Rebelión Tricolor en Milpa Alta; Repudian a Jorge Alvarado

Por Jorge Martínez

Jorge Alvarado Galicia, ex delegado del PRI en Milpa Alta, antes de ser político no tenía “ni en qué caerse muerto”.

Sin embargo, desde el ejercicio del poder político y tras una pésima gestión 2015-2018, se volvió multimillonario.

La enorme fortuna conseguida por el saqueo delegacional le permitió comprar ranchos, bodegas, autos de lujo y muchas casotas tipo narco con alberca gigante, inmensa riqueza mal habida que con cinismo presume en redes sociales.

Ahora quiere volver a la rapiña y en la zona sur de la CDMX, es un clamor que ya compró la candidatura del maltrecho PRI, pues así lo presume el clan Alvarado, y partido al que traicionó en 2018, para contender por la Alcaldía Milpa Alta.

Es vox populi que pagó millones en la búsqueda de una “licencia tricolor para robar”, pues no habría la menor posibilidad que el PRI le diera la candidatura a un traidor, dicen los indignados priistas de la zona.

Si no fuera por las maletas de dinero puestas a disposición de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre a través de su empleado de confianza, Israel Betanzos, dicen los priistas, sería imposible que algún Alvarado de Milpa Alta fuera candidato del PRI.

Los tricolores milpaltenses aseguran que Alvarado Galicia se siente “todo un Fouché de pulcata” por lo tenebroso de su accionar político y no dudan que tenga acuerdos oscuros incluso para perder con las siglas compradas del PRI, con tal de que llegue al poder su pandilla por otro partido.

Los cada vez más escasos militantes tricolores de esa alcaldía, odian a Alvardo Galicia, a toda su familia y a su clan de saqueadores, porque el entonces delegado no tuvo empacho en apoyar con recursos públicos en 2018 al actual alcalde José Octavio Rivero Villaseñor quien llegó al cargo por Movimiento Ciudadano, tras un convenenciero chapulinazo, pues toda su vida militó en el PRD.

Indignados por la alta traición de Alvarado a quien ven impresentable por el saqueo y la corrupción habida en su gestión, los priistas le dirigieron una dura petición el pasado 13 de diciembre al presidente nacional del CEN tricolor Alejandro Moreno Cárdenas: que el PRI expulsede sus filas a Jorge Alvarado Galicia, a su hijo Jorge Alvarado Robles y a Jorge Loza Alvarado.

Siguen esperando la respuesta, pero podrían llevarse la sorpresa de que no solo no los expulsen por corruptos sino que premien con una candidatura a la alcaldía de Milpa Alta a alguno del clan mafioso. Sería la guerra.

Ello, dicen los inconformes, sería un suicidio político para el tricolor porque  matarían al partido en esa región todavía tienen alguna fuerza competitiva y los propios militantes agraviados serían los ejecutores de esa muerte anunciada.

Y es que la posible candidatura de Alvarado Galicia o su hijo puso con los pelos de punta a las lastimadas bases tricolores locales que de inmediato pusieron el grito en el cielo y le exigieron al CEN poner orden y cerrarle la puerta a los traidores. No están dispuestos a ser usados y desechados de nueva cuenta.

Por eso la misiva de expulsión fue firmada por el todo el Comité Ejecutivo tricolor de Milpa Alta. Imponer a un saqueador o a su hijo que fue una voraz máquina de corrupción que engulló los presupuestos delegacionales con cinismo e impunidad, es un agravio abierto, dicen convencidos.

Los Alvarado, afirman, se enriquecieron bestialmente y se comportan como auténticos capos mafiosos.

Su negro expediente de saqueo fue el más grueso de su tiempo en el Congreso Local de la CDMX, pero Alvarado tuvo suerte y contó con el apoyo del diputado salinista Adrián Ruvalcaba, presidente de la Comisión de Administración Pública, quien lo salvó de ir a la cárcel.

Ser compañeros del PRI y hacerse de la vista gorda ante la rapiña de los demás saqueadores del PRD, Morena y demás, le permitió al diputado Ruvalcaba interceder con éxito por Alvarado quien le debe al salinista y actual Alcalde de Cuajimalpa, no pisar cárcel.

Alvarado con el salinista Ruvalcaba su protector de Cuajimalpa

Oscar Ponciano Espinoza Ortiz, presidente del PRI local, Fernando Arrieta, secretario; Viridiana Meza Olivares, del ONMPRI; Reynalda Yedra Martínez, de la CNC, Manuel René Carro, de la CNOP y Ubaldo Erik Alvarez de la Red de jóvenes tricolores, forman la primera línea del frente contra los Alvardo.

Ellos son testigos y víctimas de los excesos y la corrpción que enriqueció demencialmente a los Alvarado y su pandilla; a ellos les consta la tración al partido y los excesos patológicos de Jorge Alvarado quien  resultó todo un galán de pulquería.

Y es que una vez en el poder, Alvarado Galicia dejó de ser el hombre sencillo de campo que ganó múltiples simpatías y se convirtió en todo un don Juan de nopalera. En campaña se dijo amante de la familia y resultó cierto porque formó otras más. Un auténtico machín del poder.

Su romance con Mariana Moguel Robles, hija de Rosario Robles, y legisladora local tricolor en ese tiempo, fue todo un acotencimiento social pues tener como suegra (aunque fuera del segundo frente) a una secretaria de Estado no era cosa menor.

Mariana Moguel, “segundo frente” de Alvarado con y su madre Rosario entonces poderosa secretaria del despacho de Peña Nieto.

Las borracheras de ambos personajes, sus épicas empulcadas públicas y sus sueños de opio nutrieron la picareseca política en el rancho grande milpaltense.

Asimismo, mientras el padre disfrutaba abiertamente las miles del amor prohibido y su esposa oficial se hacía de la vista gorda gastando en lujos y joyas a manos llenas, su hijo, el ambicioso junior colocó a su novia Leslie Hernández Barranco como directora de Recursos Materiales y Servicios Generales de la Delegación. El arca abierta.

Allí, la nuera del delegado, sin tener el mínimo perfil para ocupar el cargo, pues tenia una licenciatura trunca en relaciones internacionales, ejerció centenas de millones de pesos y otorgó la mayoría de los contratos sin licitación; la adjudicación directa fue su fuente de corrupción favorita.

Alvarado colocó también como directora de Desarrollo Social a su sobrina, Carmen Salazar Alvarado, y puso en la nómina a sus sobrinos políticos como Zimri Barón Almazán, en Comunicación Social, y Karla Marlen Mancera Enríquez, en administración. Más de veinte parientes sangraron la nómina a plena luz del día.

Ahora el clan Alvarado quiere el poder de regreso. La moneda está en el aire y en breve se sabrá si el PRI apuesta por oxignerar a su partido en la zona o de plano sus líderes venden las candidaturas al mejor postor y de una vez por todas que acabe por hundirse la otrora poderosa nave tricolor.

Triste final para el partido con buena presencia histórica en Milpa Alta y que podría sucumbir por una corrupción sistémica y la impunidad abierta de sus autoridades.(pxp)

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