El titubeo del Senado

Con la negativa del Senado de la República para votar una necesaria desaparición de poderes en Guerrero, se comienza a escribir un capítulo más de la política encubridora en este país.
Los senadores no terminan de entender que el asesinato y desaparición de estudiantes en Iguala es un trágico hecho de justicia ocasionado por una mala práctica de la política que obliga a su intervención.
Las bancadas del PAN y del PRI en la Cámara Alta acordaron posponer hasta el 4 de noviembre la presentación del dictamen respecto a la desaparición de poderes, a fin de dar espacio a que la Comisión de Gobernación y el Subgrupo de Seguimiento viajen a esa entidad para recabar pruebas sobre la gobernabilidad.
¿Qué detuvo a los legisladores para pronunciarse en torno a una decisión tan clara?
Nos cuentan que desde que el PAN hizo la propuesta en cuestión, el PRD lanzó un discreto cabildeo al interior de las bancadas para retrasar una decisión que pudiera afectar a su gobernador Ángel Aguirre Rivero.
En honor a la verdad, los perredistas no lo defienden a capa y espada, pero lograron imponer la idea de que la decisión que tome el Senado debe estar basada en pruebas que se recopilen de motu propio, y no en argumentos basados en los medios de comunicación.
Según el PRD, sería un error que la cámara se pronunciara en torno a una crisis que ha sido enmarcada en una campaña de linchamiento mediático.
Lo que se logró fue obtener tiempo para que la administración guerrerense compruebe que el estado funciona perfectamente y que las instituciones no presentan irregularidad alguna. A lo que apuestan es a sustentar legalmente que no hay condiciones para destituir a su gobernador.
Pero lo cierto es que con estas acciones, que en poco ayudan a la localización de los 43 estudiantes secuestrados, la política una vez más estaría pervirtiendo una resolución de índole puramente social y de justicia, y estamos a punto de ser testigos de cómo se usa el aparato político para proteger a servidores públicos ineptos.
¡Entendamos!, debe desaparecer el Poder Ejecutivo de Guerrero, porque el gobernador no gobierna, solo asiste a su despacho y, como buen burócrata, emite decretos, firma documentos, pone en marcha programas sociales, pero no vela por la seguridad y no se preocupa por la corrupción de sus instituciones de justicia.
Es un mandatario obtuso y omiso que tuvo indicios de que el narco y la delincuencia organizada infiltró a gobiernos municipales —los cuales debe supervisar— y no hizo absolutamente nada.
Debe desaparecer el Poder Legislativo de la entidad, porque los diputados locales no hicieron mucho para mejorar la situación del estado, y la aplastante mayoría del PRD es afín al gobernador. Los legisladores solo sirven como institución porque ejercen un presupuesto, pero al no ser un contrapeso real, son parte de esta gran irregularidad.
Y debe desaparecer el Poder Judicial, porque es parte de este ambiente que ha permitido que Guerrero se convierta en un estado cínico e ingobernable, donde pueden pasar masacres sin castigo alguno.
Dice el Partido Revolucionario Institucional que es difícil pronunciarse en torno a la desaparición de poderes en Guerrero como lo quiere el PAN, “porque se podría generar un conflicto político”.
¡Por favor!, es lógico que el PRD defienda al ex priista que tienen como gobernador, pero el PRI no debe caer en este malabar político; es hora de ver más allá de los intereses partidistas y emitir una medida que beneficie directamente a los ciudadanos, ¿o qué, esperamos otro Ayotzinapa para que reaccionen?
PARA EL REGISTRO Lentos se ven los asesores del Gobierno Federal en torno a la imagen de México en el extranjero. En los últimos días, la popularidad que el presidente Enrique Peña Nieto había adquirido gracias a las reformas estructurales, se ha ido en picada. Lo usual en estos casos es que esté en marcha una campaña para contrarrestar un poco la estrepitosa caída de México en el contexto mundial, pero no vemos a la gente de Los Pinos haciendo algo al respecto. Algunos dicen que los elementos de esta administración no están preparados para contingencias de este calibre, y pues comenzamos a creer eso. ¡A los asesores les urge asesoría! Gracias. Hasta mañana.
 
 

 

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