Resentimientos

Tuvo que renunciar el titular del Instituto de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Pedro Salmerón, por sus dichos enalteciendo las acciones de la Liga 23 de septiembre, quienes dieron muerte en septiembre de 1973 al empresario regiomontano Eugenio Garza Sada.

El también historiador calificó de «valientes» a los integrantes del grupo guerrillero, lo que le valió el repudio de la clase empresarial, del Tec de Monterrey y cierto sector del panismo nacional.

El error de Salmerón fue hacer una declaración en el ejercicio del cargo que ostentaba, con una evidente fobia al malogrado empresario neoleonés y una simpatía a un grupo guerrillero cuyo paso por la historia ha sido juzgada.

Si bien es cierto que en el ejercicio de la academia es posible, y hasta obligado, asumir una postura crítica sobre los asuntos públicos, en el ejercicio del poder se gobierna para todos, incluso para con quienes no se está de acuerdo.

La Liga 23 de septiembre se originó en Guadalajara en 1973, pero tuvo su presencia estelar el 23 de septiembre de 1965 en el asalto al cuartel de Madera en Chihuahua.

Eran los tiempos de la guerra fría, en los que la seguridad nacional giraba en torno al dominio ideológico para impedir la expansión del comunismo en el mundo, en los que Estados Unidos ejercía su dominio ideológico.

En México el PRI gobernaba sin oposición en todas las entidades federativas y municipios, quedaban muy pocos integrantes de los llamados cachorros de la revolución, esa clase política o militar que había participado de manera directa con los protagonistas de la revolución mexicana, o bien, con sus colaboradores cercanos, como Hermenegildo Cuenca o Marcelino García Barragán, quienes para 1917 eran militares con rangos menores y que se desempeñaban como ayudantes de Estado Mayor.

Sin embargo, en el mundo se configuraban nuevos modelos políticos, económicos y sociales. La guerra de Viet Nam causaba la mayor deshonra al ejército norteamericano y la burla en el Kremlin soviético; la carrera armamentista comenzaba un nuevo frente en el espacio, cuando en 1961 la URSS llegaba a la órbita de la tierra con Yuri Gagarin, lo que obligó a la administración del presidente Kennedy apresurar el programa espacial de la NASA.

México en el juego de la diplomacia y por su posición geopolítica se convertía en el amigo que occidente y oriente querían tener. Las embajadas de países del bloque socialista, como URSS, Alemania del Este, China, y Yugoslavia, destinaban una gran cantidad de personal y recursos a sus representaciones en México. Cuba, por ejemplo, se convirtió en gratitud en un gran aliado del gobierno mexicano, toda vez que, desde territorio nacional, los hermanos Fidel y Raúl Castro junto con Ernesto Guevara, diseñaron el asalto al cuartel de Moncada de 1959, cuando Fidel era un modesto archivista en el IMSS.

Además, México fue el asiento de la formación de líderes latinoamericanos, como Edén Pastora, el comandante cero, cuando pasó por las aulas de la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Por su parte, los Estados Unidos triplicaron la presencia de agentes de seguridad norteamericana en territorio mexicano para vigilar la actividad latinoamericana e internacional. Desde México se ejecutaron operaciones internacionales que definieron el destino de varios países latinoamericanos, cuando el mundo se revelaba en imponer modelos políticos, económicos y sociales.

Mientras tanto el gobierno mexicano se encontraba en la paradoja política de apoyar regímenes latinoamericanos de izquierda, mientras que reprimía su propia izquierda.

Todos estos son sucesos, algunos dolorosos de un México, que se hace innecesaria abrir viejas heridas políticas y sociales que se creían cerradas, produciendo resentimientos sin haber necesidad.

*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
Correo electrónico: [email protected]
Twitter: @racevesj

Recibe nuestro boletín informativo, suscríbete usando el formulario