bernard Thibault, líder de la CGT durante 14 años, hasta 2013.

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