Derechos humanos, como “sembrar maíz en el desierto”

Hace unos días, en la Flacso-México (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) se presentaron los resultados de una investigación muy interesante sobre la relación entre la institucionalización de los derechos humanos y su ejercicio efectivo en algunos países de América Latina.
Este trabajo, que forma parte del ciclo “Los derechos humanos en tiempos de odio”, es realmente un ambicioso esfuerzo de la Flacso para establecer las relaciones entre las diferentes formas en las que se ha institucionalizado la protección de los derechos humanos con la economía, la democracia y el efectivo ejercicio de estos derechos.
El estudio parte de la hipótesis según la cual entre más institucionalización de los derechos humanos debe haber mayor disfrute; sin embargo, la investigación, realizada en Ecuador, Uruguay y México, dio resultados contrarios, y en el mejor de los casos atípicos.
Hay que recordar que a partir de los noventa en México hubo fuertes avances normativos que culminaron con la reforma del 2011 y con movilizaciones sociales, de recursos políticos y de políticas públicas en dirección a una mayor protección de los derechos.
El investigador y director de la Flacso-México, Francisco Valdés Ugalde, presentó los hallazgos para el caso mexicano y en ellos se concluye que en nuestro país hay una institucionalización intermedia y un goce medio de los derechos humanos. ¿Qué significa esto?, que “una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace” en la materia.
Esto, porque la cultura política está atada a las viejas estructuras funcionales del sistema hegemónico en las que es típico pugnar por tener una constitución ejemplar pero que no puede llevarse a la práctica. Según este estudio, existe una inercia y resistencia del Estado para liberar al poder judicial, resistencia que nace incluso en el propio poder judicial por estar muy arraigado a viejas tradiciones.
Una baja democratización y una economía poco consolidada, aunado a esta reincidencia generalizada en las malas prácticas hegemónicas, son un terreno poco fértil para una buena institucionalización y el ejercicio de los derechos humanos en México: “es como sembrar maíz en el desierto”, aseguró atinadamente Valdés en el texto.
Este estudio refleja en pocas palabras la realidad mexicana: los mexicanos no saben a dónde acudir para recibir asesoría judicial de calidad cuando se vulneran sus derechos porque recurrir al sistema de justicia genera desconfianza y significa que el más débil va a perder.
¿Qué tan profundo es este bache en derechos humanos? Muy profundo. Aquí un ejemplo: en México entre 2006 y 2014 hay 23 mil personas desaparecidas, 291 casos en manos de la justicia y tan sólo seis sentencias emitidas que reflejan la falta de acción del Estado mexicano.
La conclusión es determinante, no se avanzará en derechos humanos mientras las instituciones, en especial el poder judicial, insistan en permanecer arcaicas, obsoletas y atiborradas de privilegios.
PARA EL REGISTRO El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, toma protesta como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, y nos dicen que desde ahí comenzará su carrera presidencial. ¿No entenderá que es poco menos que un cartucho quemado? *** Desde hace mucho tiempo analistas hemos advertido de la situación de ingobernabilidad en Tamaulipas y la ineficacia del gobierno estatal para combatir la inseguridad. La madrugada de este miércoles, el Ayuntamiento de Reynosa, activó el Semáforo Rojo de emergencia por situación de riesgo en diversas colonias. “Situación de riesgo en Col. Villa Florida, Vista Hermosa y posibles situaciones y distintos puntos de la ciudad. Se recomienda Resguardarse en algún lugar seguro y tomar precauciones”, se alertó en la cuenta de Facebook del Ayuntamiento. Un virtual toque de queda. Tamaulipas está a cosa de nada de ser un estado fallido. Gracias y hasta mañana.
 
 
@betata75

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