Nuevo cardenal mexicano: el Papa está preocupado por la inseguridad en México

Imagen: Internet
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AGENCIAS

El recientemente electo cardenal mexicano Alberto Suárez está convencido de que uno de los motivos que tuvo el papa Francisco para nombrarlo fue la preocupación que el Sumo Pontífice tiene sobre la situación de violencia que atraviesa México.

Así lo confesó hoy en una entrevista telefónica con Efe desde su residencia de Morelia, donde está la arquidiócesis de la que es arzobispo y capital de Michoacán, uno de los estados más castigados por la violencia en los últimos años.

«El Papa quiere reconocer por un lado el dinamismo, la tradición, la importancia de la fe cristiana en México y luego pues también está preocupado por la actual situación que hoy vivimos de inseguridad, corrupción y crimen», dijo.

El pasado 4 de enero, el religioso recibió en una llamada «con total sorpresa» y como algo «inesperado» la noticia de que el próximo 14 de febrero será nombrado oficialmente cardenal, a sus 75 años y cuando ya pensaba más en el retiro que en seguir ejerciendo.

Asumió la noticia «con sentimientos encontrados», con «confianza» pero «con temor» por «la responsabilidad» y porque sus fuerzas «no son ya como las de otro tiempo».

Suárez nació en Celaya (Guanajuato) el 30 de enero de 1939, en donde se ordenó como sacerdote en 1964 tras estudiar Humanidades en Morelia y Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia).

En 1985 fue nombrado obispo de Tacámbaro y diez años después arzobispo de Morelia, recibiendo el palio arzobispal de manos del papa Juan Pablo II.

Esta zona de México ha sido donde ha desarrollado principalmente su labor. Allí se ubica gran parte de la conocida como Tierra Caliente por sus altas temperaturas pero también por la violencia imperante.

«Hay geográficamente algunos lugares estratégicos para que algunos hagan una especie de madrigueras o nidos, lugares poco comunicados pero que están cerca del gran puerto de Lázaro Cárdenas, lugares con desempleo en donde fácilmente seducen a jovencitos dándoles grandes cantidades para contratarlos como sicarios o colaboradores suyos», se lamenta.

En ese área estalló hace dos años lo que venía cociéndose hace tiempo, especialmente desde que en 2010 surgió la banda de narcotraficantes de Los Caballeros Templarios, una escisión de La Familia Michoacana, responsable de homicidios, secuestros, extorsiones y narcotráfico, entre otras actividades ilícitas.

El 24 de febrero de 2013, civiles de varios municipios se alzaron en armas para combatir al crimen organizado, obligando al presidente Enrique Peña Nieto a intervenir militarmente en el estado y a enviar a un comisionado, Alfredo Castillo, que legalizó las llamadas autodefensas en mayo de 2014 bajo la figura de los agentes de la Fuerza Rural.

Sin embargo, en diciembre pasado la violencia se recrudeció, con 11 muertos tras un enfrentamiento entre dos grupos antagónicos de dicha Fuerza Rural que hicieron ver que la tranquilidad está lejos de reinar en la zona.

Esta semana otras nueve personas murieron en el marco de un operativo realizado por fuerzas federales para liberar de una toma de hombres armados la alcaldía de Apatzingán.

Los párrocos de este y otros municipios han denunciado que esta situación de violencia también la sufren los religiosos.

«He hablado con el obispo de Apatzingán y de Lázaro Cárdenas y están preocupados. Ellos piden que las autoridades tengan mayor cuidado, una estrategia más inteligente y a largo plazo, que no quieran acabar todo a base de la fuerza bruta», dijo el cardenal.

Para encarara esta crisis, abogó por «una nueva evangelización», trabajando «desde la base en la integración familiar, en una mejor educación y sobre todo en un compromiso de fe».

Pese a que México es el país con más católicos del mundo después de Brasil, muchos viven «la dicotomía» de tener «el sentimiento, la práctica festiva de la religiosidad» pero un «mínimo o nulo compromiso social», algo que «no es un cristianismo auténtico», denunció.

Aunque tras la noticia de su nombramiento no ha tenido contacto con el papa Francisco, Suárez lo conoció en una reunión en mayo y cuenta que le encantó «su estilo tan sencillo, tan espontáneo, tan pastoral y con un sentido de libertad de espíritu».

Una forma de ser que ha quedado patente en sus opiniones más abiertas sobre la homosexualidad o en su rotunda condena a la pederastia dentro de la Iglesia.

«No podemos ser ajenos a esa problemática. El Papa nos está dando la pauta, nos está dando ejemplo de tratar todo con la verdad, con caridad y con justicia, que son los tres ingredientes para resolver y afrontar cualquier problema», explica.

La reunión de mayo tuvo lugar con grupo de religiosos mexicanos, quienes insistieron al Papa sobre «el deseo que tienen los mexicanos» de que visite México y quizás Michoacán, uno de los destinos que más se barajan.

«Estoy deseoso de que pudiera visitar estas tierras y bendecirnos», confesó Suárez, pero eso, añadió, «Dios lo dirá».

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