El clero negocia con la delincuencia

¿En qué tanto se involucrarán los sacerdotes de comunidades asediadas por el narco y la delincuencia? Llama poderosamente la atención que ahora los religiosos sean blanco de grupos criminales y algunos hayan sido asesinados y desaparecidos.
Esto mismo se preguntó el obispo de Chilpancingo, Guerrero, monseñor Salvador Rangel Mendoza, por lo que decidió poner manos a la obra, y en días recientes este valiente clérigo se reunió con grupos criminales en busca de una solución a la violencia contra líderes religiosos.
Rangel Mendoza asegura que vio la necesidad de buscarlos a raíz de las amenazas que algunos sacerdotes recibieron, y lo hizo, dijo, porque “vale la pena dialogar, ver caras, escuchar sus razones para actuar como lo hacen, porque Guerrero está casi enteramente en manos de narcotraficantes».
Pero lo cierto es que no va por poca cosa; asegura que la iglesia ya logró entablar conversaciones con casi todos los grupos delictivos que operaban en Guerrero, y hasta se ofreció para ser mediador en caso de que el gobierno decida buscar un diálogo con el crimen organizado.
La labor de este pastor sorprende porque sabemos que los representantes religiosos tienen la capacidad de expresar el descontento de las comunidades, pero a lo largo de su historia la Iglesia Católica mexicana se ha caracterizado más por su timidez que por su activismo.
En años recientes líderes religiosos han levantado sus voces en medio de la violencia. En 2013, un grupo de obispos en Michoacán se manifestó en contra de los Caballeros Templarios en la región de Tierra Caliente, y en el estado de Oaxaca, el sacerdote Alejandro Solalinde se ha dedicado a ayudar a los migrantes que están en peligro de convertirse en víctimas de grupos criminales, por lo que ha recibido numerosas amenazas.
Los esfuerzos de Rangel Mendoza están enfocados en frenar la violencia hacia los sacerdotes, y responde a la incapacidad del Estado para lidiar con el crimen organizado en Guerrero y en muchas partes del país; no obstante, resultan inusuales los ataques de los últimos meses, cuando por años los sacerdotes han sido pieza neutral.
Los que saben me comentan dos hipótesis, o bien reciben un castigo por recibir dinero del narcotráfico a cambio de dádivas eclesiásticas no muy claras (una práctica común), o se declaran abiertamente en contra de las actividades delincuenciales al grado de pedir a la feligresía denunciar a criminales, aunque sean sus vecinos.
Atrás quedaron los crímenes pasionales o agresiones relacionadas con pederastia, hoy, el clero se dice listo y dispuesto a ser un actor importante en pro de la seguridad, aunque queda por ver si la Iglesia está dispuesta a asumir un papel más activo en esta mediación entre la sociedad civil y los criminales.
PARA EL REGISTRO Me da tristeza ver cómo la izquierda se ha pervertido al punto de perder y negar sus ideales. El candidato del PRD para la gubernatura del Edomex, Juan Zepeda, en su afán de ganar las preferencias electorales que no le favorecen, propuso un día de asueto pagado a mujeres trabajadoras del estado, algo similar al aumento de sueldo a las fuerzas armadas de López Obrador, luego de criticar al ejército acusándolo de asesino. ¿Dónde quedaron esas grandes propuestas de país que acostumbraba enarbolar la izquierda mexicana? Gracias y hasta mañana.
 
 
@betata75

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